Jue 03.04.2003

EL MUNDO

La operación comando que rescató a una soldada de un hospital iraquí

Dos grupos de marines asaltaron un hospital en Nasiriya para sacar a una soldada de 19 años internada allí. Además, se llevaron 11 cadáveres sospechando que son estadounidenses.

Por E. G. *

Jessica Lynch, de 19 años, se alistó en el ejército para costearse los estudios. Salió por primera vez de Estados Unidos en enero para viajar a Kuwait. El 23 de marzo, cuando conducía un camión cisterna, el convoy en que viajaba sufrió una emboscada en Nasiriya; Jessica, junto a otros 11 soldados, fue dada por “desaparecida en combate”. En la noche del martes, unidades de elite estadounidenses la sacaron de la cama de un hospital de campaña de las fuerzas iraquíes y la devolvieron, herida pero viva, a territorio kuwaití.
Fue la primera operación de salvataje efectuada por Estados Unidos en territorio enemigo desde que comenzó la invasión, el 20 de marzo. El capitán Jay La Rossa, de la Unidad Expedicionaria 15 de los marines, dijo ayer que Jessica Lynch tenía las dos piernas y un brazo fracturados y había sufrido varias heridas de bala. Su estado era grave, pero no se temía por su vida. Médicos civiles iraquíes la habían atendido correctamente durante su cautiverio.
El rescate fue posible, según fuentes del Pentágono, porque uno de los espías de la CIA tras las filas iraquíes transmitió información sobre el paradero exacto de la prisionera. El martes, al caer la noche, los marines lanzaron un ataque de distracción en las cercanías de Nasiriya, mientras un equipo compuesto por rangers y seals, dos cuerpos especializados en operaciones de alto riesgo, marines y pilotos de la Fuerza Aérea, asaltaban el centro sanitario Hospital Saddam. Médicos y pacientes del lugar salieron con las manos en alto en cuanto oyeron el tiroteo que precedió la entrada del equipo de rescate.
El general Vincent Brooks, portavoz del mando central de las fuerzas estadounidenses en Qatar, aseguró que no hubo víctimas en la operación. El general de marines Rick Natowski, al mando del rescate, explicó que tras instalar a Jessica Lynch en una camilla e inspeccionar el edificio, donde fueron halladas unas pistolas, deseó a médicos y pacientes “un pronto retorno a la normalidad” y ordenó la retirada. El hospital, según Natowski, era un edificio relativamente moderno en un área desértica, con las ventanas rotas por los bombardeos pero bien equipado. En la incursión fueron hallados dos cuerpos en el depósito de cadáveres y otros nueve en una fosa común. “Tenemos razones para sospechar que pueden ser estadounidenses”, declaró en Qatar el capitán Frank Thorp.
Los 11 cadáveres fueron cargados en helicópteros Black Hawk y enviados a Kuwait, para ser examinados por forenses. En la emboscada del 23 de marzo cayeron prisioneros cinco soldados estadounidenses que fueron mostrados poco después por la televisión iraquí. Otros dos resultaron muertos y cinco, entre ellos Jessica Lynch, fueron considerados “desaparecidos en combate”. El domingo, la coronela médica Rhonda Cornum, prisionera de guerra de los iraquíes en 1991, explicó en una entrevista a The Washington Post las circunstancias de su cautiverio. Pese a tener ambos brazos rotos, fue violada repetidamente mientras era trasladada desde el frente a una prisión militar. Después, sin embargo, fue tratada con corrección hasta ser puesta en libertad ocho días más tarde. El testimonio de la coronela mantuvo la esperanza de la familia Lynch.
Los Lynch y sus vecinos de Palestine, una localidad agrícola de Virginia Occidental con un elevadísimo índice de desempleo, celebraron la noticia del rescate de Jessica con fuegos artificiales. Ayer anunciaron una gran fiesta para el 26 de abril, cumpleaños de la soldada.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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