Mié 16.07.2003

EL MUNDO

Seis bombas nucleares que estallan en la estrategia norasiática de Bush

Corea del Norte redobló su presión sobre EE.UU. al decirle que tiene suficiente plutonio como para fabricar seis bombas nucleares.

Por Javier del Pino *
Desde Washington

En una reunión secreta la semana pasada, el embajador de Corea del Norte ante Naciones Unidas comunicó a un representante del gobierno de Bush que su país ha producido suficiente plutonio como para fabricar seis bombas nucleares. El delegado norcoreano anunció que el proceso de fabricación de las armas comenzará de inmediato. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos tratan de determinar si el anuncio de Corea del Norte se ajusta a la verdad o si es un simple “envite diplomático”. Las primeras informaciones parecen confirmar la escalada nuclear norcoreana, que pone a prueba la coherencia de la política exterior de Bush. Y la Casa Blanca no descarta una acción militar para impedir que Corea del Norte se dote de armas nucleares.
La reunión de la semana pasada en Nueva York se celebró a petición del embajador de Corea del Norte ante la ONU, Pak Yon Gil. El gobierno de George W. Bush escogió como enviado a Jack Pritchard, un alto cargo del Departamento de Estado asignado al conflicto con ese país. En el encuentro, el delegado norcoreano leyó una declaración oficial para comunicar que su país ha reprocesado materiales para la fabricación de plutonio. Por si el anuncio no era lo suficientemente claro, Pak Yon Gil confirmó que su gobierno se dispone a usar inmediatamente ese plutonio en la fabricación de al menos seis bombas nucleares. Según fuentes gubernamentales citadas por el diario USA Today, los servicios de inteligencia estadounidenses acababan de detectar la presencia de gas criptón sobre Corea del Norte. La presencia de ese elemento en las pruebas atmosféricas es un indicio de reprocesamiento de combustible nuclear para la extracción de plutonio. Aunque las fuentes aclaran que el gas no es una demostración clara de esa actividad, “es un primer indicio de que al menos han empezado a hacer lo que ahora dicen que han concluido”, asegura el periódico. Corea del Norte asegura que ese proceso concluyó el 30 de junio. Paradójicamente, la Casa Blanca considera que todavía faltan pruebas para demostrar que existe realmente un programa nuclear en marcha en Pyongyang, a pesar de las pruebas de los servicios de inteligencia y el reconocimiento público del gobierno de ese país.
Un alto cargo de la administración Bush reconoce en The New York Times que la situación a la que se enfrentan es inversa al ejemplo iraquí: “Pasamos años enteros buscando pruebas de que Irak mentía cuando decía que no tenía un programa nuclear. Ahora, Corea del Norte dice que tiene un programa nuclear y tratamos de demostrar si es verdad o si es una gran mentira”, asegura. Washington considera que los constantes atrevimientos de Pyongyang tratan de forzar un diálogo con la Casa Blanca que permita establecer acuerdos económicos. Bush se niega a mantener ese diálogo si no es con la participación de otros países de la zona, como China, Japón o Corea del Sur, pero el régimen de Pyongyang sólo acepta un encuentro bilateral.
Bush ha proporcionado valoraciones antagónicas. Insiste en que este conflicto debe resolverse por la vía diplomática, pero repite al mismo tiempo que su país “no tolerará” que Corea del Norte posea armas nucleares, lo cual es de partida una incongruencia porque se da por hecho que ese país ya tiene al menos dos bombas fabricadas. El nuevo portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, ante la pregunta de si Estados Unidos estudia la opción militar con ese país, declaró ayer que “el presidente nunca descarta opciones”, tema que “discutirá con sus amigos y aliados, con los vecinos de Corea del Norte”.
Pyongyang lleva meses demostrando sus intenciones nucleares. Contemplado desde el prisma de la guerra contra Irak, su comportamiento deja en evidencia la política de acciones preventivas diseñada por el gobierno de Bush. En octubre del año pasado, cuando la escalada militar contra Irakhabía comenzado, Corea del Norte anunció su intención de reprocesar combustible nuclear y desviarlo hacia la fabricación de armamento. El 31 de diciembre expulsó de su territorio a los inspectores de Naciones Unidas. Hace unos meses, los satélites-espía de Estados Unidos captaron el traslado de los materiales guardados en los contenedores precintados por los inspectores de la ONU.
Los expertos en la zona no saben determinar si Corea del Norte está ejerciendo un chantaje nuclear para conseguir contrapartidas económicas o si simplemente quiere que el mundo acepte a este país como nueva potencia nuclear. William Perry, que fue secretario de Defensa con Bill Clinton, aseguró que la situación actual puede provocar una guerra antes de fin de año. Según declaró a The Washington Post, el conflicto “era manejable hace seis meses, pero no hicimos las cosas bien”. El ex funcionario de la última administración demócrata señaló que “hace varios meses vengo pensando que si los norcoreanos se lanzan al reprocesamiento, entonces estamos camino a la guerra”. Perry cree que el gobierno norcoreano pronto comenzará a realizar ensayos con cabezas nucleares, que podrían ser compradas por terroristas para dirigirlas contra Estados Unidos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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