Mié 16.07.2003

EL MUNDO  › REPUBLICANOS Y DEMOCRATAS RECHAZAN LAS EXPLICACIONES SOBRE IRAK

Una administración radiactiva de mentiras

El gobierno de George W. Bush no logra parar el escándalo sobre los informes de espionaje que justificaron la guerra en Irak y cada vez más son más los legisladores, incluso republicanos, que piden que aparezcan los responsables. Para el senador republicano Chuck Hagel, la CIA no es la única culpable en este escándalo. Supuestamente, esta agencia autorizó a Bush a incluir el dato de que Irak había intentado comprar uranio en Níger en un discurso que dio en enero pasado. El director de la CIA admitió su responsabilidad, pero, según Hagel, “esto no fue orquestado por un solo hombre y es demasiado serio para que no sepamos qué pasó”. Y recordó que en este baile también están involucrados el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y el secretario de Estado, Colin Powell.
Todavía no está claro quién dio el OK para incluir la conexión IrakNíger en el discurso que Bush dio sobre el Estado de la Unión y que justificó la invasión a Irak. Pero para la Casa Blanca, el uso de esta información dudosa fue un episodio aislado. Sin embargo, para Carl Levin, el demócrata de mayor jerarquía del Comité Fuerzas Armadas del Senado, esto “no es incidente aislado ni un ‘error’. Fue negociado entre la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional (NSC)”, declaró ayer frente al Senado. “Hay un número significativo de pruebas de que esto forma parte de una política de exageraciones y declaraciones engañosas”, indicó. Casi todos los legisladores demócratas votaron a favor de la guerra, pero ahora, a casi un año y medio de las próximas elecciones presidenciales, piden una investigación sobre los informes de inteligencia. Para Levin, se necesita una investigación bipartidaria “profunda y veraz” ya que el único objetivo del informe sobre el uranio “fue hacer creer al pueblo estadounidense que había evidencias de que Irak intentaba obtener armas nucleares”. Los esfuerzos de Rice para justificar esa declaración afirmando que era “técnicamente cierta” “no van a la raíz del problema”, dijo Levin. “El punto es que la declaración fue calculada para crear una falsa impresión”, afirmó. Y criticó que la Casa Blanca haya querido desviar la polémica responsabilizando al director de la central de inteligencia, George Tenet, por el discurso de Bush.
El presidente norteamericano confirmó a Tenet en su cargo, pero para el presidente del Comité Inteligencia del Senado, el republicano Pat Roberts, hay una “campaña de filtraciones de la CIA a los medios de comunicación que busca desacreditar al presidente”. Mientras, la Casa Blanca sigue tratando de minimizar la polémica. La nueva línea argumental, que contradice lo dicho antes de la guerra, en marzo, señala que el gobierno nunca dijo que Irak tuviera armas nucleares. Según esta versión, Estados Unidos fue a la guerra porque Bagdad sí tenía armas químicas y biológicas y trataba de reactivar su programa nuclear.
Del otro lado del Atlántico, un experto británico en armamento iraquí, David Kelly, negó ser la fuente anónima que reveló a la BBC que el gobierno de Gran Bretaña exageró los informes sobre Irak. Kelly, que es microbiólogo y trabaja para el Ministerio de Defensa británico, fue interpelado ayer por una comisión de la Cámara de los Comunes. Allí reconoció que habló con el periodista de la BBC Andrew Gilligan, pero negó haber dicho que alguien del gobierno cambió el contenido de los documentos que apoyaban la invasión. “De la conversación que tuvimos, no creo que Gilligan pudiera asumir lo que después dijo”, declaró Kelly. Hace una semanas, Gilligan difundió la noticia de que el gobierno había “maquillado” los informes sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Irak. Inmediatamente, el Parlamento inició una investigación que, hasta el momento, ha exculpado al jefe de prensa del primer ministro británico, Tony Blair, Alastair Blair, de haber intervenido en los informes. Con la declaración de Kelly y la negativa de Gilligan a revelar su fuente, la comisión se queda sin el “chivo expiatorio” que buscaba, la persona que supuestamente sabe si el gobierno exageró los informes o no. Así que sóloresta investigar si, manipulando datos o no, Blair llevó a Gran Bretaña a la guerra sin tener pruebas suficientes contra Irak.
Luego de que la prensa británica apuntara a los servicios de inteligencia italianos como los responsables de pasar la información sobre la supuesta compra de uranio de Irak a Gran Bretaña y Estados Unidos, la Justicia italiana abrió ayer una investigación sobre el tema. El anuncio fue hecho por el ministro de Relaciones Exteriores italiano, Franco Frattini, que dijo que “Italia y los servicios secretos italianos nunca brindaron documentación sobre este tema a otros servicios secretos ni a nadie”. Y rechazó las “eventuales acusaciones de falsedad relativas a esos documentos”.

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