EL MUNDO › EL PAPA DIJO ESTAR CONTENTO POR IR A BRASIL
Viajará en un avión de línea como un pasajero más para no romper con su estilo de simplicidad y austeridad. Pide a los jóvenes que se preparen espiritualmente.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
A su primer viaje internacional, del 22 al 28 de julio a Brasil en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, el papa Francisco también le impuso su estilo austero. A diferencia de otros papas, especialmente de Juan Pablo II, que pasó muchas horas de su pontificado arriba de los aviones, Francisco no quiso viajar en el súper avión de Alitalia, en el que normalmente se preparaba una pequeña habitación para el pontífice y hasta una cama, sino que prefirió hacerlo en un normal avión de pasajeros. Y aunque al parecer algunos trataron de convencerlo de que el viaje era largo y él necesitaba descansar porque iban a ser siete días muy intensos, no quiso romper con el estilo de simplicidad que lo ha venido caracterizando y con el cual se ha conquistado la simpatía de mucha gente en estos primeros cuatro meses de pontificado.
Pese a que esta visita al país latinoamericano había sido organizada durante el papado de Benedicto XVI, muchos esperan que el sello del “estilo Francisco” –un papa que se aleja de todo aquello que significa riqueza, desde el departamento papal en el que nunca quiso vivir hasta los autos que usa para sus traslados y su ausencia en ciertos eventos realizados en el Vaticano y considerados mundanos– sea la carta ganadora en un país y en una región, donde la Iglesia católica está perdiendo fieles cada día. Según un estudio de Pew Research Center, un centro de investigaciones sociales y políticas de Estados Unidos, el número de católicos en Brasil ha bajado de 125 a 123 millones en un decenio, mientras las religiones protestantes, especialmente los Pentecostales, han pasado de 26 millones en 2000 a 42 millones en 2010. El avance de las religiones protestantes y de las sectas ya había sido presentado como un problema por los obispos de Centroamérica a Juan Pablo II, cuando éste visitó varios de aquellos países en la década del ’90. Y estos datos estarán en la mira de Francisco cuando se encuentre con el millón de jóvenes de 170 países que se esperan en Río. Desde allí, según el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, lanzará un mensaje a toda América latina.
No dejan de preocupar sin embargo los disturbios callejeros que desde hace varias semanas se vienen produciendo en varias ciudades brasileñas, los últimos hace dos o tres días en dos barrios de Río de Janeiro. Y aunque las protestas no son contra el Papa, sino principalmente contra los gastos decididos por el gobierno para la Copa Mundial de Futbol del año próximo y los costos que eso significa para la gente común, muchos temen encontronazos. “Tenemos total confianza en la capacidad de las autoridades locales para manejar la situación. Por lo cual vamos completamente serenos, sabiendo que las manifestaciones no tienen nada de específico contra el Papa o la Iglesia”, dijo padre Lombardi hablando con los periodistas. Según algunos diarios italianos y brasileños, la visita de Francisco a Brasil le costará al país sudamericano cerca de 45 millones de euros, sobre todo en materia de medidas de seguridad de la que participarán entre 10.000 y 14.000 hombres de las fuerzas armadas y de otras fuerzas.
Francisco parece entusiasmado de poder encontrar a tantos jóvenes. Desde sus primeros días de pontificado viene haciendo referencias a la Jornada Mundial de la Juventud, un evento creado durante el papado de Juan Pablo II. “Queridos amigos, yo también emprendo el camino con ustedes, por la senda dejada por el beato Juan Pablo II y Benedicto XVI –dijo Francisco a los jóvenes reunidos en la plaza de San Pedro el Domingo de Ramos–. Miro con alegría al próximo mes de julio en Río de Janeiro. Prepárense bien, sobre todo espiritualmente, para que el encuentro sea una signo de fe para el mundo entero”, añadió. Y ayer mandó un mensaje a los jóvenes por Twitter: “Queridos jóvenes, sé que muchos de ustedes están todavía en viaje hacia Río. Que el Señor los acompañe en el camino”. Según el Instituto de investigaciones Toniolo de Italia que prepara periódicamente el “Informe jóvenes”, con el que colaboran profesores de universidades católicas, más del 70 por ciento de los entrevistados de entre 18 y 29 años, piensa que el Papa es una persona en la que se puede confiar mientras el 85 por ciento pone en evidencia que está más cerca de la gente que de la jerarquía de la Iglesia.
Francisco es el tercer papa que visita Brasil, después de Juan Pablo II (que fue tres veces) y Benedicto XVI (una). El programa de esta Jornada Mundial de la Juventud fue readaptado, después de la elección de Francisco en marzo. El papa Francisco quiso agregar algunos elementos y etapas en el viaje, explicó Lombardi, como por ejemplo el peregrinaje al santuario de Aparecida, la visita a la favela de Varginha de Río y al hospital San Francisco de Asis, además del encuentro con el Celam, la Conferencia Episcopal latinoamericana. “La visita a Aparecida ha sido particularmente querida por el Papa y ocupa un día que de otra manera se habría dedicado al descanso”, dijo el portavoz al explicar a la prensa algunos detalles del viaje. En Aparecida se reunió en 2007 el episcopado latinoamericano y elaboró un documento que Francisco regala a todos los jefes de Estado y políticos latinoamericanos que recibe en el Vaticano. De la delegación oficial forman parte entre otros el secretario de Estado Tarcisio Bertone, virtual primer ministro de la Santa Sede, el cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y de la Pontificia Comisión para América latina y el cardenal Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para la Vida Consagrada y único purpurado brasileño que trabaja en el Vaticano.
El Papa se encontrará oficialmente con la presidenta de Brasil, Dilma Roussef, el día de su llegada a Río. En el programa oficial de la visita no están previstos otros encuentros con mandatarios o políticos de otros países latinoamericanos, aunque no se descartan que puedan existir, a nivel privado. En cuanto a la posibilidad de que el Papa pudiera visitar también Uruguay, fue completamente descartada por Lombardi, tal como sucedió algunos meses atrás cuando se habló de una eventual visita a la Argentina durante este año.
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