EL MUNDO › CONTRA EL PLAN EL AJUSTE DE MONTI
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Si querían generar caos y provocar escasez de alimentos, de medicinas, de nafta y detener la producción en varias fábricas (foto), lo lograron. Los camioneros, un sector que hasta ahora raramente había tenido una participación activa en protestas en general, esta vez parecen decididos a hacerse oír. Protestan desde ayer en todo el país contra el aumento del gasoil, del precio de las autopistas y del Irpef –impuesto a las personas físicas– resuelto por el gobierno de Mario Monti en el agresivo plan de recortes que pretende equilibrar la crítica situación económica italiana. Y aunque el gobierno dijo a última hora de ayer que la circulación por las autopistas se había normalizado, todo parece indicar que las consecuencias todavía se harán sentir por varios días.
Algunos se preguntan cuáles son las verdaderas razones de los camioneros, dado que el gasoil, las autopistas y el Irpef han aumentado para todos los ciudadanos, no sólo para esa categoría. Según la Asociación Trasporto-Unito, la adhesión a la huelga de los camioneros, que obstaculizaron sobre todo la viabilidad en las autopistas y el ingreso a las ciudades, “es superior a todas las expectativas” y demuestra “la gravedad de la crisis actual”. La huelga había comenzado en Sicilia, donde prácticamente se detuvo el transporte sobre ruedas durante una semana, provocando pérdidas a industrias y comerciantes por valor de 500 millones de euros, según algunos cálculos. Hay quien no descarta la intervención y el poder “movilizador” de la mafia en este caso.
Pero las protestas se extendieron a todo el país el lunes y los organizadores prometen que durarán hasta el viernes. Los camiones bloquearon varias de las entradas a ciudades como Roma, Florencia, Milán, Turín, Nápoles, pero también a muchos otros centros urbanos de sur del país. Eso provocó en algunas horas escasez de nafta y, por ende, trastornos en el transporte interurbano y urbano de pasajeros. El jueves, se asegura, comenzará a percibirse la escasez de frutas y verduras en muchos mercados y de algunos productos alimenticios en los supermercados, pero también de medicamentos. La fábrica automovilística Fiat dijo que 4200 automóviles no han podido ser producidos a causa de la huelga y anunció que deberá interrumpir la producción en sus establecimientos de Cassino, Pomigliano, Mirafiori y Svela Val di Sangro.
Los camioneros mientras tanto aseguran que no cambiarán de planes hasta el viernes y que, recién en ese momento, evaluarán qué hacer. El gobierno, por su parte, que a simple vista no parece muy convencido de tratar con los camioneros, teme sin embargo que la protesta se pueda extender a los sectores menos pudientes de la población, ya de por sí muy afectados por los recortes del plan económico. “La situación se está normalizando –dijo la ministra del Interior, Annamaria Cancellieri–, aunque todavía persisten algunos focos de descontento.” El gobierno ha asegurado a la Unión Europea, que de hecho también se ve perjudicada por la falta de viabilidad de las autopistas italianas, que tomará toda las medidas para regularizar la situación.
La protesta de ayer estuvo marcada por un hecho que al principio pareció ser una degeneración violenta de la manifestación, pero que después fue presentada más bien como un accidente. A las puertas de la ciudad de Asti (norte), una camionera alemana de 53 años atropelló y mató a un colega italiano que intentaba indicarle dónde podía estacionar su camión, dado que los manifestantes no la dejaban pasar. La policía, que arrestó a la conductora alemana, todavía está investigando los detalles del accidente.
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