Mar 13.03.2012

EL MUNDO  › AL HACER EL BALANCE DE DOS AñOS, EL PRESIDENTE SEñALó QUE “HAY GENTE DISPUESTA A INCENDIAR TODO CHILE”

Piñera quiere ahuyentar las malas almas

Las encuestas muestran que la aprobación de la gestión de Piñera y su imagen se encuentran en baja. Este año, su gobierno tendrá que seguir lidiando con un descontento social que está latente. O en la superficie, como en la región Aysén.

› Por Christian Palma

Desde Santiago

El segundo año de gobierno de Sebastián Piñera lo sorprende con el conflicto social en Aysén planeando sobre La Moneda. Y si bien el descontento en el sur –a causa del centralismo característico de Chile– ha dañado aún más la imagen de la actual administración de derecha, las encuestas vienen mostrando hace rato un débil apoyo a la gestión del jefe de Estado y un fuerte rechazo al propio mandatario justo en el momento en que el cronómetro de la cuenta regresiva de su mandato fue activado en este cumpleaños poco feliz. El domingo por la noche, en un influyente programa político televisivo, Piñera dijo que muchos de los que atacan y rechazan las políticas del gobierno tienen “maldad en el alma”. “No creo que los chilenos sean mal agradecidos, pero hay algunos que tienen la maldad en el alma, eso sí lo creo”, sostuvo.

Precisó por ejemplo que “los que incendian deliberadamente los bosques, los que son los responsables de la muerte de los siete brigadistas; los que le tiran bombas molotov a mansalva a Carabineros, los que incendian los supermercados son personas con las que no se puede razonar”, señaló el mandatario. Agregó que “hay gente dispuesta a incendiar todo Chile para que a este gobierno no le vaya bien”.

El ejemplo dado por Piñera apunta a los hechos de violencia que se han registrado en los últimos meses y que han acompañado las protestas y marchas sociales. La última situación compleja se ha vivido en Aysén, lugar donde se han cortado caminos y se han levantado barricadas en las rutas, con la idea de expresar el descontento por la compleja situación con la que viven los pobladores a causa de los altos costos de vida. Las negociaciones entre los dirigentes y el gobierno no han avanzado y el descontento crece.

En ese sentido, Piñera reconoció que su administración estuvo cerca de aplicar la ley de seguridad del Estado para terminar con las movilizaciones en esa región. El presidente sabe que se vienen nuevas manifestaciones en otros lugares del país, por eso sostuvo que “las mismas reglas de Aysén” se utilizarán en cualquier otro lugar con protestas. Asimismo, Piñera reconoció sentir dolor “cuando las encuestas no son como uno quisiera”, pero, insistió en que hay gente que ha hecho una profesión con criticarlo.

No obstante, las críticas vienen incluso de su sector. El senador Jovino Novoa, quien fue presidente del partido más derechista en Chile, la UDI, sostuvo en una entrevista que si bien el gobierno ha hecho muchas cosas en la línea de lo que la Alianza ofreció al país, tales como creación de empleo, recuperar el ritmo del crecimiento, estabilizar las cuentas públicas y avanzar en políticas sociales, lo ha hecho sin marcar un “posicionamiento político propio de nuestro sector”. “Puede ser que no seamos la fuerza mayoritaria, pero sí (antes de asumir Piñera) se había consolidado una posición política que no creo que se haya fortalecido en estos dos años”, dijo. Añadió que “se produce una dicotomía entre un balance positivo de dos años y, quizás, un debilitamiento de nuestro posicionamiento político, del centroderecha, por haber escondido algunas cosas que son más propias de nuestra manera de pensar”. El actual presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma, dijo no compartir el diagnóstico: “Uno puede tener legítimas diferencias respecto a lo que significa la primera mitad del gobierno, pero creo que estos dos años han sido importantes para Chile”, dijo. “Yo siento de corazón que éste ha sido un muy buen gobierno, particularmente en el tema del empleo y las oportunidades. Uno siempre podrá discutir que hay cosas que faltan, cosas que hay que acentuar, pero para eso quedan dos años, y yo por lo menos me siento parte del gobierno y pienso que el grueso de nuestras ideas están ahí”, aseguró.

Desde la otra vereda, el presidente de la Democracia Cristiana, Ignacio Walker, ahondó las críticas. “Cuando uno hace un balance, por definición tiene que considerar lo bueno y lo malo, y claramente desde el punto de vista nuestro, como Democracia Cristiana, este gobierno desaprueba”, declaró el senador a través de Radio Cooperativa. “Creo que han sido dos años frenéticos, sin un rumbo fijo. Uno puede reconocer, por supuesto, avances, pero eso no significa que éste sea un buen gobierno, porque básicamente falta conducción política evidente desde el primer día”, sentenció.

En esa línea, enfatizó que el gobierno “ha tenido una absoluta incapacidad de gestión política del conflicto social. Más bien el conflicto social, el movimiento social, ha tendido a ser criminalizado, estigmatizado y reducido a un tema de orden público, de represión”.

Sostuvo además que hubo errores en el diseño inicial debido a la obsesión y el intento de trasladar la lógica del sector privado al sector público que no funcionó. “Esta lógica ‘gerentocrática’ de la política como un tema de gestión fracasó”, señaló Walker en alusión al origen empresarial de buena parte de los miembros del gobierno –incluso el mismo Piñera– y de las credenciales de “excelencia” con que se presentaron al llegar con el eslogan “la nueva forma de gobernar”.

Con todo, en La Moneda confían en que en los dos años que quedan materialicen los proyectos comprometidos en la campaña y que el crecimiento se empiece a notar con más empleo, los programas sociales y la reconstrucción, lejos aún de cifras óptimas. Un estudio señala que hasta enero, el gobierno había despachado proyectos que representan sólo el 24 por ciento de sus compromisos y que un 69 por ciento de los que sí ha enviado al Congreso están fuera de tales promesas. Si esta administración enmienda el rumbo, podrá hacer frente a episodios como los vividos en Aysén, Calama, Tierra del Fuego, o los llevados adelante por los ambientalistas o el movimiento estudiantil, de lo contrario tendrá que seguir lidiando con un descontento social, que está ahí, latente y que pone en jaque todo lo bueno que ha realizado su gestión y que opacó este nuevo aniversario. Y peor aún: esas endemoniadas encuestas.

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