EL MUNDO › LA OPOSICIóN INGLESA PRESIONó
› Por Marcelo Justo
La temporada de las bonificaciones de los banqueros empezó a todo trapo en el Reino Unido. En la primera puesta en escena de los anuncios de pagos especiales a directores y ejecutivos del sistema financiero, la oposición laborista y la presión pública se adjudicaron una victoria forzando al director del Royal Bank of Scotland (RBS) a renunciar a su bonificación anual de casi un millón de libras (más de un millón y medio de dólares).
El director ejecutivo del RBS Stephen Hester (foto) ha ganado más de 11 millones de libras (cerca de 20 millones de dólares) desde que asumió su puesto, hace 3 años. El salario de 1.200.000 libras anuales se ha visto complementado con acciones, pagos adicionales y toda la parafernalia financiera de que gozan los banqueros. En un país que se encamina hacia la segunda recesión en tres años, con un desempleo del 8,4 por ciento y un gobierno que proclama la austeridad como virtud social, sumarle a ese salario paradisíaco una bonificación era una bofetada.
La coalición conservador-liberal demócrata argumentó que no podía intervenir en los asuntos internos del banco a pesar de que el Estado posee el 83 por ciento de sus acciones, adquiridas en octubre de 2008 para evitar el colapso del RBS y un efecto dominó sobre el resto del sistema financiero. En medio de un clamor público, el líder de la oposición laborista, Ed Milliband, apretó el acelerador a fondo y promovió una votación de la Cámara de los Comunes sobre el tema. Ante la inminencia de un enfrentamiento con el Parlamento, Hester dio marcha atrás el domingo por la noche.
El gobierno intentó aferrarse ayer a su línea diciendo que no iba a intervenir en el pago que se hiciera a otros ejecutivos del RBS. “No estamos para microdirigir lo que hacen los bancos. Los ejecutivos están haciendo muy bien su labor”, señaló un portavoz de Downing Street. Con una caída del valor de las acciones del banco de un 36 por ciento el año pasado y despidos de más de 11 mil empleados, esta evaluación oficial no es la que hace la opinión pública.
Consciente de esta brecha, el laborismo buscó maximizar el rédito político señalando que el debate sobre el salario de los ejecutivos recién comenzaba. “El salario de Stephen Hester es 46 veces el de un empleado promedio”, apuntó el portavoz laborista de temas financieros Chuka Umunna. La comparación con la bonificación es más demoledora aún que la del salario. Las 963 mil libras que iba a recibir Hester equivalen al sueldo de 36 enfermeras o 20 maestros con antigüedad laboral, o al de 23 conductores de trenes o 10 embajadores. Si a esto se le suma que el Estado apuntaló al sector financiero con cerca de dos billones de dólares, equivalentes a un 85 por ciento del Producto Interno Bruto, se comprende que la opinión pública esté alzada en armas.
El caso Stephen Hester es un round preparatorio de lo que sucederá en febrero, cuando se anuncie el resto de las bonificaciones a los banqueros. El año pasado se situaron en torno de los 12.500 millones de libras (unos 20 mil millones de dólares), pero al parecer se trataba de un año de vacas flacas. Según se ha filtrado a la prensa, uno de los más polémicos banqueros, el director del Barclays Bob Diamond, hará honor a su apellido llevándose este año unos 10 millones de libras, un tercio más que en 2011. El argumento de los banqueros es que sus salarios “dependen del mercado internacional” y que sólo se consigue el “top talent” si se pagan esas cifras, dejando de lado que fue este “top talent” el que hundió al Reino Unido y el mundo en el marasmo financiero de 2008 y su onda expansiva, hoy presente en la crisis de deuda soberana.
Un estudio de la New Economic Foundation (NEF) de Londres encontró una extraordinaria disparidad entre el salario que recibían distintos trabajos y su valor social. Según el NEF, el personal de limpieza de hospital generaba 10 libras de trabajo socialmente valorable (definido por su contribución al bienestar social y la productividad nacional) por cada libra que recibía como salario. Algo similar ocurría con otro trabajo poco remunerado: el reciclado. En relación con los banqueros, el modelo del NEF encontraba que por cada libra que ganaban destruían siete libras de valor social y económico, hazaña solo superada por los ejecutivos de la publicidad, que eliminaban 11 libras por cada libra que ingresaban en su cuenta.
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