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Vayan con los inspectores a otra parte
El preludio a la ofensiva en Irak fue la vuelta de las inspecciones de la ONU, que Bush luego calificó de insuficientes. EE.UU. acusó esta semana a Damasco ante el Consejo de Seguridad de poseer armas de destrucción masiva. Siria negó tenerlas y rechazó inspecciones.
Siria se niega a ser el próximo Irak. O por lo menos eso fue lo que pareció querer decir ayer Damasco al rechazar someterse a inspecciones en busca de armas de destrucción masiva. “No contamos con elementos ilegales ni injustificados”, afirmó su ministro de Relaciones Exteriores, Faruk Al Shara. Y repitió que sólo contemplaría inspecciones como parte del proyecto de resolución que presentó a la ONU esta semana, que se orienta a eliminar esas armas de toda la región de Medio Oriente. Esto es en el marco de la acusación que hizo anteayer Estados Unidos ante el Consejo de Seguridad la ONU, de que Damasco cuenta con armas de destrucción masiva y da refugio a funcionarios iraquíes. La respuesta de Siria es, en definitiva, “no” a las inspecciones, porque es probable que su borrador sea vetado por Estados Unidos en defensa de su aliado, Israel. Al mismo tiempo, Shara recibió con satisfacción el anuncio sobre la futura visita a Damasco del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.
Las reiteradas acusaciones de Estados Unidos contra Siria recuerdan a las que llevó a cabo contra Irak antes de comenzar su “guerra preventiva” en Bagdad. Para el canciller sirio sólo sirven a Israel y pretenden desviar la atención de las dificultades que los estadounidenses afrontan en Irak. Además, Shara denunció que “fanáticos” en el gobierno de Washington intentan extender el conflicto de Irak a otros países de la región. El canciller fue rotundo al declarar que Damasco “contribuirá únicamente con sus hermanos árabes y los países del mundo entero para transformar a Medio Oriente en una región sin ningún tipo de armas de destrucción masiva: químicas, biológicas o nucleares”, luego de entrevistarse con el presidente egipcio Hosni Mubarak. Al final de la reunión el ministro sirio declaró que “respetamos la carta de la ONU y no vamos a abandonar nuestra independencia y nuestra dignidad”. Lo de “nucleares”, claro, fue una nueva alusión a Israel.
Damasco presentó el miércoles ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución pidiendo la aplicación de los textos del organismo para convertir a Medio Oriente en una “zona libre de armas de destrucción masiva”. Este proyecto, apoyado por un grupo de 22 naciones árabes agrupadas en la ONU, apunta contra Israel, que según los expertos internacionales posee armas nucleares; y de acuerdo con Siria es el responsable de la escalada de acusaciones estadounidenses contra su país. Al ser consultado sobre un eventual veto norteamericano a ese proyecto de resolución, Al Shara respondió: “Es previsible. No descartamos la utilización del veto considerando las relaciones estratégicas entre Israel y Estados Unidos”. El ministro sirio expresó su esperanza de que en la reunión de cancilleres de países vecinos de Irak que se celebrará hoy en Riyadh se pedirá “la retirada de todas las tropas extranjeras” de Irak.
La próxima visita de Powell tiene lugar después de que Washington acusara a Siria en los últimos días de tener armas químicas y de dar albergue a ex dirigentes del derrocado régimen iraquí. “Creemos que un diálogo entre ambos países es importante y sirve a los intereses de estadounidenses y sirios, así como a la paz y la estabilidad en Medio Oriente”, afirmó el canciller sirio. El mismo Powell anunció anteayer su intención de visitar Damasco, y su portavoz, Richard Boucher, confirmó ayer que ese viaje se producirá, aunque todavía no existe una fecha concreta. El objetivo principal del viaje, explicó Boucher, será abordar e impulsar “su interés y el del presidente (George W. Bush) en permanecer muy activos en relación con el mapa de rutas y en relación con el proceso de paz en Medio Oriente de manera general”. El funcionario del Departamento de Estado señaló, como viene acusando la administración Bush, que “Siria estuvo entre los miembros de nuestra primera lista de Estados patrocinadores del terrorismo”. Por eso, “la agenda general con respecto a Siria es algo en lo que hemos sido muy reiterativos y en lo que seguiremos siendo muy reiterativos”, explicó.
Pese a las reiteradas acusaciones del presidente Bush, de Powell y del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld –quien esta semana ordenó cortarun oleoducto iraquí que abastecía a Siria–, Washington asegura que no hay un plan “por ahora” para atacar militarmente a Siria y espera que Damasco se dé cuenta del “nuevo entorno” creado tras la segunda Guerra del Golfo. Veremos si es cierto.
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