EL MUNDO › DIJO QUE NO LE TIENE CONFIANZA POR VARIOS CASOS DE CORRUPCIóN EN LA FUERZA
El presidente de Uruguay manifestó su deseo de que la Justicia que investiga los casos de corrupción detectados en la Armada justo desde que él llegó al poder hubiera emitido ya un fallo antes de decidir el relevo de Caramés.
En los altos mandos de las fuerzas armadas uruguayas ya no hay espacio para Alberto Caramés, ex jefe de la Marina desde ayer. Por “razones de confianza”, José Mujica le aceptó la renuncia al militar, designado por el mismo presidente, para sanear una institución sacudida por diversos escándalos de corrupción desde hace tres años. En reemplazo de Caramés, el mandatario anunció el nombramiento del contraalmirante Ricardo Giambruno y adelantó que habrá otros cambios, como el pase a retiro de otros dos oficiales, medida que Mujica analizó el fin de semana con el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, según informaron los diarios locales El País, El Observador y Ultimas Noticias. Asimismo, el jefe de Estado manifestó su expectativa de que estas decisiones permitan recobrar la confianza en la armada, en referencia a los casos de corrupción que investiga la Justicia, y por el que están procesados el ex comandante de la fuerza Juan Fernández Maggio y otros tres oficiales, todos acusados de realizar compras fraudulentas.
“Estos hechos que han estado en la órbita de la Justicia, que no están terminados, desataron una circunstancia difícil de un cuerpo que deber ser vertical y está basado en la confianza”, resaltó el presidente uruguayo y afirmó que Caramés, de 59 años, pasó voluntariamente a retiro con el objetivo de “dejarle las manos libres al Poder Ejecutivo”. Caramés será sustituido por el contraalmirante Ricardo Giambruno, actual director general de Material Naval, mientras que el gobierno decidió también pasar a disponibilidad a los contraalmirantes Manuel Burgos y Federico Lebel, como parte de la transformación interna de la fuerza.
Asimismo, Mujica manifestó su deseo de que la Justicia que investiga los casos de corrupción detectados en la Armada justo desde que él llegó al poder hubiera emitido ya un fallo antes de tomar esta última decisión. La crisis de confianza en la Marina uruguaya comenzó en julio de 2010, cuando una investigación judicial iniciada por una denuncia anónima sacó a la luz, entre otra serie de irregularidades, una extensa maniobra de fraude para efectuar compras falsas de material desarrollada por varios oficiales.
Entre ellos se encontraba Fernández y otros oficiales, que fueron acusados de participar en una estafa millonaria por la adquisición de una grúa hidráulica y un banco de pruebas para motores, por más de 600.000 dólares, a empresas y proveedores inexistentes. Fuentes de la fiscalía sostuvieron entonces que acciones similares podrían haber costado a la armada hasta 7 millones de dólares. Oscar Debali, sustituto de Fernández, renunció en agosto de 2010 y fue reemplazada el 1º de septiembre por Caramés, que asumió al frente de “una jefatura de transición en tiempos de crisis”, tal como la definió Mujica ayer.
Debali dejó el cargo tras conocerse que un sobrino suyo, también militar, iba a ser procesado por realizar maniobras ilícitas en el seno de la fuerza, todas ellas vinculadas con los movimientos detectados semanas antes. El jueves pasado, el semanario uruguayo Búsqueda reveló que la fiscal especial del crimen organizado, Mónica Ferrer, solicitó a la jueza Graciela Gatti, que investiga esos casos, el procesamiento con prisión del ex comandante de la armada Hugo Viglietti, de seis oficiales y de 13 de sus proveedores por 18 compras fantasma. Viglietti fue comandante interino en los días posteriores a la dimisión de Debali y antes de la asunción de Caramés.
Mujica ayer se excusó de explayarse sobre los casos de corrupción, pero dijo estar convencido de que “la cadena se corta acá”. En declaraciones a la prensa, Caramés había explicado que su renuncia obedecía a haber cumplido un ciclo. Fuentes cercanas al marino indicaron, por otra parte, que el oficial considera que la armada está saneada. Caramés asumió el cargo en 2010, en momentos en que comenzaron los procesamientos por el escándalo de compras fraudulentas, que le valieron la renuncia a su antecesor, Oscar Debali, pese a no estar involucrado en las denuncias.
En un comunicado difundido ayer, la armada destacó que durante la gestión de Caramés “se contribuyó al resurgimiento de una pujante Industria Naval Nacional, se modernizó la Enseñanza Naval, se mostró la necesidad de que el país cuente con una cadena de radares que permita el control eficaz del tráfico marítimo”. Giambruno, quien será ascendido a almirante, ingresó a la Escuela Naval en 1974 y en los últimos años estuvo cumpliendo funciones como agregado naval en Brasil.
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