Jue 15.12.2011

EL MUNDO  › LAS TROPAS ESTADOUNIDENSES TIENEN PREVISTO ABANDONAR EL 31 DE DICIEMBRE EL PAíS QUE INVADIERON

Obama se despidió de la guerra de Irak

Aunque criticó a su predecesor, George W. Bush, por haber empezado la guerra, el presidente estadounidense dijo que el conflicto bélico había dejado importantes lecciones y que los soldados volvían a casa con la frente en alto.

Si bien aún deben regresar alrededor de mil soldados a Estados Unidos, el presidente Barack Obama decretó ayer el fin simbólico de la guerra de Irak tras ocho años desde que su antecesor, George W. Bush, invadiera ese país. El saldo de la incursión bélica fue de 4500 soldados norteamericanos muertos y más de 100.000 iraquíes muertos. “La guerra en Irak pronto pertenecerá a la historia”, dijo Obama en Carolina del Norte, en un acto en la base militar Fort Bragg, donde dio la bienvenida a miles de soldados recién llegados de Irak. De ese complejo, sede de varias unidades de fuerzas especiales y la 82ª división de infantería aerotransportada, murieron 200 soldados desde 2003. Todas las tropas estadounidenses tienen previsto abandonar Irak el 31 de diciembre, en virtud de un acuerdo alcanzado con Bagdad.

Sin embargo, Obama prometió que Estados Unidos seguirá dando asistencia civil a Irak. Aunque una mayoría de los estadounidenses apoya el fin de la guerra, algunos miembros de la oposición republicana criticaron el retiro de Obama con el argumento de que deja detrás un Irak inestable y permeable a la influencia de Irán, algo que podría dañar los intereses norteamericanos. En el acto, el mandatario destacó el lado humano de la guerra, centrándose en el elogio del sacrificio de las fuerzas de su país. Obama recordó el principio del conflicto, que fue provocado sin el aval de la ONU, por su antecesor republicano, George W. Bush, con el pretexto de que el luego derrocado y ejecutado ex presidente iraquí Saddam Hussein tenía armas de exterminio masivo, una versión hoy completamente desacreditada. El mandatario recordó los primeros combates contra las fuerzas de Hussein, en marzo de 2003, y lo que calificó de la opresión de la insurgencia, es decir, los atentados con bombas, los ataques suicidas y de francotiradores. A su llegada a Fort Bragg, Obama se reunió con cinco soldados recién retornados de la zona de combate y con la familia de un militar muerto en la guerra.

El presidente explicó ya en varias ocasiones sus razones para terminar el conflicto, luego de haber prometido durante su campaña ponerle fin para focalizarse en la difícil situación económica que atraviesa su país, que desplazó a las guerras y la seguridad como las principales preocupaciones del electorado, según sondeos.

De cara a su salida de Irak, los militares estadounidenses han pasado los últimos meses cerrando sus bases y transfiriendo a los iraquíes el control de la seguridad de las distintas regiones del país. “Los últimos soldados estadounidenses se moverán hacia el sur por las arenas del desierto, y luego cruzarán la frontera de Irak con la cabeza bien alta”, dijo Obama. “Uno de los capítulos más extraordinarios de la historia de los militares estadounidenses llegará a su fin. El futuro de Irak estará en manos de su gente”, enfatizó el presidente.

Sin embargo, la violencia continúa en Irak. Ayer, la explosión de dos coches bomba dejó al menos dos muertos. Atentados similares mataron a 187 personas en noviembre, según el gobierno iraquí.

La administración Obama reconoció que esa violencia va a continuar, pero hizo alusión a progresos que se registraron en el último tiempo.

“Es un gran logro. Estamos construyendo una nueva asociación entre nuestras naciones. Y estamos poniendo fin a una guerra, no con una batalla final, sino con una marcha final a casa”, añadió.

El presidente recordó que, en 2003, cuando aún era legislador, se opuso a la incursión bélica comandada por George W. Bush. “Conocemos demasiado bien el elevado precio de esta guerra. Más de 1,5 millón de estadounidenses sirvieron en Irak. Más de 30.000 estadounidenses resultaron heridos, y se trata sólo de los heridos cuyas heridas son visibles”, agregó en alusión a las secuelas psicológicas que padecen algunos veteranos. “Cerca de 4500 norteamericanos perdieron la vida”, recordó el presidente. “Entre ellos 200 héroes caídos en el campo de honor provenientes de aquí, de Fort Bragg”, añadió. “Hoy hacemos una pausa para rezar por todas las familias que perdieron a un ser querido, porque todos son parte de nuestra gran familia estadounidense”, dijo.

El dirigente demócrata criticó duramente a su predecesor, George W. Bush, por haber emprendido esta guerra. Sin embargo, debió administrar las consecuencias del conflicto en el ámbito internacional y en el interno. La guerra contribuyó a aumentar el déficit presupuestario en el que todavía se debate su administración. El mandatario le dijo el lunes, al recibirlo en la Casa Blanca, al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, que la historia juzgará la decisión de emprender la guerra. “Los dirigentes y los historiadores seguirán analizando las lecciones estratégicas de Irak”, afirmó. “A pesar de todas las dificultades que enfrenta nuestro país, ustedes nos recuerdan que nada es imposible para los estadounidenses cuando son solidarios”, dijo el candidato a la reelección presidencial de 2012.

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