Vie 04.07.2003

EL MUNDO

El delicado arte de mantener una tregua sobre polvorines activados

Una fracción palestina se declaró ayer no comprometida con la tregua con Israel, pero no la rompió. Israel liberó a presos políticos mientras los palestinos atacaban una colonia judía en Cisjordania.

Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, constituida por militantes radicales del partido gubernamental Al Fatah, amenazaron ayer con romper de manera unilateral la tregua declarada junto con otras cuatro facciones palestinas hace poco menos de una semana, en su lucha contra Israel. En un comunicado emitido desde la ciudad cisjordana de Kalkiliya, portavoces de esa facción advirtieron que si los israelíes continúan con sus ataques, ellos volverán a tomar las armas, provocando un verdadero “terremoto”.
La advertencia de estos extremistas es una respuesta directa a las últimas operaciones bélicas del ejército israelí, que en poco menos de veinticuatro horas dio dos importantes golpes a la cúpula de esta organización: al detener a uno sus dirigentes locales, Ibrahim Manssur y matar a su lugarteniente Mahmoud Shawer. Portavoces del ejército israelí vinculan a estos dos militantes con el tiroteo perpetrado hace dos semanas contra una camioneta cuando circulaba por una carretera cercana de Kalkiliya, provocando la muerte de una niña de tres años y heridas en tres de sus familiares, todos ellos miembros de una comunidad colona.
La amenaza de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa no parecía preocupar excesivamente anoche a los gobiernos israelí y palestino, que continuaban intercambiándose gestos de buena voluntad en un esfuerzo por aplicar la Hoja de Ruta en todos sus puntos y continuar avanzando, aunque sea a pequeños pasos, por la ruta de la paz. Inspirado por esta atmósfera, Ariel Sharon decretó ayer la libertad de un grupo de 34 prisioneros políticos palestinos, entre los que se encontraba el coronel Suleiman Abu Mutlak, responsable de la Seguridad Preventiva de Gaza, que fue arrestado hace dos semanas por las tropas israelíes acusado de estar implicado en un atentado suicida contra un autobús. El propio ministro de Seguridad Interior, Mohamed Dahlan, había intervenido a favor del detenido, asegurando que era un colaborador fiel e imprescindible para restablecer la paz y el orden en Gaza. Al mismo tiempo que los primeros presos palestinos lograban la libertad, el primer ministro Mahmud Abbas se reunía con los dirigentes de Hamas en Gaza, en un nuevo esfuerzo para convencerlos de que abandonen posturas maximalistas y acepten participar en el gobierno y se integren en la Organización para la Liberación de Palestina, OLP.
Mientras tanto, el ejército de Israel cerró ayer durante cerca de cuatro horas la autopista de Salahadin, de Gaza, la principal arteria de la Franja, que comunica el norte con el sur de la región, y cuyo control fue transferido hace pocos días a la policía palestina. Las tropas clausuraron la carretera como protesta por los disparos de morteros artesanales, que un grupo de radicales efectuaron contra el asentamiento judío de Guskatif, provocando varios heridos. Abbas reaccionó con dureza ante la agresión y calificó a los activistas de “terroristas”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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