Mar 01.07.2003

EL MUNDO  › UNA TORTUOSA NEGOCIACION PARA LOGRAR QUE ISRAEL EVACUE TERRITORIOS

La comedia de errores de la tregua

Las negociaciones entre Israel y los palestinos avanzan a marcha forzada, mientras los palestinos muestran un frente interno muy dividido. Esta nota cuenta la interna que impidió que los palestinos acordaran una declaración conjunta.

Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Hamas, Yihad Islámica y Al Fatah anunciaron el domingo oficialmente una tregua de tres meses en su lucha contra los israelíes, pero el anuncio se hizo de manera sincopada, asincrónica, ya que disensos entre las diferentes facciones impidieron un comunicado conjunto. La respuesta de los israelíes fue tajante, al asegurar que no se consideran afectados por estas decisiones, a pesar de lo cual el domingo retiraron sus tropas del norte de Gaza y comenzaron a devolver el control de la zona a las fuerzas de seguridad palestinas. El repliegue proseguirá por toda Cisjordania, empezando por Belén mañana, para lo cual ayer se negociaban las condiciones de retirada. También ayer se produjo la primera violación a la tregua, cuando un trabajador búlgaro fue asesinado por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa en Cisjordania. Pero el premier israelí Ariel Sharon, en vez de cancelar el proceso, dijo a su país que no se puede esperar un inmediato cumplimiento del acuerdo por parte de los palestinos, y que el fin del terrorismo tomará tiempo.
El anuncio de tregua de las tres principales fuerzas políticas palestinas esconde el fracaso de la Autoridad Palestina (AP), que hubiera querido firmar un comunicado conjunto y solemne. Hamas y Yihad Islámica aceptaron un alto el fuego por tres meses; Al Fatah, por seis. El jefe del gobierno palestino, Mahmud Abbas, el presidente Yasser Arafat, los mediadores egipcios, y responsables de los partidos y organizaciones habían previsto que la tregua se anunciase al mismo tiempo, 11 de la mañana, en tres escenarios diferentes: El Cairo, Gaza y Ramala. Pero cuando todo estaba preparado para el gran acontecimiento, rebrotaron con fuerza las disensiones internas en el seno de Al Fatah, lo que obligó a los gobernantes palestinos a aplazar el acto y arruinó una gran operación de imagen, con la que se trataba de consolidar sobre todo la figura de Abbas como primer ministro. Portavoces de la AP aseguraron desde Ramala que los disensos no eran de fondo, sino que se trataba de detalles sin importancia, relativos a los términos o la fraseología que se debía utilizar en el comunicado conjunto, por el que se anunciaba oficialmente el cese de hostilidades. Un portavoz de la AP trató de minimizar la situación y dijo que lo importante no era la ceremonia, sino el hecho de que todas las facciones estaban de acuerdo en establecer un alto el fuego. Añadió, lo que a aquella hora era evidente, que cada una de las organizaciones lo anunciaría por su cuenta, de acuerdo con su jerga particular.
El incidente pone en evidencia el caos, confusión y dificultades de un proceso de negociación que se ha llevado a término en cuatro escenarios diferentes –Gaza, Ramala, El Cairo y Damasco–, además de las distintas concepciones y proyectos políticos, pero sobre todo demuestra la fragilidad de la cúpula palestina, especialmente débil desde que se hiciera cargo Abbas y se intentara marginar el liderazgo de Arafat. La conclusión es tajante: la unidad palestina no existe, ni siquiera sobre el papel.
Los primeros en declarar la tregua oficialmente fueron los dos grupos fundamentalistas, Yihad Islámica y Hamas. Lo hicieron, inesperadamente, a media tarde a través de un documento conjunto, en un desafío evidente a la AP y especialmente a Abbas, quien durante estas últimas semanas ha querido arrogarse la paternidad y el control de la tregua. Horas más tarde Al Fatah, tras superar un enfrentamiento interno, anunció su cese de hostilidades con los israelíes.
El documento fundamentalista establece un alto el fuego a partir del 29 de junio, pero el mantenimiento del cese de hostilidades queda condicionado a una serie de concesiones draconianas, agrupadas en dosapartados. En el primero se pide a Israel el cese inmediato en sus agresiones, lo que incluye los asesinatos selectivos, los bloqueos de las ciudades, las destrucciones de casas, granjas y cultivos, el fin de las detenciones y deportaciones y el levantamiento del arresto en que se encuentra desde hace más de un año Arafat. En segundo lugar se reclama la liberación incondicional de todos los prisioneros palestinos, incluidos los condenados a penas prolongadas. También lanza una seria advertencia a los israelíes al asegurar que “en el caso de que el enemigo no se comprometa con estas condiciones y términos o los viole”, el acuerdo quedará sin efecto.
Este anuncio de la tregua obligó al partido gubernamental Al Fatah a efectuar una carrera rápida de consultas con las diferentes facciones para llegar a un acuerdo al respecto. Diversos grupos de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, el brazo militar de Al Fatah, se habían negado a dar por bueno el documento de alto el fuego elaborado, desde la celda de una prisión israelí, por su máximo dirigente, Marwan Barguti. Los resquemores afloraron con toda brutalidad en el seno del partido gubernamental, entre la vieja y la nueva guardia. Al caer la noche, hubo finalmente acuerdo.
Portavoces del gobierno de Israel reaccionaron con dureza a la declaración de tregua, insistieron en el “desmantelamiento y erradicación de las infraestructuras terroristas” y consideraron que la “tregua es una bomba de relojería, que será utilizada por las facciones para reestructurarse y fortalecerse”. Pese a ello, el ejército se retiró el domingo del norte de Gaza y ayer se negociaba el retiro de Belén, uno de los puntos más sensibles de la guerra de baja intensidad israelo-palestina.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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