Sáb 14.06.2003

EL MUNDO  › EL RESCATE QUE NO FUE Y EL DINERO QUE NO SE ENTREGO EN PERU

Noticia de un secuestro senderista

El presidente peruano Alejandro Toledo sufrió un nuevo golpe al trascender que su versión del secuestro en Techint era falsa.

› Por Carlos Noriega

Página/12
en Perú
Desde Lima

El presidente Alejandro Toledo pudo disfrutar por muy poco tiempo de los placeres de la victoria por el “rescate” de los 71 trabajadores de la empresa Techint que habían sido secuestrados en la madrugada del lunes por Sendero Luminoso y liberados 36 horas después. El gesto de alivio que exhibió la tarde del martes cuando anunció el “final feliz” –como llamó al desenlace del secuestro– ha desaparecido de su rostro. Ahora aparece preocupado y fastidiado por el curso que ha tomado el caso.
“Es mezquino no reconocer el profesionalismo de las Fuerzas Armadas y Policiales en esta operación”, dijo ayer –en el mismo campamento de Toccate donde se produjo el secuestro– para responder a las dudas sobre la veracidad de la versión oficial de que fue un exitoso operativo militar el que permitió la liberación de los rehenes. En realidad esas dudas iniciales se han ido despejando y la verdad que comienza a emerger es muy distinta a lo que dijo Toledo en su mensaje lleno de triunfalismo del pasado martes. El propio ministro de Defensa, Aurelio Loret de Mola, tuvo que admitir ante el Congreso que no había existido ningún rescate como aseguró Toledo y que lo que hubo fue una liberación de los rehenes.
Ayer, dos medios de prensa peruanos (el diario Correo y la revista Caretas) publicaron extractos de los diálogos que sostuvieron el jefe de la columna de Sendero Luminoso, el camarada “Roberto”, y el jefe de seguridad de Techint, Carlos López, con lo que quedó demostrado que sí existió una negociación para lograr la liberación de los secuestrados, algo que inicialmente se había negado. Ante esta revelación, Toledo modificó su primera versión de lo ocurrido y señaló que su gobierno había dado “instrucciones” a los directivos de Techint para que negociaran con los insurgentes “con el fin de ganar tiempo”. Sin embargo, en diálogo con Página 12, Daniel San Martino, vicepresidente ejecutivo de Techint, afirmó que “al principio las negociaciones se hicieron sin participación del gobierno”. Aseguró que las autoridades peruanas “ingresaron luego, con la intención de ganar tiempo”. Del contenido del diálogo entre López y “Roberto” se desprende que ambos hablaban al margen de las autoridades peruanas:
López: –Por favor, Roberto... Nosotros dos podemos solucionar esto sin intermediarios.
“Roberto”: –Afirmativo... Son tratos nuestros que tenemos que resolver rápido.
López: –Tienes razón... Debemos cerrar los dos solos... No con los mosquitos (así llaman a los helicópteros militares).
Y poco después López agrega: “En una hora va a estar el amarillo (el helicóptero de Techint) con comida y algo más para evadir a los mosquitos”. Ese “algo más” sería un teléfono satelital para que pudieran comunicarse sin peligro de ser interceptados. Hasta ese momento la conversación era radial. La empresa y el gobierno han admitido que dicha entrega se produjo.
Los diálogos revelan a un “Roberto” bastante nervioso, apurado por dar fin al secuestro, y poco experimentado en esta clase de negociaciones.
López: –¿Cuánto es lo que vos querés?
“Roberto”: –Dame lo que has conseguido por el momento.
López: –Roberto... Roberto...
“Roberto”: –Adelante, lo que has conseguido... Lo que tienes en la mano... El resto más tarde.... López: –A la mano tengo comida y un medio de comunicación (el teléfono satelital).
Luego de una serie de regateos, “Roberto” le da instrucciones a López para que el helicóptero de Techint suelte la carga que la empresa le iba a enviar cerca al lugar donde se encontraba. La empresa asegura que solamente envió víveres y el teléfono satelital, pero nada de dinero. Los rehenes liberados están convencidos de que en esa carga también había dinero. Daniel San Martino, quien conversó con Página 12 minutos antes de abordar el avión que lo llevaría de regreso a Buenos Aires, admitió que se negoció pagar 200 mil dólares a los senderistas. “Eso no significa que ya había una decisión definitiva para pagar esa suma, eso todavía se tenía que consultar con Buenos Aires”, señaló San Martino, quien aseguró que el pago no se llegó a efectuar. Pero los rehenes fueron liberados igual. Resulta difícil encontrar una explicación de por qué los guerrilleros abandonaron a sus rehenes supuestamente sin haber recibido el rescate. “No sé por qué lo habrán hecho, supongo que habrán sentido la presión (de los militares”, fue la respuesta de San Martino.

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