EL MUNDO › PERú, CHILE, HONDURAS Y EL SALVADOR SE MOSTRARON SOLIDARIOS
Mientras los países de la región expresaban rechazo a la destitución del mandatario, España, Alemania, Canadá y el Estado Vaticano aceptaban el nuevo escenario en Paraguay bajo el argumento de que respetaban la institucionalidad.
La abrupta salida del presidente Fernando Lugo despertó reacciones solidarias de apoyo y otras que reconocen la decisión adoptada por el Parlamento paraguayo. La alta representante de la Unión Europea, Catherine Ashton, dijo estar alarmada por la destitución del presidente. En un comunicado, Ashton mencionó la rápida reacción de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y expresó su preocupación por la gestión del proceso, en referencia a la crisis política de Paraguay. “La UE apoya al pueblo paraguayo y llama a todas las partes a respetar su voluntad democrática”, señaló la jefa de la diplomacia europea. Ashton dijo haber seguido el debate en la Organización de Estados Americanos (OEA) y reconoció que apoya la decisión de enviar un equipo a Paraguay para seguir la situación en el terreno. Por su parte, Estados Unidos pidió a los paraguayos que reaccionen con calma y responsabilidad tras la separación de Lugo del Ejecutivo. “Instamos a todos los paraguayos a que actúen de forma pacífica, conforme al espíritu de los principios democráticos de Paraguay”, dijo una portavoz del Departamento de Estado.
En tanto, el gobierno español se expresó a favor del pleno respeto a la institucionalidad democrática y el Estado de derecho y confió en que Paraguay logrará encauzar la actual crisis política que atraviesa, así como salvaguardar la convivencia pacífica del pueblo paraguayo. El Ejecutivo en manos de Mariano Rajoy sostuvo en un comunicado que siguió con atención el desarrollo del juicio político a Lugo y aseguró haber tomado nota de su decisión de acatar la resolución del Senado. También informó sobre el contacto que mantiene con los países de la Unasur, de la OEA y que desea colaborar con ellos para ayudar a Paraguay a superar esta situación.
Tras reunirse en el palacio de gobierno con Federico Franco, el ministro alemán de Cooperación Económica y Desarrollo, Dirk Niebel, dijo que no existen señales de que el cambio de mando haya sido inconstitucional. “Los resultados de las votaciones en el Congreso, que llevaron a la destitución del presidente Fernando Lugo, son un mensaje político claro”, opinó Niebel. El encuentro con Franco, agregó, no significa sin embargo un reconocimiento formal de su gobierno. “Eso no es de mi incumbencia”, dijo Niebel al respecto. Su viaje a Paraguay había sido planeado hace tiempo, al igual que la reunión con Franco, quien hasta anteayer ejercía la vicepresidencia. Niebel es el primer alto funcionario europeo en reunirse con Franco después de la destitución de Lugo.
La secretaria de Estado para el continente americano, Diane Ablonczy, dijo a través de un comunicado que “Canadá observa que Fernando Lugo ha aceptado la decisión del Senado paraguayo de impugnarlo y que un nuevo presidente, Federico Franco, ha tomado posesión (del gobierno)”. Canadá, a través de Ablonczy, se limitó a señalar: “Solicitamos la calma en Paraguay y continuaremos siguiendo los desarrollos de forma estrecha”. La funcionaria añadió que la estabilidad y respeto por la democracia que actualmente existe en la región ha sido ganada de forma trabajada y debe ser protegida. En 2009, tras el golpe de Estado en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya, Canadá también se apartó de la posición adoptada por otro países americanos, que solicitaron la restitución del presidente constitucional.
La Iglesia Católica también dijo lo suyo. El nuncio apostólico del Vaticano, Eliseo Ariotti, se reunió el fin de semana con Franco. Ariotti dijo haber ido a honrar a las autoridades paraguayas, según declaraciones a la prensa difundidas por el diario paraguayo ABC. “Fue una conversación muy personal”, reconoció. El nuncio remarcó: “La paz es un don de Dios y sobre todo un don de los hombres”. También participó en una misa que se realizó en la tarde de ayer en la Catedral de Asunción, convocada por los obispos católicos de Paraguay para rezar por la pacificación del país.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, llamó a su embajador en Asunción y afirmó que respetará los acuerdos que se alcancen en el seno de la Unasur acerca de la situación en Paraguay y sostuvo que en el juicio político a Lugo “no se respetaron las normas del debido proceso”. La decisión de convocar al embajador Cristian Maqueira para analizar la situación en Santiago es similar a la que adoptaron los gobiernos de la Argentina, Brasil y Uruguay. Perú hizo lo propio con Jorge Antonio Lázaro, su embajador en Paraguay. El presidente Ollanta Humala estimó que su gobierno evaluaba el retiro de su embajador como parte de un conjunto de medidas a nivel regional para expresar el rechazo de la comunidad internacional a la infeliz decisión paraguaya.
“La salida de Lugo ha sido una profunda herida a la democracia entre los pueblos, donde el desenlace no es bueno para los pueblos”, indicó el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, quien pidió a la OEA que medie en ese conflicto. El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, desconoció al nuevo gobierno paraguayo y pidió a los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) tomar una posición en la misma línea.
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