Mié 02.07.2003

EL MUNDO

Abriendo las puertas a la paz en Medio Oriente

Los primeros ministros de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y de Israel, Ariel Sharon, se comunicaron personalmente sus voluntades de pacificación. Israel aflojará el asedio a Yasser Arafat.

Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Israel permitirá al presidente palestino, Yasser Arafat, viajar a Gaza, sin que ello signifique el fin del confinamiento impuesto desde diciembre del 2001, que lo mantiene encerrado en su cuartel general –Mokata– de Ramalá. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, comunicó esta decisión ayer personalmente a su par palestino, Mahmud Abbas, después de que ambos se intercambiaran un mensaje de paz y diálogo y celebraran una reunión cumbre en Jerusalén, la primera, desde que se empezó a aplicar, bajo la presión de Estados Unidos, el proceso de pacificación establecido en la Hoja de Ruta. Washington vio positivo el encuentro.
La decisión de Sharon de mitigar el asedio de Arafat supone la aceptación parcial de una de las exigencias reivindicadas de manera unánime por los grupos radicales palestinos en su declaración de tregua, difundida el domingo, en la que reclamaban la libertad absoluta de movimientos para el anciano presidente. El premier israelí, asimismo, anunció su intención de estudiar la posible libertad de los detenidos administrativos palestinos, que permanecen recluidos en centros de internamiento en el Neguev y sobre los que no ha recaído ninguna sentencia firme de un tribunal. Se negó, sin embargo, a liberar a aquellos activistas que tengan o puedan tener manchadas las manos de sangre, entre los que se encontraría el líder de los Tanzim y de las Brigadas de los Mártires de al Aqsa, Marwan Barghuti, sobre el que se había rumoreado su libertad.
El gesto de Sharon supone un paso importante y significativo hacia la distensión del conflicto israelo-palestino y el establecimiento de medidas de confianza mutuas, una doble exigencia impuesta en la Hoja de Ruta, que se lanzó el pasado 4 de junio en la cumbre de Aqaba (Jordania) y que empezó a aplicarse hace 48 horas, con dos decisiones trascendentes: la primera el anuncio de tregua de cinco organizaciones radicales palestinas y la segunda el repliegue de las tropas israelíes de la franja de Gaza. El siguiente paso se dará hoy cuando las tropas se retiren de Belén, iniciando con esta operación el repliegue general en Cisjordania, que podría quedar ultimado antes de seis semanas.
Sharon y Abbas quisieron ayer solemnizar este inicio del proceso de pacificación, intercambiándose mensaje de diálogo, que fueron leídos desde Jerusalén y difundidos al mismo tiempo por las televisiones israelíes y palestinas. Los dos leyeron sus mensajes en su propia lengua: Sharon en hebreo, Abbas en árabe. Después se reunieron con algunos de sus ministros en el despacho del jefe de gobierno israelí para ultimar los detalles de las próximas operaciones de paz.
“Basta ya de muertes, basta ya de tragedias, basta ya de dolor, vayamos hacia el futuro”, anunció Abbas en su discurso, mientras adelantaba que iba a plantear a su interlocutor una serie de reivindicaciones clave para la paz, como el fin de las incursiones militares, la libertad de los prisioneros, el libre movimiento de la población palestina, la congelación de los asentamientos o la paralización de los asesinatos selectivos.
El mensaje que el jefe del gobierno israelí fue también, como el de su homólogo palestino, un ejemplo de moderación y diálogo, como si de antemano alguien, posiblemente Estados Unidos, los hubiera puesto de acuerdo. “Hoy tenemos una nueva oportunidad para los dos, con un futuro lleno de esperanzas que parece más alcanzable que en el pasado”, recalcó Sharon, insinuando a continuación una serie de reivindicaciones, que después serían explicadas a Abbas en su despacho, la más importante de las cuales es la “necesaria erradicación de las redes terroristas” y el desarme de las facciones radicales.
La próxima cita de la paz será hoy en Belén. Las autoridades municipales reclamaban a los mandos del ejército un repliegue total y absoluto, incluido los alrededores de la Tumba de Raquel, un lugar venerado por judíos y cristianos, punto de peregrinación de las dos comunidades que, desde el inicio de la Intifada, los israelíes han convertido en un enclave fortificado. Pero sobre todo las autoridades de Belén planteaban a los militares una segunda reivindicación: la de no quedar aislados y cerrados, permitiéndoseles el acceso a Jerusalén Este.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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