EL MUNDO › BERSANI NO PACTA CON BERLUSCONI, GRILLO CON NINGUNO
Mientras el Partido Democrático estudia un programa de gobierno que pueda seducir a los seguidores de Grillo y así asegurarse el voto de confianza, Berlusconi sabe que nadie lo quiere como aliado y se ocupa de sus juicios.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Al concluir la primera semana desde las elecciones, los líderes del centroizquierda y del Partido Democrático (PD), Pierluigi Bersani; del Movimiento Cinco Estrellas, Beppe Grillo, y del centroderecha y del Pueblo de la Libertad, Silvio Berlusconi, las tres formaciones “clasificadas” en el “campeonato” eleccionario, no se ponen de acuerdo sobre qué hacer. En la Cámara de Diputados ganó el centroizquierda, pero el Senado está dividido prácticamente en tres partes principales casi iguales. Ninguna de ellas, por sí sola, podría conseguir el voto de confianza de la Cámara alta que se requiere para lanzar un nuevo gobierno.
El desafío es claro: si los políticos no se deciden de una buena vez a poner el hombro, la nave se va a pique. Y esa es la sensación que tiene mucha gente.
“Tendríamos que volver a dos partidos principales. Así como estamos, con tantos partiditos chiquitos, todo se complica. En esta situación, Berlusconi no puede ofrecer ninguna solución, excepto las que sirvan para salvarle el traste a él. Hacer un acuerdo Bersani-Grillo le convendría a Bersani y al propio Grillo, aunque las medidas que se implementen tienen que ser más “grillinas” que “bersanianas”. Grillo sostiene la esperanza de los jóvenes. “Yo lo voté, como muchos de mis amigos”, dijo a Página/12 Alex Lacasella, estudiante universitario.
“Creo que en Italia necesitamos un huracán que se lleve a todos los viejos que ocupan la política. Se requiere gente joven, preparada políticamente y no corrupta, para salir del lío en el que nos encontramos. Grillo no está preparado políticamente. Y Bersani pertenece a los viejos. Tal vez Matteo Renzi (el joven alcalde de Florencia, del PD) sería mejor”, según Gianna Tabó, una empleada de Roma.
Un poco más optimista fue Davide Detomi, un ingeniero aeroespacial: “Yo creo que Grillo, diciendo que no apoyará las propuestas de Bersani en el Senado, está simplemente tirando de la cuerda, alzando el precio del voto de los suyos. Si Bersani, en el programa de gobierno que presente al Parlamento, ofrece cosas que los ‘grillinos’ han incluido en el suyo, como una nueva ley electoral, otra contra la corrupción o una contra el conflicto de intereses, creo que Grillo no va a tener más remedio que aceptar. Porque de lo contrario entraría en contradicción con sus propias ideas. Claro, no sé si Bersani podrá hacerlo, si su partido se lo permitirá”.
Tal vez esta es la tesis que están manejando los dirigentes del PD. Pero Grillo dice y repite a los suyos que no se pueden hacer acuerdos con un partido que es corresponsable de todo lo que está pasando. Matteo Renzi, el joven alcalde de Florencia que perdió en las primarias del PD contra Bersani retirándose educadamente, se presenta ahora como una alternativa a Bersani. “Creo que los ‘grillinos’ no aceptarán jamás a Bersani. Tal vez el gobierno se puede hacer, pero el jefe deberá ser un personaje nuevo”, comentó el Premio Nobel de Literatura Dario Fo, gran sostenedor de Grillo. Pero Renzi responde que no está interesado porque se presentó a las primarias del PD y perdió y ahora se dedica a ser el alcalde de Florencia.
Y el politólogo Leonardo Morlino, profesor de la Universidad Luis Guido Carli de Roma, coincide en varios aspectos. “El éxito del Movimiento Cinco Estrellas es la respuesta más racional y obvia a la sordera de los partidos tradicionales que durante el año de gobierno técnico de Mario Monti no respetaron sus compromisos en materia de reforma de la política. Muchos se preguntan si el M5S será adecuado para gobernar, teniendo dentro gente de izquierda y de derecha. Pues si no están en condiciones ahora, lo aprenderán. El Movimiento está ante una situación difícil: o adquieran eficacia gobernativa o se desbandan. Veremos qué pasa en los próximos meses”, dijo.
Mientras tanto, Berlusconi, que sabe perfectamente que ni el centroizquierda ni Grillo lo quieren como aliado, ahora está más preocupado por sus asuntos personales que por otra cosa. Los procesos en su contra, que fueron suspendidos porque estaban las elecciones, ahora retomaron su curso y en los próximos días se sabrá, por ejemplo, si la pena a cuatro años de cárcel a la que fue condenado en primer grado por la Justicia de Milán por fraude al Estado, en el juicio Mediaset, será confirmada o no. La Justicia de Nápoles, además, lo está investigando por una coima de tres millones de euros con la que presuntamente compró a un senador de la oposición (del partido Italia de los Valores), para hacer caer el gobierno de centroizquierda de Romano Prodi en la década pasada.
Para defenderse, porque según él “una parte de la Magistratura utiliza la Justicia para eliminar a los adversarios que no se logran eliminar con el sistema democrático de las elecciones”, Il Cavaliere ha convocado a una manifestación callejera el 23 de marzo –el día de la confirmación o no de la condena Mediaset– para protestar contra los jueces.
Las noticias que caen como baldes de agua fría sobre los desorientados y angustiados ciudadanos italianos son cada día peores. La última se refiere a la desocupación, que ahora alcanza casi el 12 por ciento, habiéndose quedado sin trabajo en 2012 unas 500.000 personas. La desocupación juvenil (hasta los 24 años), por lo demás, es literalmente escandalosa: 38,7 por ciento, según datos oficiales del Instituto de Estadísticas Istat revelados ayer (ver aparte).
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