Sáb 05.07.2003

EL MUNDO

La operación masacre que terminó con 44 devotos chiítas en Pakistán

Al menos 44 personas murieron y 65 resultaron heridas en un grave atentado contra una mezquita chiíta en el sudoeste de Pakistán, en lo que parece signo de un nuevo ciclo de violencia interconfesional.

Un atentado terrorista cometido ayer contra una mezquita chiíta en la ciudad de Quetta dejó un saldo de 44 muertos y más de 60 heridos. Se trata del peor atentado en Pakistán desde hace años. Las tropas del gobierno vigilan que se cumpla un toque de queda decretado en la capital de la provincia de Baluchistán. El presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf, de visita oficial a París, dijo en declaraciones en conferencia de prensa que el gobierno actuaría firmemente en contra de los terroristas.
Al menos 44 personas murieron y otras 65 resultaron heridas en un presunto ataque suicida perpetrado ayer contra una mezquita chiíta de Quetta, al sudoeste de Pakistán, según una organización de ayuda humanitaria. “Hemos contado 44 cadáveres y hay 65 heridos en los hospitales”, declaró Naím Ahmed, supervisor local de Edhi Welfare Trust, la mejor organización humanitaria del país. Antes, el ministerio paquistaní del Interior había dado un balance de al menos 31 muertos y 50 heridos. “Al menos 31 personas murieron y unas 50 fueron heridas”, había declarado el general Javed Cheema, el jefe de la célula de crisis del Ministerio del Interior paquistaní, agregando que se había decretado un toque de queda indefinido en la capital del Baluchistán. El gobierno cerró todos los establecimientos educativos en Quetta. El primer ministro Mir Zafarullaha Jamali, que estaba en Quetta cuando ocurrió el ataque, canceló todas sus actividades, incluyendo una reunión del gabinete.
“Por lo menos tres atacantes lanzaron granadas y abrieron fuego indiscriminadamente sobre los fieles que salían de la mezquita al finalizar la gran plegaria del viernes”, declaró a la prensa un oficial de la policía. Según la policía, uno de los atacantes murió por la explosión de una granada en el interior de la Nasirul Aza Imambargah, una mezquita chiíta del centro de Quetta. Los guardias de seguridad mataron a otro atacante en el exterior de la mezquita, y un tercero, herido en la cabeza, falleció cuando era trasladado al hospital, según el jefe de la policía local Rehmatulá Niazi.
Los medios de prensa de Quetta señalaron que las víctimas son de la etnia hazara, que pertenece a la minoría chiíta en Pakistán. Después del atentado estallaron disturbios en las inmediaciones de la mezquita, a la que acuden esencialmente chiítas de la etnia hazara, a menudo oriundos de Afganistán, cuya frontera está situada a 60 kilómetros al oeste de Quetta. Los chiítas del barrio incendiaron vehículos y lanzaron piedras contra las fuerzas del orden, que respondieron efectuando disparos al aire, según dijeron los testigos. Los hazara atacaron incluso a una ambulancia y a la guardia del hospital en el que eran tratados los heridos. Se impuso un toque de queda, pero apenas dos horas después del atentado, unidades paramilitares patrullaban las calles desiertas de la localidad a bordo de vehículos ligeros blindados.
“Hay mucha tensión, los militares patrullan e instalaron retenes”, dijo un residente del centro de la ciudad. Al ser preguntado sobre la posibilidad de que las fuerzas de seguridad abran fuego contra los causantes de disturbios, el general Cheema se limitó a decir que “era el procedimiento normal en situación de toque de queda”. Se trata del segundo ataque en un mes contra chiítas en Quetta: el 8 de junio, 12 alumnos policías de la comunidad hazara murieron y ocho resultaron heridos cuando su vehículo fue atacado en el centro de la ciudad. En visita oficial en París, el presidente Musharraf aseguró que “algunos individuos en Pakistán se esfuerzan por sabotear todo aquello por lo que lucha la inmensa mayoría de la población. Debemos actuar firmemente contra ellos”, afirmó durante una conferencia de prensa.
El ataque de ayer se produce en momentos en que una alianza de partidos religiosos, dominada por los musulmanes sunnitas, organizó protestas en todo el país contra el presidente Musharraf. La minoría chiíta representa cerca del 20 por ciento de los 145 millones de paquistaníes que son musulmanes en un 97 por ciento. Desde el fin de los años ‘80, hubo muchos actos de violencia entre sunnitas y chiítas que causaron varios miles de muertos, sobre todo durante la segunda mitad de la década del ‘90.

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