EL MUNDO › EL CONSEJO DE SEGURIDAD DEBATíA UNA RESOLUCIóN SOBRE DAMASCO
Rusia, el aliado más importante del gobierno de Bashar al Assad, amenazó con usar el veto. La Liga Arabe y algunas potencias occidentales como Estados Unidos y el Reino Unido exigen la renuncia del presidente sirio.
› Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
Rusia resistió ayer la intensa presión de Occidente y de varios países árabes que quieren aprobar una fuerte resolución de las Naciones Unidas exigiendo que el presidente Bashar al Assad renuncie para poner fin a la violencia en Siria. El canciller británico, William Hague; la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el canciller francés, Alain Juppé, y varios ministros árabes participaron en Nueva York de una reunión del Consejo de Seguridad mientras empeoraba la lucha entre las tropas del gobierno y los opositores al régimen.
Sin embargo, mientras continuaban las negociaciones sobre el texto final, no había señales de que Moscú, el aliado más importante de Damasco, consentiría que se pidiera a Assad que renuncie o que se autorizara una acción militar. El borrador de la resolución, que estipula que el Consejo de la ONU discutirá “más medidas” si el líder sirio no cumple las exigencias dentro de los próximos 15 días, era “un camino hacia la guerra civil”, dijo el vicecanciller ruso Gennady Gatilov.
Por lo menos diez de los quince miembros del Consejo de Seguridad apoyaban el pedido de que el presidente Assad dimita, pero China, India, Pakistán y Sudáfrica se oponían abiertamente. Sin embargo, los diplomáticos dijeron que el país crítico era Rusia, que ya había dejado en claro que vetaría cualquier resolución que pensara que iba demasiado lejos. La posición de Moscú refleja la determinación del primer ministro, Vladimir Putin, para reafirmar el rol de Rusia en la escena mundial, después de que en marzo pasado una resolución de la ONU autorizó a Estados Unidos y a sus aliados a imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia. Y, finalmente, ocurrió la caída del coronel Muammar Khadafi.
Algunos países estaban “obsesionados” por el cambio de régimen en Medio Oriente. Sergei Lavrov, el canciller ruso, advirtió que “vamos a ser testigos de una mala situación, mucho, mucho más grande que Libia o Egipto o cualquier país”, si esto persiste. Por su parte, Clinton dijo: “Tenemos que posicionarnos: o estamos al lado del pueblo sirio o somos cómplices de la prolongada ola de violencia que vive el país”. Las mejores esperanzas del tratado del Consejo de Seguridad que evitarían un veto ruso se basan en el plan que hizo la Liga Arabe, que congeló su misión de monitoreo en Siria en el fin de semana debido a la continuada violencia.
Ayer, Nabil al Arab, el jefe de la Liga Arabe, y Hamad bin Jassim al Thani, el primer ministro de Qatar, informaron al Consejo sobre las propuestas, que piden que el presidente Assad entregue el poder a su vicepresidente, y la formación de un gobierno de unidad nacional para preparar las elecciones democráticas. “Esto no es Occidente diciéndole a Siria lo que debe hacer”, dijo Hague. “Esto es el mundo árabe pidiéndole al Consejo de Seguridad de la ONU que ayude a manejar la crisis en Siria.”
Mientras los diplomáticos discutían en Nueva York, las fuerzas del presidente Assad parecían estar haciendo algunos progresos en el terreno. Pero los fuertes choques continuaban en otras ciudades sirias. Más de cien personas, incluyendo a 40 civiles, resultaron muertos el lunes y ayer por lo menos otras veinte, informaron los activistas sirios.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.
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