EL MUNDO › EL CAMBIO MINISTERIAL REFORZó LA LíNEA CONSERVADORA EN EL REINO UNIDO
El premier británico busca mejorar la imagen del gobierno de coalición, que no ha logrado dar respuestas ante la crisis.
› Por Andrew Grice y Nigel Morris *
David Cameron inclinó la balanza de su gobierno hacia la derecha ayer en su primer importante cambio de gabinete cuando promocionó a tradicionalistas conservadores y debilitó la influencia de los liberales demócratas dentro de la coalición. Los miembros conservadores del Parlamento aplaudieron lo que algunos llamaron “un recambio antiliberal demócrata” mientras Cameron reforzaba su propia posición con sus diputados que votan como lo ordena el bloque y buscó darles a las políticas del gobierno un aspecto más duro.
Los de derecha agradecieron el nombramiento de Chris Grayling como secretario de Justicia, en lugar del más liberal Kenneth Clarke, y Owen Paterson como secretario de Medio Ambiente, una movida que cuestionó el compromiso de Cameron de encabezar el gobierno “más verde de todos”. Clarke, quien tiene más de 30 años como parlamentario, será ministro sin cartera, aunque su principal tarea será la de ayudar a tomar las medidas necesarias para conseguir la recuperación económica.
Clarke, de 72 años, negó que su retirada como ministro de Justicia suponga una humillación al asegurar a los periodistas que para él era una “grata sorpresa” estar a su edad en el gabinete. El cargo que deja será ocupado por el hasta ahora secretario de Estado de Trabajo y Pensiones, Chris Grayling, mientras que la nueva ministra para Irlanda del Norte será Theresa Villiers, hasta ahora secretaria de Estado de Transporte y que sustituye en el nuevo puesto a Owen Paterson. En un intento por empujar al político demócrata liberal Vincent Cable hacia una posición más pronegocios que impulse el crecimiento, fue instalado en el Departamento de Negocios Michael Fallon, el vicepresidente conservador.
La inclinación a la derecha causó tensión entre los dos socios de la coalición. Aunque Cameron discutió el recambio con Nick Clegg, el viceprimer ministro no pudo detener los nombramientos. Anoche, los demócratas liberales advirtieron que ellos, si fuera necesario, vetarían las políticas de línea dura propuestas por los ministros entrantes. Insistieron que el medio ambiente permanecería como la prioridad número uno. Una importante fuente liberal demócrata dijo: “Estamos orgullosos de anclar este gobierno en el terreno del centro y continuaremos haciéndolo. Todavía estamos gobernados por el Acuerdo de la Coalición. Todas las decisiones tendrán que ser decisiones conjuntas”.
El primer ministro preparó el camino para un eventual giro total en los planes para una tercera pista de aterrizaje en Heathrow al sacar a la secretaria de Transporte, Justine Greening, quien se oponía a la expansión del aeropuerto como miembro del Parlamento por el distrito de Putney. Ella fue degradada a Desarrollo Internacional. Cameron trató de explotar el “factor sentirse bien” de los Juegos Olímpicos, al nombrar a Paul Deighton, jefe ejecutivo del comité organizador Locog, lord y ministro del Tesoro con poder para transformar la infraestructura de la nación.
El primer ministro no siempre consiguió lo que quería. Ian Duncan Smith se negó a dejar el Departamento de Trabajo y Pensiones, donde quiere pelear los planes de Economía de 10 mil millones de libras de recortes en gastos de bienestar. Las modificaciones buscan mejorar la imagen del gobierno de coalición, golpeado por diferencias internas, pero sobre todo por la falta de respuestas en el camino de la demorada recuperación económica. En ese sentido, una de las decisiones más cuestionadas es mantener en su puesto al ministro de Economía, George Osborne, responsable de los planes de ajuste que no logran sacar al país de la doble recesión.
Pero los aliados de Cameron afirmaron que había mostrado un liderazgo fuerte en un recambio decisivo. Andrew Lansley pagó el precio por no vender sus reformas del Seguro Nacional de Salud, con una degradación a Líder de los Comunes. Jeremy Hunt fue promovido a secretario de Salud, un notable regreso después de que casi perdió su puesto en Cultura esta primavera por sus cercanas relaciones con el imperio de Rupert Murdoch.
El compromiso de campaña del primer ministro de que un tercio de su gabinete estaría conformado por mujeres quedó muy lejos de la realidad cuando despidió a Caroline Spelman y Cheryl Gillan y sacó a la baronesa Warsi como presidenta tory contra sus deseos. Ella fue reemplazada por Grant Shapps y contratada como “ministra senior” en la Cancillería a cargo de fe y comunidades. Cameron contestó a las críticas de que sus recambios eran “antifemeninos” nombrando a nuevas estrellas políticas que entraron a los Comunes en 2010 como ministras junior.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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