Mié 04.06.2003

EL MUNDO  › UNA CUMBRE ARABE-NORTEAMERICANA DA LUZ VERDE A OTRO PROCESO DE PAZ

La Hoja de Ruta empezó a orillas del Mar Rojo

“El mundo necesita un Estado palestino independiente y pacífico”, proclamó ayer George W. Bush. Fue tras una cumbre con cuatro dignatarios árabes que dieron su apoyo a una segunda cumbre, que se concreta hoy, entre israelíes, palestinos y estadounidenses.

Por Ferrán Sales *
Desde Aqaba, Jordania

Cuatro países árabes moderados –Egipto, Arabia Saudita, Bahrein y Jordania– se comprometieron ayer formalmente en Sharm El Sheik, a orillas del Mar Rojo, y ante el presidente norteamericano George W. Bush a combatir el terrorismo y apoyar la Hoja de Ruta, como fórmula idónea para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos. El doble “sí” de los dirigentes árabes a Estados Unidos supone un triunfo diplomático para la nueva política de la Casa Blanca en el Medio Oriente, tras la convulsión que ha supuesto para la zona y la comunidad internacional la operación militar contra Irak. Bush fue contundente: “El mundo necesita un Estado Palestino independiente y pacífico”, dijo.
“Utilizaremos todo el poder de la ley para impedir el sostenimiento de las organizaciones ilegales, incluyendo los grupos terroristas”, aseguró ayer en voz alta y firme el presidente egipcio Hosni Mubarak, al finalizar la cumbre de los cuatro países árabes con el presidente Bush. A la reunión asistió también como invitado especial el nuevo primer ministro palestino Mahmud Abbas (Abu Mazen, por su nombre de guerra), quien previamente había mantenido una entrevista con el dignatario norteamericano. Mubarak, en nombre de sus otros tres compañeros –el rey Abdalá II de Jordania, el rey Hamad de Bahrein y el príncipe heredero de Arabia Saudita Abdala Bin Abdel Aziz– se comprometió también a apoyar y respaldar la puesta en práctica del plan de pacificación israelo-palestino, la Hoja de Ruta, que prevé como primer paso el fin de la Intifada armada y la proclamación del Estado de Palestina para el año 2005.
“Esta visión significa que al lado del Estado existente de Israel aparecerá un nuevo Estado para los palestinos”, continuó Mubarak, mientras reflejaba con sus palabras el comunicado elaborado conjuntamente por los representantes árabes. El dignatario egipcio, como si tratara de cerrar el círculo de compromisos, añadió su determinación a “apoyar a la Autoridad Nacional Palestina para consolidar su autoridad, cimentadas sobre instituciones democráticas y responsables”. Ni una sola vez en el acto se pronunció el nombre del presidente palestino Yasser Arafat, ni se habló de los esfuerzos y trabajos de la comunidad europea en este proyecto.
El doble compromiso de los países árabes moderados con el amigo norteamericano fue aplaudido con entusiasmo por el propio presidente George W. Bush, ante un reducido auditorio, bajo un calor sofocante, mientras potentes equipos de refrigeración trataban en vano de hacer descender la temperatura a orillas del Mar Rojo.
“Si todas las partes cumplen sus obligaciones, podemos hacer un progreso continuo en el camino hacia el establecimiento de un Estado palestino, hacia un Estado de Israel en seguridad y hacia una paz global y justa. Tenemos necesidad de la paz verdadera, no simplemente de una tregua entre nuevas guerras y nuevas Intifadas, sino de una reconciliación permanente de los pueblos de Medio Oriente”, aseguró el presidente George W. Bush, mientras recogía los primeros triunfos diplomáticos entre la comunidad árabe.
George W. Bush, dirigiéndose luego al primer ministro palestino Mahmud Abbas, se comprometió personalmente a hacer todo lo necesario para que pueda proclamarse un día un Estado palestino si la dirección palestina, por su parte, se enzarzaba en la lucha contra el terrorismo. En este contexto, el presidente apeló a renglón seguido a Israel para llegar a un acuerdo con sus vecinos sobre un punto clave y difícil: el de los asentamientos.
“Yo soy ese tipo de hombres que hacen lo que dicen. Y lo que yo digo es que el mundo tiene necesidad de tener un Estado Palestino independiente y pacífico”, recalcó George W. Bush, mientras una y otra vez reclamaba la ayuda del “Dios todopoderoso” para llevar a término un proceso “largo ydifícil” y que iba a suponer un desgaste importante de sus “energías”. El acuerdo histórico entre Estados Unidos y los países árabes moderados no incluyó, sin embargo, una petición personal del presidente George W. Bush, que había solicitado a sus amigos el reconocimiento de Israel como el Estado judío y el restablecimiento total de las relaciones diplomáticas y comerciales, que sirvieran de ejemplo a los demás miembros de la comunidad. Las discusiones sobre este punto duraron cerca de dos horas y, a pesar de la insistencia del presidente norteamericano, finalizaron con un fracaso, que las dos partes trataron de silenciar.
Con estos compromisos en la mano, el presidente de EE.UU. se sentará hoy frente a frente ante el primer ministro israelí Ariel Sharon y el palestino Mahmud Abbas, a los que reclamará poner en marcha el programa de pacificación, la Hoja de Ruta. El encuentro se llevará a cabo en la otra orilla del Mar Rojo, en la zona jordana, en la ciudad de Aqaba, donde en las últimas horas han empezado a llegar millares de periodistas, ansiosos de poder asistir a la primera cumbre del siglo XXI sobre Medio Oriente.
*De El País de Madrid, especial para Página/12.

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