EL MUNDO › EL BLOQUE EUROPEO RECIBIó EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ
En medio de los debates sobre el euro y la recesión, algunos miembros de la Unión Europea recibieron el galardón ayer en Oslo.
La Unión Europea, dividida y sumida en una crisis económica, recibió ayer en Oslo el Premio Nobel de la Paz por su contribución a transformar un continente en guerra en un continente en paz. Ante una veintena de jefes de Estado y de gobierno, entre ellos el presidente francés François Hollande y la canciller alemana Angela Merkel, el presidente del comité Nobel, Thorbjoern Jagland, pidió a la UE que siga adelante a pesar de la crisis. “Conservar lo que se ha conseguido hasta ahora, y mejorar lo que fue creado para resolver los problemas que amenazan hoy a la comunidad europea, es la única manera de solucionar los problemas de la crisis financiera”, manifestó el presidente del comité Nobel.
Jagland, conocido por su europeísmo en un país tradicionalmente euroescéptico, entregó el prestigioso premio a los representantes de las tres principales instituciones europeas, los presidentes del Consejo (Herman van Rompuy), la Comisión (José Manuel Barroso) y el Parlamento (Martin Schulz). “No estamos hoy aquí reunidos con la convicción de que la UE es perfecta. Pero tenemos la convicción de que tenemos que resolver nuestros problemas juntos”, dijo Jagland en la ceremonia celebrada en el ayuntamiento de Oslo. En un breve encuentro con la prensa, Hollande dio muestras de satisfacción. “Este premio al valor, la audacia y la solidaridad otorga a los dirigentes europeos responsabilidad, no sólo orgullo”, dijo.
La decisión del comité de entregar el Nobel de la Paz a la UE fue muy criticada porque la institución pasa por unos de sus peores momentos. La Unión Europea, impulsada tras la Segunda Guerra Mundial por Francia y Alemania como una forma de reconciliación tras el conflicto, empezó con seis países miembros y el próximo mes de julio tendrá 28 con el ingreso de Croacia, uno de los países implicados en el conflicto de los Balcanes de hace 20 años. Hubo ausencias destacadas, como la del primer ministro británico, David Cameron, en pleno debate en su país sobre la conveniencia de seguir formando parte de la UE. La posible salida del bloque europeo (Brixit, por British exit) ya no es un tema tabú en Gran Bretaña y el líder del cada vez más popular partido euroescéptico Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP, por sus siglas en inglés), Nigel Farage, dijo anteayer que, lejos de traer paz, la UE está engendrando violencia, pobreza y desesperación en toda Europa. El presidente checo Vaclav Klaus, muy euroescéptico, tampoco viajó a la ceremonia.
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