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› TRAS SADDAM, LOS CHIITAS AMENAZAN OCUPAR EL CENTRO DE LA ESCENA
Cuando Irán empieza a invadir Irak
Irak es un país poblado por más un 60 por ciento de musulmanes chiítas. Reprimidos durante décadas por Saddam Hussein, ahora empiezan a liberar sus energías. Y a plantear un problema político, por su afiliación con otra parte del “Eje del Mal”: la teocracia de Irán.
Por Jorge Marirrodriga *
Desde Najaf
En tiempos de Saddam Hussein tener un retrato del ayatola Jomeini podía suponer varios años de cárcel o, durante los años de la guerra con Irán, la condena a muerte por traición. Ahora es una imagen normal en muchas celebraciones religiosas, como las masivas peregrinaciones de las últimas dos semanas a Kerbala y Najaf. No es el único símbolo de que Irán está ganando peso en el interior de la política iraquí.
Los medios de comunicación iraníes dirigen sus emisiones hacia el país vecino y numerosos clérigos iraquíes han vuelto del exilio iraní para poner en práctica la organización social modelada desde Teherán. La ciudad santa de Najaf es el centro desde el que se dirige el experimento y las peregrinaciones, el símbolo del nuevo poder chiíta. Cientos de miles de peregrinos que se golpean en el pecho en recuerdo de la muerte de Mahoma y, años después, de su yerno Alí, en el siglo VII. El jueves pasado se celebraban ambos aniversarios. Estricto orden, control en las calles, aun en medio del caos festivo, y la aplicación práctica de la ley islámica son las principales característica de Najaf, donde es evidente el poder de los religiosos en todos los aspectos de la administración.
“Esta organización proviene del pueblo, que acepta nuestras órdenes y nuestra sabiduría. Nosotros sólo impartimos las órdenes, pero es el pueblo el que las aplica”, explicaba el molá Mohamad Rila al Salami, portavoz del Congreso Islámico en Najaf, una de las organizaciones englobadas en Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak. Para el religioso chiíta las cosas en Irak se van desarrollando conforme a lo previsto y no oculta su satisfacción por el orden que reina en las zonas controladas por los clérigos chíitas comparado con el caos de otras zonas. “Aquí –dice señalando a la calle desde la que llegan los cánticos de los peregrinos–, tenemos una prueba de que los chiítas hemos podido controlar la situación, y estamos dispuestos a asumir el control en todas las zonas de Irak.”
Junto a las banderas de colores abundan los retratos del yerno de Mahoma y las fotos de diferentes líderes espirituales chiítas y entre ellas no falta la de Jomeini. No es el único símbolo iraní que aflora desde hace 20 días en Irak. La única televisión que puede sintonizarse sin necesidad de satélite ahora mismo en el país es la iraní, que ha creado un canal en árabe que transmite las 24 horas con una atractiva programación que incluye partidos de fútbol de las ligas española e italiana y competencias europeas. Además todos los viernes –día santo musulmán– es posible para los chiítas iraquíes seguir en directo por radio y televisión la oración principal, discurso político incluido, desde la Universidad de Teherán, y las alocuciones del líder espiritual de Irán, el ayatolA Alí Jamenei. Fue precisamente Jamenei quien la pasada semana acusó a los soldados de EE.UU. de “tocar” a las mujeres iraquíes durante los registros, lo que ya ha causado varias manifestaciones contra los estadounidenses en Irak.
El molá Al Salami, consciente de que el 80 por ciento de los iraquíes son chiítas, y satisfecho por el millón de personas llegadas a Najaf y los ocho millones que durante la otra semana peregrinaron a Kerbala, exige que se deje hablar al pueblo. “Lo que queremos es que todo vuelva a la normalidad y que se instaure la democracia. Como islamista debo decir que yo quiero extender todo lo relativo al Islam en el pueblo iraquí, pero eso es algo que el pueblo debe decidir.” Y añade: “Tenemos un 80 por ciento de seguridad de que va a ocurrir algo grande en Irak”.
En Najaf, los representantes oficiales eluden las comparaciones con Irán. “La relación con Irán es puramente islámica, no tiene nada que ver con el Gobierno”, asegura Hasan Isa al Haquin, rector de la Universidad islámica de Kufa, situada a 10 kilómetros de Najaf y en la que Jomeini terminó sus estudios de teología.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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