EL MUNDO › EL ESTALLIDO EN EL SUR DE BEIRUT CAUSO VEINTE MUERTOS
El ataque contra un bastión del partido chiíta Hezbolá se produce en momentos en que el conflicto sirio divide a los libaneses entre partidarios y opositores a la revuelta siria.
Al menos 20 personas murieron ayer y más de 200 resultaron heridas al explotar un coche bomba en un suburbio del sur de Beirut, considerado un bastión del partido político y grupo armado islamista Hezbolá, según informó la prensa estatal. El estallido se produce en el marco de una cadena de hechos de violencia en el Líbano vinculados con la guerra civil en la vecina Siria, conflicto que dividió a los libaneses entre detractores y partidarios de la revuelta contra el presidente sirio, Bashar al Assad. Poco después del ataque, el ministro saliente del Interior, Maruan Charbel, adelantó que las primeras investigaciones apuntaban a que el estallido había sido causado por un vehículo cargado con explosivos.
El atentado se produjo entre las zonas de Beir al Abed y Rweiss, cerca del llamado Centro de los Mártires, lugar utilizado por Hezbolá para celebrar actos y reuniones. Una densa columna de humo negro, procedente de esa área, podía apreciarse desde otros puntos de la capital libanesa. Grupos insurgentes sirios amenazaron con ataques contra Hezbolá por su intervención militar en apoyo a las fuerzas de Al Assad, que permitió recientemente la reconquista de la ciudad siria de Al Qusair, cerca de la frontera con el Líbano.
El ataque en Beirut fue reivindicado en un video subido a Internet por un grupo extremista sunnita desconocido hasta ahora llamado Las Brigadas de Aisha, Madre de los Creyentes. En la cinta, una persona con el rostro cubierto insta a los libaneses a permanecer alejados de las regiones controladas por Hezbolá y hace referencia al líder del grupo chiíta. “Le estamos enviando a (Hasan) Nasralá, el cerdo, el segundo mensaje y todavía no lo ha entendido. Le dijimos la primera vez que no es usted quien define el tiempo y el lugar. Es la segunda vez que lo hacemos y siempre será en sus feudos”, advirtió el enmascarado, que calificó al dirigente de ser un agente de Israel y de Irán.
La de ayer fue la segunda explosión en poco más de un mes que tuvo lugar en el sur de Beirut, una zona mayoritariamente chiíta donde Hezbolá, un partido que integra el gobierno libanés y posee un poderosísimo brazo armado, tiene una gran presencia e influencia. La agencia de noticias estatal libanesa NNA dijo que 20 personas murieron y 212 resultaron heridas por la explosión, que ocurrió sobre una calle muy concurrida en el barrio de Rweiss.
El fuerte estallido envolvió a varios autos en llamas y elevó hacia el cielo una densa y alta humareda que afectó a varios edificios, según imágenes de canales de emisoras locales, que mostraron también el arribo de ambulancias, policías y cientos de testigos en el lugar. El ejército señaló en un comunicado que varias personas quedaron atrapadas en edificios tras la explosión y pidió a residentes del área colaborar con las fuerzas de seguridad y los servicios de emergencia que intentaban rescatarlos. La televisión Al Manar, voz de Hezbolá, aseguró que se encontraron restos de cadáveres a diez metros del lugar donde tuvo lugar la explosión.
El atentado fue condenado de forma unánime por todos los dirigentes libaneses, incluido el presidente Michel Suleiman, que en un comunicado calificó el acto de cobarde, ya que “envía un mensaje con la sangre de inocentes”. En su opinión, el ataque que afecta a todo el Líbano lleva las huellas de Israel, que quiere socavar la estabilidad y resistencia del pueblo libanés, en especial en el séptimo aniversario del fin de la guerra de 2006 entre el Estado judío y Hezbolá. Por su parte, el primer ministro saliente, Nayib Mikati, condenó el atentado y decretó un día de duelo nacional. Mikati convocó para hoy a una reunión del Consejo Superior de Defensa en el palacio presidencial de Baabda.
Líbano acusa a uniformados israelíes de violar la línea azul, trazada por las Naciones Unidas tras la retirada de Israel en 2000, después de 22 años de ocupación de una parte del sur del territorio libanés. Por ese motivo, presentaron una queja formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU. También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó la agresión. “Este tipo de actos de violencia son completamente inaceptables y sólo refuerzan la determinación de la comunidad internacional de seguir apoyando la seguridad y la estabilidad del Líbano”, señalaron desde la oficina del titular de la ONU en un comunicado. Tras llamar a los libaneses a apoyar las instituciones y seguir unidos en estos momentos tensos, Ban confió en que los responsables sean llevados ante la Justicia “lo antes posible” y extendió sus condolencias a los familiares de las víctimas.
El mes pasado, otro atentado con coche bomba causó 53 heridos en el vecino barrio de Beir al Abed. La guerra civil en la vecina Siria agravó las tensiones entre sunnitas y chiítas en el Líbano. Los chiítas apoyan en general al presidente Al Assad, mientras que los sunnitas respaldan la revuelta insurgente en su contra, que según la ONU ya dejó más de 100.000 muertos desde su inicio, en marzo de 2011.
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