En el mundo británico de los medios, ayer fue el día de la “guerra de los Murdoch”: la hija del magnate australiano, Elizabeth, atacó a su hermano, James, a quien acusó de haber traicionado los valores del padre durante el escándalo de las interceptaciones del verano pasado, en el denominado “Tabloidgate”. La mujer aprovechó un discurso que brindó en el Television Festival de Edimburgo para recordarle al hermano –ex presidente del conglomerado News International– que “las ganancias, si no están acompañadas por objetivos morales, son una receta para el desastre”. En Londres, se señala que tiempo atrás había sido precisamente Elizabeth, de 44 años, la que durante una reunión privada le reclamó a su hermano que dejase los cargos dentro de la empresa. En ese mismo período, también había reclamado –y obtenido– el alejamiento de Rebekah Brooks como CEO de News International, “brazo” británico de News Corp, el imperio mediático de Rupert Murdoch. Lo que muchos analistas londinenses se preguntan en estas horas es a qué apunta Elizabeth, además de presentarse como una defensora de derechos humanos y morales.