EL MUNDO › UN LIBRO MEZCLA EXPERIENCIAS INTIMAS CON EL POLITICO FRANCES Y LA REFLEXION TEORICA
En un libro de reciente aparición, una jurista y ensayista argentina retrata a Dominique Strauss-Kahn como un ser humano “tironeado entre el hombre y el chancho”. Habla de sus siete meses de relación con el ex director del FMI.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
El ex director gerente del Fondo Monetario Internacional no termina de salir de las sábanas que tanto enredaron su vida pública. Sus historias densas con las mujeres le costaron el puesto en el FMI, la casi presidencia de la República de Francia –era el candidato socialista mejor valorado– y, ahora, le sale al paso un nuevo escándalo provocado por una investigadora argentina, Marcela Iacub. En un libro de título más que elocuente, La bella y la bestia, y con el cual el semanario Le Nouvel Observateur hace su tapa, esta jurista y ensayista argentina retrata a Dominique Strauss-Kahn como un ser humano “tironeado entre el hombre y el chancho”. El libro de Marcela Iacub es una suerte de “reportaje” introspectivo que narra los siete meses que duró la relación que, en 2012, mantuvo con el economista francés. Elocuente y digno ejemplo del puterío intelectual moderno, el libro de Marcela Iacub mezcla las experiencias íntimas con el político francés y la reflexión teórica. Por uno u otro canal, el retrato de Dominique Strauss-Kahn es tremebundo: “Incluso en la época en que mi pasión era tan fastuosa que hubiese cambiado mi porvenir contra una hora en tus brazos, nunca cesé de verte tal como eras: un chancho”.
Entre narración íntima de la relación amorosa y especulación sobre la teoría de “chancho” que está en cada uno de nosotros, el libro es un acabado requisitorio contra el ex responsable del FMI, a quien, en el momento en que fue acusado en Estados Unidos de agresión sexual, Marcela Iacub defendió. En enero del año pasado, Iacub publicó el libro Una sociedad de violadores, en el cual asumía la defensa de Strauss-Kahn. Ahora es otra historia. De defensora se transformó en verdugo. La autora no escatima metáforas ni descripciones crudas de escenas de sexo. Por un lado escribe: “Me sentí obligada a defenderte para decir: los chanchos tienen derecho a ser chanchos. Una sociedad que mete a sus criaturas en la cárcel por el solo motivo de que tienen gustos propios a su especie no es una sociedad libre”. Pero, por el otro, anota: “Esta es tu culpa, tu verdadera culpa: pretendías estar dispuesto a dar tu sangre por la patria cuando, en realidad, te servías de esa patria para derramar tu esperma inagotable”. El libro recién sale la semana próxima, pero el semanario Le Nouvel Observateur publicó un adelanto y una entrevista donde la autora no deja a nadie sin cabeza. Cuando se refiere a la pareja que formaron la periodista Anne Sinclair y Strauss-Kahn, Iacub dice: “Anne Sinclair está convencida de que ella y su marido pertenecen a la casta de los amos del mundo”. El libro suscitó una reacción inmediata de Strauss-Kahn. El político francés envió una carta al director de Le Nouvel Observateur en la cual dice que está doblemente “asqueado”. Primero “por el comportamiento de una mujer que seduce para escribir un libro, aprovechándose de sentimientos amorosos para explotarlos económicamente”. El hombre califica el relato como “fantasmagórico e inexacto”. Es, dice Strauss-Kahn, “un ataque despreciable” a su vida privada “y a la dignidad humana”. Segundo porque no entiende cómo una publicación como Le Nouvel Observateur, pretendidamente de izquierda, actúa de forma “comercial y sucia”. La ex mujer de Strauss-Kahn, Anne Sinclair, también denunció “un relato engañoso y falaz”.
El lector que se asoma a estas páginas está tentado de escupir o reírse a carcajadas. No se sabe muy bien qué es verdad y qué es imaginado en esta escenificación verbal de una relación amorosa con un personaje mundialmente conocido e incriminado por sus prácticas sexuales. A pesar de la crudeza, parece escrita por una adolescente desilusionada. En la entrevista con Le Nouvel Observateur, la ensayista define su trabajo con el cómico título de “reportaje” y alega que “las etapas de la relación, los lugares, todo es verdadero”. En cuanto a lo más íntimo, Iacub explica que tuvo que recurrir “a lo maravilloso”. Incluso si las escenas “son falsas en el plano de los hechos, son verídicas desde el punto de vista psíquico, emocional, intelectual”. El “reportaje” es entonces un cóctel de verdades, imaginación, realismo sexual fantástico, exploración de la teoría del chancho y decapitación de un hombre a quien Iacub define como el “perro caniche” de su esposa que se vendió a cambio de la “vida de lujo” que Anne Sinclair le ofrecía (la ex esposa es multimillonaria). “Tu vida –escribe Iacub en el libro– la habías vendido, la habías cambiado por dinero, por los palacios, los autos, los trajes, los sirvientes, los viajes, los zapatos.” La autora argentina rescata en el dirigente francés lo más horrible que para ella es lo más hermoso, es decir, el chancho: “Lo que hay de creativo en Dominique Strauss-Kahn, de artístico, de bello, pertenece al chancho y no al hombre. El hombre es espantoso. El chancho es maravilloso”, dice Iacub en la entrevista. Para la jurista argentina, “el chancho es la vida que quiere imponerse sin ninguna moral, la vida que toma sin pedir ni calcular, sin preocuparse por las consecuencias (...). El chancho es el presente, el placer, lo inmediato, es lo más bello que hay, la parte más bella del hombre. Al mismo tiempo, el chancho es un ser asqueroso, incapaz de la más mínima forma de moral”.
Marcela Iacub frecuentó a Dominique Strauss-Kahn durante siete meses, de enero a agosto de 2012. Según cuenta en la entrevista, empezó a escribir el libro durante la relación. Luego, una vez que ésta terminó, “el libro se escribió solo, salió de mis manos”. Marcela Iacub está convencida de que Strauss-Kahn es inocente del delito de agresión sexual contra Nafisatou Diallo, la mucama del hotel Sofitel de Nueva York que acusó a Strauss-Kahn de haberla agredido sexualmente. Su teoría es que, como buen “chancho”, el ex jefe del FMI la usó para sus placeres y no le dejó “ni una propina”. Lo que queda de la lectura de estas pobres páginas es una impresión de chismerío de lujo, de relato de una experiencia sin dudas fuerte, trastornante, que pretende a lo universal. En suma, un arreglo de cuentas convertido luego en teoría psicoanalítica sobre el chancho y otros placeres o deseos escondidos. Es un libro muy francés, muy pedante, vengativo. Otro reflejo del exhibicionismo y la pobreza intelectual y moral de la sociedad occidental.
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