Vie 01.06.2012

EL MUNDO  › EL GOBIERNO ISRAELI ENTREGO LOS RESTOS DE 91 AUTORES DE ATENTADOS SUICIDAS

Cuerpos a cambio del proceso de paz

Como una demostración de buena voluntad para tratar de reanudar las conversaciones de paz que se suspendieron hace 30 meses, Israel devolvió los cuerpos de 91 terroristas que realizaron ataques suicidas desde 1967.

El gobierno de Israel entregó ayer a las autoridades palestinas los restos de 91 milicianos palestinos, muchos de los cuales se inmolaron en ataques suicidas contra Israel desde 1967. Según fuentes oficiales israelíes, la entrega supone un gesto de buena voluntad con el que se pretende incentivar a los palestinos para que acepten regresar a la mesa de diálogo y reactivar así un proceso de paz paralizado desde hace casi 30 meses. Los cuerpos permanecieron hasta ahora enterrados durante años en el cementerio de los “combatientes enemigos”, un camposanto en la Cisjordania ocupada donde las autoridades israelíes sepultan a enemigos con el fin de usarlos más adelante como moneda de cambio en una posible negociación.

En Ramalá, dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) recibieron los féretros con los restos de 79 activistas en la explanada de Yasser Arafat, junto a la Mukata, tradicional sede del gobierno palestino.

La ceremonia militar estuvo encabezada por el presidente, Mahmud Abbas, quien depositó coronas de flores sobre los ataúdes envueltos en banderas palestinas. Más de dos centenares de personas, que portaban enseñas palestinas y del partido Al Fatah, participaron en el acto, en el que el mufti de Jerusalén, Mohamed Hussein, pronunció una oración fúnebre antes de que los familiares recibieran los restos para darles sepultura en sus pueblos de origen.

Según el ministro palestino Isa Qaraqe, 17 cadáveres fueron enterrados en una fosa común en Ramalá, ya que no pudieron ser identificados. “Este es un día nacional. Traer de vuelta los cuerpos de los mártires es un paso más para traer a todos los caídos que están en el cementerio de los números”, afirmó Qaraqe.

En Gaza, después de un proceso de control e inspección que se prolongó durante varias horas, los dos camiones que transportaban los doce ataúdes cruzaron el paso de Erez que da acceso a la Franja, donde esperaban cientos de personas para recibirlos. A su paso por la localidad de Beit Hanun, fuerzas de Hamas y milicianos realizaron una salva de 21 disparos al aire por cada féretro, antes de que fuesen trasladados al Hospital de Shifa de la ciudad de Gaza para un reconocimiento forense. Posteriormente, los restos fueron llevados a la principal mezquita de la capital de la Franja, donde sus familiares los velaron y participaron en un funeral antes de darles sepultura de forma privada.

Husein al Sheij, responsable de Asuntos Civiles de la Autoridad Palestina, dijo: “Empezamos a negociar por un segundo grupo de 70 mártires, que esperamos recibir el próximo mes. Pero hay dificultad en las negociaciones porque hay dudas sobre sus identidades”. Mark Regev, vocero del primer ministro israelí, indicó en un comunicado que esperaba que “este gesto humanitario sirva para establecer un clima de confianza y para encaminar el proceso de paz”. “Israel está dispuesto a reanudar inmediatamente las negociaciones de paz sin condiciones previas”, reafirmó Regev.

La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había anunciado el 14 de mayo, poco después de alcanzar un acuerdo para poner fin a la huelga de hambre masiva de detenidos palestinos en Israel, que haría “un gesto” para restituir “los restos de cien terroristas que murieron en ataques” en los que fallecieron numerosos israelíes.

Según el diario israelí Jerusalem Post, entre los cuerpos entregados se encuentran los de los autores de sangrientos atentados suicidas que causaron decenas de víctimas, como Nasim Jabari y Ahmed Qawasmeh, acusados de matar a 16 personas en sendos ataques contra autobuses en Bersheva, al sur de Israel, en el año 2004. También figuran los cuerpos de Labib Azman, acusado de matar en 1995 a cinco israelíes y herir a otros 23 en un ataque en Ramat Gan, cerca de Tel Aviv, y el de Hasan Abu Said, miembro de la Jihad islámica, autor en 2005 de un atentado suicida en un mercado en Hadera que segó la vida de cinco personas. Algunos de los cuerpos permanecían desde hace décadas enterrados en un cementerio militar israelí, cuyas tumbas están identificadas sólo con números, como el del autor del atentado contra el Hotel Savoy de Tel Aviv en 1975 en el que murieron ocho israelíes.

Algunos de los familiares de los 91 palestinos expresaron su sorpresa, porque creían que sus allegados ya estaban enterrados en los territorios palestinos o porque nunca fueron informados oficialmente de su muerte, como fue el caso de Naser al Buz, el fundador de un grupo armado en Naplusa desaparecido desde 1989. “Estuvimos sorprendidos de descubrir el nombre de mi hermano en la lista”, declaró su hermano Sobhi al Buz. La madre de Ezedin Misk, muerto en 2003 en un enfrentamiento con el ejército israelí en Hebron, confió que “habría preferido la liberación de un prisionero que pueda volver a encontrarse con su madre, antes que la de mi hijo, que me regresará como cadáver”.

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