EL MUNDO › LA ADMISION DEL EX MINISTRO DE FINANZAS DE EVASION FISCAL HUNDIO EL PRESTIGIO DEL GOBIERNO FRANCES
Hollande había sido electo en mayo del año pasado con el lema de “La República ejemplar”, pero el caso Cahuzac y la ola de revelaciones que lo acompañan ponen en entredicho esa premisa y arrojan un denso manto de sospechas.
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Los socialistas franceses se quedaron empantanados en un suculento escándalo ligado a la cuenta de banco que el ex ministro de Presupuesto y Hacienda del presidente François Hollande Jérôme Cahuzac mantenía abierta en un banco suizo. La implicación de quien estaba encargado de la política fiscal del gobierno en un claro caso de evasión fiscal abrió a su vez una caja de Pandora que dejó al descubierto el nefasto papel que desempeñan los llamados paraísos fiscales, la forma en que el sistema político recurre a ellos, al tiempo que alcanzó de lleno al jefe del Estado en un momento en que el presidente acumula los índices más bajos de popularidad que se hayan registrado de la Quinta República.
François Hollande fue electo en mayo del año pasado con el lema de “La República ejemplar”, pero el caso Cahuzac y la ola de revelaciones que lo acompañan ponen en entredicho esa premisa y arrojan un denso manto de sospechas en torno de todo el Ejecutivo socialista. La historia de Jérôme Cahuzac es ya una novela negra en sí, pero a la luz de las casi diarias revelaciones de la prensa ese escándalo es apenas un capítulo de la trama corrupta.
En una investigación sobre los paraísos fiscales publicada ayer por el diario Le Monde, el vespertino revela que el tesorero de la campaña electoral de Hollande y amigo personal del presidente, el editor y empresario Jean-Jacques Augier, tiene desde el año 2008 dos empresas de oscuros contornos en las Islas Caimán, uno de los paraísos fiscales más célebres del mundo, donde buena parte de los corruptos y narcotraficantes del planeta depositan su dinero. El artículo de Le Monde forma parte de una investigación llevada a cabo por la prensa internacional (Consorcio independiente de periodistas de Investigación, ICIJ) a lo largo de 15 meses. Su resultado es abrumador: 2,5 millones de ficheros, 130.000 cuentas offshores con igual número de nombres de políticos y empresarios de todo el planeta (130 franceses) que usan las Islas Caimán para evadir impuestos. Se trata nada más y nada menos que de una estructura del delito fiscal a escala planetaria que ya tiene un nombre: el “Offshoreleaks”.
El hilo conductor de esta bomba política ha sido el entramado que armó el ex ministro socialista. El portal de informaciones Mediapart reveló hace unos meses que el ex titular de la cartera de Presupuesto y Hacienda tenía dinero colocado en un banco suizo. Ante los medios y ante el mismo Parlamento, Jérôme Cahuzac negó la veracidad de esa información, cuya prueba estaba sustentada en una grabación en la cual Cahuzac expresaba su preocupación por la cuenta y el dinero que había en ella. De desmentido en desmentido, el caso se complicó cuando la Justicia abrió una investigación, lo cual forzó la renuncia del ministro. Pero la auténtica bomba explotó esta semana cuando, tras meses y meses de jurar por todos los dioses que jamás había tenido una cuenta en Suiza, Jérôme Cahuzac confesó que era cierto. Antes de la confesión, Cahuzac presentó una querella contra el portal Mediapart y hasta fue a declarar ante el Parlamento: “No tengo, y nunca he tenido cuentas en el extranjero, ni ahora ni antes”. Pero resultó que sí. Jérôme Cahuzac dijo que estaba “devastado por el remordimiento” y ello lo llevó a confirmar a los jueces la existencia de esta cuenta: “También les informé que ya había dado las instrucciones necesarias para que la totalidad de los activos depositados en esta cuenta, que no fue alimentada desde hace una docena de años, unos 600.000 euros, sea repatriados a mi cuenta bancaria en París”. Demasiado tarde.
Cahuzac le mintió a todo el mundo y esa mentira puso al Ejecutivo socialista bajo el peso de dos acusaciones: o sabía y fue cómplice del ministro o pecó por tonto y crédulo. Los jueces inculparon a Cahuzac por blanqueo y fraude fiscal, mientras que la oposición conservadora exige hoy que el presidente renueve su gabinete y cambie a su primer ministro, Jean-Marc Ayrault. El presidente francés salió al paso del escándalo y el miércoles dijo: “Cahuzac no se benefició con ninguna protección más allá de la presunción de inocencia”.
Hollande aseguró que había sido engañado por su ex ministro y calificó de “ultraje a la República” el comportamiento de Cahuzac. La trama de Jérôme Cahuzac es tanto más explosiva cuanto que el mismo diario Le Monde reveló que, en 1992, la persona que estuvo a cargo de abrir la cuenta bancaria en el banco suizo UBS a nombre del ex titular de la cartera de Presupuesto y Hacienda fue Philippe Péninque, un amigo y consejero de la presidenta del partido de extrema derecha Frente Nacional, Marine Le Pen. La cuenta fue gestionada a partir de 1993 por la financiera Reyl and Cie., con base en Ginebra. El ex ministro socialista alimentaba la cuenta a través de Hervé Dreyfus, quien actuaba como gestor. En 2009, la cuenta de Cahuzac en el banco UBS fue transferida a Singapur.
Suiza, Luxemburgo, Austria, las Islas Caimán, Samoa, las islas Cook, Singapur, los Principados de Mónaco y de Liechtenstein son los paraísos fiscales que significan un gigantesco agujero negro de la economía mundial. La coincidencia del caso de Jérôme Cahuzac con la publicación de la investigación del Consorcio Independiente de periodistas de Investigación, ICIJ, arroja una luz sobre la existencia de esos lavadores de dinero aliados de la vertiente más corrupta del liberalismo. En 2009, durante la cumbre del G-20 que se celebró en Londres, los dirigentes prometieron una acción decisiva contra los paraísos fiscales. “La época del secreto bancario se acabó”, dijeron entonces los miembros del G-20. Pero se está acabando el planeta, no los paraísos fiscales.
Las informaciones suministradas por el ICIJ provienen de una filtración que demuestra la fabulosa fortuna que circula en los paraísos fiscales. El ICIJ obtuvo información de dos ex miembros de entidades financieras que operan en paraísos fiscales. Las informaciones conciernen a más de 170 países y a miles de personalidades del planeta que camuflan sus riquezas en esos castillos a los que ninguna ley hace temblar. El diario Le Monde cita en su propia investigación a James S. Henry, un antiguo economista de la consultora McKinsey, quien calcula que los multimillonarios particulares depositaron entre 16 y 24 billones de euros en los paraísos fiscales. Ese monto es igual a la suma de los PIB de Estados Unidos y Japón. Resulta difícil apostar por un saneamiento del sistema mundial. Hasta un ministro socialista que tenía como misión ministerial luchar contra le evasión fiscal es hoy el protagonista de una doble estafa: al Estado al que pertenece, por haber puesto su plata al resguardo del sistema fiscal nacional, y a los electores. Francia obtuvo el voto socialista a causa, entre otras cosas, de esa “República ejemplar” que, hasta ahora, los socialistas encarnaban mejor que la derecha. Pero el dinero derriba la moral y los principios políticos y termina uniendo a todos por igual en un planetario festín de estafas e impunidad.
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