La administración civil de Estados Unidos en Irak, comandada por Paul Bremer, puso en práctica los plenos poderes de los países ocupantes, avalados tras el voto positivo de la ONU. Bremer anunció ayer la disolución de los ministerios de Defensa e Información y el Ejército regular iraquí, despidiendo a unos 400.000 trabajadores, en su mayoría personal militar y también ordenó la disolución oficial de la Guardia Republicana, la tropa de elite del derrocado presidente Saddam Hussein. El líder del Consejo Nacional Iraquí (CNI), Ahmed Chalabi, un personaje con hasta ahora buenas relaciones con Estados Unidos, criticó ayer duramente la supresión del embargo económico internacional a Irak al entender que “consagra la ocupación extranjera” del país.
La medida impuesta por la administración civil estadounidense apunta a barrer con el aparato represivo de la dictadura de Hussein. Bremer explicó que la decisión afecta también a otras instituciones que formaron la columna vertebral del caído régimen. Y clarifica el estatus de los empleados en esas instituciones, algunos de los cuales se han manifestado en Bagdad en reclamo de sus salarios. Los despidos entraron en vigor con efecto inmediato, después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas levantara anteayer jueves las sanciones económicas impuestas a Irak y aprobara la instalación en el país de un gobierno de transición de posguerra bajo la conducción de Estados Unidos y Gran Bretaña.
A este respecto, Chalabi subrayó que la decisión de los miembros de Naciones Unidas reconoce una ocupación angloestadounidense que controlará todos los recursos del país, en declaraciones que difundió la cadena de televisión qatarí Al Jazeera. Esa resolución “contradice lo acordado con Estados Unidos: ellos vinieron a liberar Irak y no a ocuparlo”, puntualizó el dirigente político en un breve discurso a los asistentes en un acto en Bagdad durante el que se anunció la creación del partido Corriente Islámica Democrática (CID). Además, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan eligió al brasileño Sergio Vieira de Mello, actual Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, como su representante especial para Irak por un período inicial de cuatro meses.
La administración civil estadounidense en suelo iraquí se ha comprometido a reinstaurar unas fuerzas armadas en un “futuro próximo”. Además, prometió un Ejército “bajo control civil”. “Ese cuerpo será profesional, apolítico, militarmente eficaz y representará a todos los iraquíes”, se asegura el comunicado. Los soldados con rango inferior al de coronel del Ejército regular iraquí, que no eran considerados particularmente leales a Saddam Hussein, fueron enviados a casa con la promesa de que recibirán un pago de liquidación equivalente a aproximadamente un mes de sueldo, dijo la cadena estadounidense CNN. Los coroneles y demás oficiales de alto rango no recibirán compensación alguna.
Según informó la emisora británica BBC, la medida de Bremer afecta también a los tribunales militares y de seguridad, así como al Comité Olímpico, dirigido por el hijo de Saddam Hussein Uday. “Con la decisión tomada ayer se suspende temporalmente el servicio militar obligatorio, las posesiones de las unidades disueltas quedan en manos de la administración provisional anglonorteamericana y se despide a todos los empleados de las entidades disueltas”, dice el comunicado de la oficina de Bremer. A propósito del hijo mayor de Saddam, el comandante estadounidense de las tropas terrestres en Irak, general David McKiernan, dijo ayer que no se estaba negociando la entrega de Uday Hussein. “Nadie me trajo una oferta de Uday”, indicó McKiernan en Bagdad. De esta manera, el militar respondió a un artículo que publicó ayer el diario Wall Street Journal, según el cual Uday aparentemente estaba evaluando la posibilidad de entregarse a las fuerzas estadounidenses. El diario afirma que Uday Hussein se esconde en un suburbio de Bagdad y que quiere saber antes de su posible entrega qué acusaciones judiciales recaerán sobre él. A todo esto, soldados estadounidenses en Irak hallaron oro en un camión en un punto de control cerca de una localidad próxima a la frontera con Siria, según informó ayer el comando central de Estados Unidos en Doha, que estimó el valor del cargamento en alrededor de 500 millones de dólares.