EL MUNDO › FRANCISCO ASUMIó EL CARGO EN TANTO JEFE DE LA IGLESIA
En la homilía de la misa en San Juan de Letrán, el Papa destacó la “paciencia” de Dios. “Quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar.”
› Por Elena Llorente
Desde Roma
En una ceremonia realizada en la basílica de San Juan de Letrán, el papa Francisco asumió ayer como obispo de Roma, una función que le corresponde en tanto máximo jefe de la Iglesia Católica. Pero antes, junto al alcalde de Roma, Gianni Alemanno, Francisco descubrió una placa que rebautizó el área ubicada en torno del obelisco egipcio del 1500 a.C., situado a un costado de la iglesia, como plaza Beato Juan Pablo II. No hubo discursos ni mensajes especiales en este caso, dado que el Papa entraría pocos minutos después a San Giovanni para la misa de asunción.
San Juan de Letrán, una de las cuatro mayores basílicas de Roma, es considerada la madre de todas las iglesias de Italia y del mundo. Surgió en el siglo IV por decisión del primer emperador que legalizó el cristianismo, Constantino, en las huertas de la familias de los Lateranos. Es la sede del obispado de Roma.
Francisco dio una vuelta en el papamóvil antes de entrar a la iglesia. A sus puertas se habían congregado miles de fieles desde temprano, con la esperanza de ver al papa argentino, tal vez poder dirigirle una palabra o recibir su especial atención y bendición, como ocurre cada miércoles en la Plaza San Pedro, donde el Papa se baja del jeep, abraza y saluda a la gente, besa a los niños. Al entrar a la basílica, como exige la ceremonia de asunción, besó el crucifijo de la basílica y luego bendijo con agua bendita a sí mismo y a los que estaban a su alrededor. Poco después y emprendiendo el largo recorrido de más de cien metros hasta el altar, se detuvo con los minusválidos que, numerosos, ocupaban un lugar privilegiado y esperaban su saludo. Al comentar detalles de la preparación de la ceremonia, un periodista católico contó que alguien le había dicho al Papa que para abreviar la ceremonia se podía acortar el saludo a los enfermos. Y que Francisco habría contestado: “No me quiten los enfermos. Ellos serán mi pasaporte al Paraíso”.
El Papa fue recibido en la iglesia de San Juan oficialmente, por el obispo vicario de Roma, cardenal Agostino Vallini, quien en realidad hace el verdadero trabajo del obispo en representación del Papa. Vallini, en un breve mensaje de apertura, y hablando en nombre incluso de los católicos de la diócesis, le prometió obediencia. “Roma lo quiere al Papa –dijo Vallini en una entrevista con Radio Vaticana ayer por la mañana–. He visitado algunas parroquias últimamente y toda la gente manifestaba un gran afecto y una gran sintonía con el papa Francisco.” Y más adelante contó que muchos le pidieron que el pontífice fuera a visitar las pequeñas parroquias y que él les preguntó por qué. “Es que el papa Francisco nos ha llegado al corazón”, respondieron.
En la homilía de la misa en San Juan de Letrán, el papa Francisco destacó la “paciencia” de Dios que, subrayó, “no es impaciente como nosotros, que frecuentemente queremos todo y enseguida, también con las personas. Dios es paciente con nosotros porque nos ama, y quien ama comprende, espera, da confianza, no abandona, no corta los puentes, sabe perdonar”. Y haciendo un llamado, que ha repetido ya otras veces, a los que se han ido de la Iglesia y que son especialmente numerosos en los países desarrollados, dijo que “Dios nos espera siempre, aun cuando nos hayamos alejado, no está nunca lejos y, si volvemos, está preparado para abrazarnos”. “Sentiremos su ternura, sentiremos su abrazo y seremos también nosotros más capaces de misericordia, de paciencia, de perdón y de amor”, concluyó.
En la mañana de ayer, en ocasión de la oración del Regina Coeli (que sustituye al Angelus en el período pascual) a mediodía desde el balcón de su estudio que da a la Plaza San Pedro, el papa Francisco se había referido específicamente a la paz. “La Iglesia ha sido enviada por Cristo a hace crecer el reino del amor, a sembrar la paz en los corazones para que se afirme también en las relaciones, en la sociedad, en las instituciones”, dijo. También recordó a Juan Pablo II y los casi 100 mil fieles reunidos en la plaza estallaron en un prolongado aplauso.
Francisco ha asumido a este punto sus dos funciones principales, la de papa y la de obispo de Roma, por lo cual ahora podrá dedicarse de lleno a los nuevos nombramientos dentro del Vaticano y a las esperadas reformas de la curia vaticana y de la Iglesia en general. Su agenda prevé, entre muchas otras cosas, el 12 de mayo la consagración de sus primeros santos en la plaza de San Pedro, entre ellos la colombiana Laura de Santa Catalina de Siena y la mexicana María Guadalupe García Zavala.
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