El transporte urbano tuvo ayer un martes negro a raíz de la huelga nacional de ómnibus, metro y tranvías organizada por los sindicatos ante la falta de renovación del convenio colectivo en el sector. En medio de una jornada que paralizó al país, los gremios advirtieron que, de no recibir respuestas, continuarán con su plan de acción con una nueva huelga y una manifestación general con el bloqueo total de todos los servicios de transporte público. Los sindicatos aseguraron que la adhesión, sobre todo en el territorio nacional, al paro de 24 horas fue altísima, con un acatamiento del 99 por ciento. En las principales ciudades, las puertas del metro permanecieron cerradas, mientras las personas que viajaban en autobús lo hicieron con intervalos y dificultades. En particular, un momento de tirantez se registró en Milán, cuando en la estación de Metro Duomo algunos pasajeros intentaron pasar antes de que el personal de la Empresa de Transportes de Milán (ATM, por sus siglas en italiano) cerrara las puertas. La huelga fue impulsada por los sindicatos Filt-Cgil, Fit-Cisl, Uiltrasporti, Ugltrasporti y Faisa-Cisal para protestar por la falta de renovación del convenio colectivo en el sector.