“Argentina tiene un sistema jurídico que responde al principio de justicia penal universal y por lo tanto tiene no sólo la posibilidad sino la obligación de intervenir si hay una denuncia”, dijo el juez español Baltasar Garzón al referirse a la presentación para juzgar los delitos de lesa humanidad y los crímenes de guerra cometidos durante la guerra de Irak que impulsó ayer el fiscal federal Eduardo Freiler, tal como anunció Página/12.
Garzón habló sobre la guerra en la Universidad Nacional de Quilmes, luego de ser distinguido con el título de Doctor Honoris Causa que le entregó el rector Julio Manuel Villar. Dijo que “no sólo ha sido una invasión, también ha sido injusta, inmoral y desproporcionada”. Específicamente, la definió como “una guerra de conquista, como lo demuestra la colocación de la bandera norteamericana en lugares públicos” y señaló que “se ha dado al margen del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y por lo tanto es ilegal”.
El magistrado, que en base al derecho internacional pidió la captura internacional de casi un centenar de represores argentinos por genocidio y torturas, opinó que “la guerra no va a aportar soluciones a mediano plazo al problema del terrorismo fundamentalista islámico que ahora, paradójicamente, ha encontrado las justificaciones que antes no tenía”. “El terrorismo (islámico) –dijo– no hunde sus raíces en Irak sino en otros países de la zona que curiosamente apoyaron la guerra.” Garzón convocó a “una Revolución por la Paz”, tal y como definió a las masivas manifestaciones de ciudadanos en todo el mundo, que estaría llamada a “luchar contra la guerra y la impunidad”.
Garzón había estado el martes en Rosario, donde dio una conferencia con motivo de la apertura del año académico del posgrado en Derechos Humanos de la Universidad Nacional de esa ciudad. Allí, por la noche fue escrachado por agrupaciones de izquierda y de la comunidad vasca debido a su decisión de ilegalizar el partido Herri Batasuna por sus vínculos con ETA. Ayer, antes de la ceremonia en la Universidad Nacional de Quilmes, Garzón se reunió con el intendente de Morón, Martín Sabbatella, quien le relató el trabajo que se hace en la Casa de la Memoria y la Vida, levantada en el mismo predio donde durante la última militar funcionó el centro clandestino de detención Mansión Seré.