EL MUNDO › ENTRE CATóLICOS Y PROTESTANTES
Una batalla campal tomó las calles de Belfast, reviviendo antiguas rivalidades entre jóvenes católicos y protestantes irlandeses. Los choques entre esos sectores arrojaron un saldo de cuarenta y siete policías heridos en una zona del norte de la capital de Irlanda de Norte, según confirmó ayer la Policía Nordirlandesa (PSNI). Los disturbios comenzaron el domingo cuando una marcha organizada por una banda de música simpatizante del partido Sinn Fein –antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA)– atravesó el barrio protestante de Carlisle Circus. Según fuentes policiales, unos 350 unionistas se dieron cita en ese lugar y, tras el desfile, jóvenes de ambos bandos se lanzaron piedras, bombas incendiarias y otros objetos, mientras las fuerzas de seguridad trataban de separarlos sin demasiado éxito. Atrapados entre las dos líneas de fuego, los agentes de la PSNI fueron atacados por ambas facciones.
Durante los incidentes, cuatro agentes fueron trasladados a un hospital cercano, aunque sólo uno permanecía hospitalizado al cierre de esta edición, mientras otros 43 policías fueron tratados por diversas heridas en el barrio donde se desataron los enfrentamientos. Cientos de bengalas, fuegos artificiales y 34 cócteles molotov se lanzaron contra la policía cuando intentaba mantener separadas a las facciones rivales, según dijo el superintendente jefe George Clarke.
En un comunicado difundido ayer, Clarke reconoció que se sentía enfurecido y triste por la violencia empleada por alborotadores republicanos partidarios de la unión con Irlanda y leales a la corona británica, que describió como “salvaje, atroz y reprobable”, y fue empleada contra sus hombres, a los que felicitó por el tremendo coraje desplegado. En respuesta a los ataques, la PSNI hizo uso de un carro de agua para dispersar a los manifestantes. En un momento dado, la policía advirtió a los alborotadores que podría emplear balas de plástico. La normalidad regresó a la zona en las primeras horas de ayer, según señaló un portavoz policial.
Al parecer, la ruta de esta marcha republicana había sido aprobada por la Comisión de Desfiles, pero la policía no había recibido notificación alguna sobre la organización de una protesta unionista. No obstante, los medios locales indicaron que la tensión ha ido creciendo. La zona llevaba una semana bajo tensión, desde un episodio violento en el que resultaron heridos siete policías, iniciado cuando una banda protestante desfiló frente a una iglesia católica, tocando música a pesar de la prohibición de la comisión de desfiles, que regula estas marchas en la provincia británica.
El político del Sinn Fein Ferry Kelly dijo que la violencia del lado protestante estaba organizada por la Fuerza Voluntaria del Ulster y la Asociación de Defensa del Ulster, dos grupos unionistas que se suponía estaban cumpliendo un alto el fuego. La policía pidió a los líderes comunitarios que celebren conversaciones antes de que se organicen más marchas este mes dentro de la tradicional temporada de desfiles.
La violencia paramilitar entre los republicanos mayoritariamente católicos y los protestantes probritánicos, que comenzó en los años ’70, terminó en gran parte desde el acuerdo de paz firmado en 1998, pero una buena porción de Belfast permanece dividida por líneas religiosas.
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