Tras la proclamación de su tercer mandato como presidente de Rusia, Vladimir Putin se ufanó de los resultados obtenidos, desestimó las denuncias de fraude y le ofreció a un ex rival formar parte de su gobierno. También delineó argumentos de lo que será la continuidad de la política exterior respecto de la crisis en Siria.

Con el 63,6 por ciento de los votos conseguidos en primera vuelta, el jefe adjunto de la comisión electoral, Stanislav Vavilov, confirmó oficialmente que el actual primer ministro obtuvo la mayor cantidad de votos.

Si bien Putin reconoció algunas irregularidades diciendo que afectaron sólo al uno por ciento de los votos, el presidente electo afirmó que cualquier violación en los comicios no fue lo suficientemente significativa como para afectar el resultado de la votación. “Nuestros adversarios deberán escuchar la voz del pueblo, que dijo su palabra”, aseguró el aún primer ministro. “Parece que a la sociedad no le gusta lo que ofrecen los opositores”, se divirtió. “A los que pierden nunca les gusta su derrota”, dijo sonriente. El primer ministro achacó a la oposición su falta de ideas para elaborar una propuesta seria para presentar en las últimas elecciones. En reiteradas oportunidades, minimizó las manifestaciones de la clase media en su contra, diciendo que ellos se beneficiaron con sus políticas. Sin embargo, no todos fueron palos para la oposición, ya que se hizo el tiempo para mostrarse benevolente con el magnate neoliberal Mijail Projorov, que cocechó un magro ocho por ciento en las últimas elecciones. “Projorov es una persona seria, un buen empresario. En principio podría ser útil al gobierno, si él quiere”, declaró. El millonario de 46 años, novato en política, se convirtió en la mayor sorpresa de las elecciones que, según la comisión electoral, contaron con una participación del 65,34 por ciento de los votantes. Las declaraciones de Putin llegaron dos días después de que miles de personas protestaran en Moscú y San Petersburgo para denunciar fraude en las elecciones presidenciales del domingo. La policía detuvo en las dos protestas a 250 personas que fueron liberadas ayer.

Putin elogió a la policía por actuar profesionalmente y dijo que los propios manifestantes habían provocado la represión. “Después de que violaran la ley abierta y deliberadamente, la policía se vio obligada a actuar”, afirmó.

También reiteró ayer que Rusia no tiene intención de cambiar la postura respecto de Siria e Irán. “Este tema es discutido habitualmente en las sesiones del Consejo de Seguridad de Rusia”, dijo el presidente electo mediante un comunicado. “Cada uno de nosotros tiene su opinión, pero todos coincidimos en un consenso en torno de temas comunes”, afirmó descartando cambios con lo que viene siendo la política exterior llevada a cabo por la gestión anterior. En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores se quejó de la postura de los países occidentales respecto de Siria. “Es inaceptable que jugadores externos intenten imponer mecanismos para solucionar la crisis que favorezcan una u otra postura”, aseguró el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov.