EL MUNDO › LAS ELECCIONES PERMANECEN EN PIE Y LA JUNTA MILITAR INDEMNIZA A LAS VICTIMAS DE LA REPRESION POLICIAL
Centenares de jóvenes, muchos de ellos con pañuelos palestinos al cuello, arrojaron piedras contra los soldados que, pertrechados con material antidisturbios, golpearon con bastones a algunos manifestantes en la plaza Tahrir.
Los enfrentamientos entre militares y manifestantes en el centro de El Cairo se extendieron ayer a la plaza Tahrir, en el segundo día de disturbios en la capital, donde ya han muerto al menos quince personas y más de 400 resultaron heridas. La batalla campal se trasladó de los alrededores de la sede del Consejo de Ministros a la plaza, que está en las proximidades, con los soldados irrumpiendo a pie para perseguir a los manifestantes y desmantelar la acampada de protesta.
Centenares de jóvenes, muchos de ellos con pañuelos palestinos al cuello, arrojaron piedras contra los soldados que, pertrechados con material antidisturbios, golpearon con bastones a algunos manifestantes. Mientras, en los laterales de la plaza una multitud de curiosos observaba a los manifestantes que avanzaban hacia el centro para retroceder en estampida cuando los soldados cargaban contra ellos.
Decenas de hogueras se consumían en el lugar donde ardían los restos de tiendas de campaña que, según los manifestantes, fueron quemadas por los militares. En el suelo de Tahrir se acumulaban los restos de la batalla como basura y adoquines arrancados de las aceras. Por la tarde, los soldados se replegaron a la calle Qasr al Aini, donde en la madrugada de ayer comenzaron los enfrentamientos, para proteger varios edificios gubernamentales que hay en la zona como la sede del Parlamento y el Consejo de Ministros, según informaron fuentes de los servicios de seguridad.
Esas fuentes señalaron que los manifestantes, muchos de ellos hinchas de clubes de fútbol locales, lanzaron bengalas, cócteles molotov y piedras contra los militares que custodian la Shura, Cámara alta del Parlamento. Los participantes en la protesta gritaban consignas como “el pueblo pide la caída del gobierno militar” y “el pueblo es una línea roja”.
Amira, de 17 años, se quejó de que “los que están atacando al ejército no son los manifestantes. Ahora en la plaza hay muchos matones infiltrados que buscan pelea y lanzan piedras contra los soldados”, dijo Amira, quien aseguró que ha acudido todos los días a la plaza para participar en la acampada contra el primer ministro, Kamal Ganzuri.
Precisamente, las palabras de Ganzuri en una rueda de prensa no contribuyeron a calmar los ánimos, ya que responsabilizó a los manifestantes de los disturbios de ayer y aseguró que ni los cuerpos de seguridad ni el ejército emplearon la fuerza contra los civiles. Ganzuri explicó que los choques se originaron después de que un joven fuera golpeado y recibiera “un trato incorrecto”, por lo que algunos compañeros suyos “incendiaron coches y dependencias del Parlamento y del Consejo de Ministros, sin la intervención de las fuerzas armadas”. Aun así, dijo que “el revolucionario no tira piedras, ni incendia, ni agrede”, por lo que los implicados en los disturbios “no son jóvenes de la revolución”.
Por su parte, en un intento de aplacar la ira de los manifestantes, la Junta Militar de Egipto anunció que indemnizará a las familias de los “mártires” y ofrecerá tratamiento a los heridos. En el segundo comunicado emitido en las últimas 24 horas, el Consejo Supremo de las fuerzas armadas expresó su “desolación” por los altercados y dijo que ha tomado medidas para el cese inmediato de la violencia. Por el momento, las autoridades no se han pronunciado sobre el futuro de las elecciones legislativas, cuya segunda etapa se inició el miércoles pasado en nueve provincias, y está previsto que se reanuden el próximo día 21.
Las escenas de ayer en el centro de la capital recordaban los enfrentamientos de finales del mes pasado entre policía y manifestantes en la calle Muhamad Mahmud, cerca del Ministerio del Interior. Esos choques ocasionaron protestas multitudinarias en Tahrir contra la Junta Militar y causaron la renuncia del gobierno interino del primer ministro Esam Sharaf y la designación de un nuevo Ejecutivo liderado por Ganzuri.
La elección de Ganzuri, que fue primer ministro de Mubarak durante 1996 y 1999, no gustó a los manifestantes que mantuvieron una acampada que finalmente fue trasladada junto a la sede del Consejo de Ministros.
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