EL MUNDO
› ENSEÑAR Y APRENDER BAJO EL NUEVO REGIMEN
Escuelas con nuevo director
Por J. M.
Desde Bagdad
Por primera vez desde que ella se acuerda, Farah Hassan, de 14 años, no tuvo que formar el sábado en el patio de la escuela secundaria de Al Sharafaiya, en Bagdad, para escuchar una interminable arenga de la directora del centro sobre los logros de Irak bajo la dirección de Saddam Hussein. Tampoco estaban los numerosos retratos del dictador que decoraban todos los rincones del centro y que, de vez en cuando, funcionarios del partido Baaz se dedicaban a inspeccionar para comprobar que su número y estado de conservación fueran los adecuados. Y es que el sábado fue el primer día de colegio en los centros de Bagdad desde que el pasado 17 de abril fueran suspendidas las clases ante la inminencia del ataque estadounidense. Apenas dos días después comenzó la guerra.
La reapertura de los colegios fue casi más simbólica que real. Con el Ministerio de Educación totalmente arrasado por los saqueos, sin nadie que pague los sueldos y con la presencia de apenas un tercio del alumnado -muchos niños siguen en los pueblos donde pasaron la guerra y otros no pueden acudir a clase por la inseguridad que reina en la capital–, los responsables manifestaban abiertamente su incertidumbre ante el futuro. “Un grupo de técnicos del ministerio se ha reunido y han formado una comisión que está organizando las cosas, pero el futuro es una gran incertidumbre”, advertía Najat al Jaffar, directora del centro donde estudia Farah.
“Lo más gracioso de todo son los profesores que antes defendían al Baaz e incluso nos obligaban a afiliarnos a él y hoy llegan hablando de democracia”, opinaba Ahmed Saad, de 18 años, que está a punto de terminar el curso anterior a su ingreso en la universidad en el instituto masculino de la misma zona de Bagdad. “Antes, el director nos ponía en fila en el patio y nos decía que había que ir de voluntarios al ejército y que quien no quisiera abandonara la fila. Nadie se movía, claro.” Saad exige la retirada inmediata de dos asignaturas, Cultura Nacional y Educación Nacional, dedicadas a estudiar la vida y logros de Saddam Hussein, y añade: “A los que no veo por aquí es a dos alumnos, que eran hijos de altos cargos del partido. Venían a clase con pistolas y ningún profesor se atrevía a decir nada”. ¿Aprobaban sin problemas? “Naturalmente”, responde, con una sonrisa.
De El País de Madrid, especial para Página/12.