Sáb 31.08.2013

EL MUNDO  › HOLLANDE SE APRESTA A PARTICIPAR DEL BOMBARDEO A SIRIA

Francia se suma a la aventura

A contramano de los principales países europeos, que pusieron reparos a una intervención armada contra el régimen de Assad, el gobierno francés se alineó con Washington y se prepara para apuntar sus cañones hacia Damasco.

› Por Eduardo Febbro

Desde París

El presidente francés se arrimó a la estrategia norteamericana y se apresta a participar con Washington en la probable salva militar contra el régimen sirio de Bashar al Assad, en represalias por la presunta utilización de armas químicas en un ataque lanzado el pasado 21 de agosto contra las posiciones de los rebeldes en los alrededores de Damasco. En una entrevista publicada este viernes por el vespertino Le Monde, el presidente francés confirmó que París participaría en la magra coalición (Estados Unidos, Francia y tal vez la Liga Arabe) que apunta sus cañones hacia Damasco. François Hollande reiteró que la ofensiva del 21 de agosto constituye “un crimen contra la humanidad” que merece, como respuesta, una intervención “de alcance limitado”.

El jefe del Estado se convirtió de pronto en un insistente partidario de la ofensiva militar y pasa a encarnar así una suerte de socialismo de nuevo perfil: militarista, intervencionista y aliado goloso de la Casa Blanca. De hecho, Francia es hoy el único aliado europeo de Barack Obama. Londres se quedó afuera después del voto del Parlamento, Italia se opone a la intervención y Alemania no entra en el juego diseñado. El mandatario francés no ha cambiado su línea desde que llegó al poder en mayo del año pasado. Francia respaldó a los rebeldes desde el principio, fue también el primer país en reconocer la legitimidad de la Coalición Nacional Siria como ente legal de la oposición e, igualmente, el primer país que admitió públicamente que estaba armando al Ejército Sirio Libre (nombre que llevan las fuerzas irregulares que combaten el régimen de Bashar al Assad).

Hollande dijo en la entrevista con Le Monde que “la matanza química de Damasco no puede ni debe quedar impune”. Luego precisó: “No estoy a favor a una acción internacional que apuntaría a liberar Siria o derrocar a la dictadura. Pero sí creo que hay que parar a un régimen que comete actos irreparables contra su pueblo”. El escenario que queda plantado es tan cómico como ilustrativo de las variables convicciones del socialismo francés. François Hollande, en vez de distanciarse, prosigue con la ruptura iniciada por su predecesor, el conservador Nicolas Sarkozy. El ex jefe de Estado había liderado en 2011 la coalición que intervino en Libia bajo mandato de la ONU para proteger a la población civil. En realidad, la intervención tuvo como meta el derrocamiento del coronel Khadafi.

Sarkozy había roto así la actitud adoptada por el ex presidente Jacques Chirac quien, en 2003, se opuso a la invasión en Irak programada con una trama de mentiras por el ex presidente norteamericano George Bush. La crisis que se desató en aquel entonces entre Francia y Estados Unidos –conocida como “la guerra de las papas fritas”– fue enorme. La consejera para la seguridad nacional de Bush, Condoleezza Rice, había dicho: “Hay que ignorar a Alemania, perdonar a Rusia y castigar a Francia” (Moscú y Berlín también se habían opuesto en la ONU a la invasión de Irak).

Pero los favores se devuelven al contado. François Hollande le reintegra a Obama el apoyo logístico que éste le brindó cuando París activó la ofensiva contra los integristas islámicos en Mali y el Sahel. París y Washington quedan hoy más cercanos que nunca. Luego de que los diputados británicos le negaran a David Cameron el permiso de participar en la guerra en Siria (285 votos contra 272) París es el único socio europeo de peso con que cuenta la administración norteamericana. El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, calificó a Francia como “our oldest allies”, “nuestro más antiguo aliado”. Para los británicos, el traspié es histórico. El aliado más “antiguo” y fiel ha sido siempre el Reino Unido. París ocupa en adelante ese estatuto privilegiado que vuelve loca de orgullo a la prensa francesa.

El giro histórico es resentido en Gran Bretaña como una gigantesca humillación. La tapa de la última edición del diario The Sun ilustra hasta el paroxismo el sentimiento británico: “Death notice”, “Certificado de defunción”, escribe el rotativo. Con ello busca decir que la relación privilegiada entre Washington y Londres ha muerto. Los europeos son muy celosos de sus relaciones especiales con la Casa Blanca. Celosos, por no decir chupamedias de Washington. Cualquier gesto de reconocimiento de Estados Unidos es sentido como una bendición papal, un premio, una buena nota al alumno menor, un espaldarazo al aprendiz. Da lástima, desde luego, pero el complejo es de una hondura de tira cómica. La ironía de la historia quiere que Hollande se haya mostrado más firme que la imagen y el apodo con que sus detractores lo retratan: “el presidente blando”.

No se sabe muy bien adónde desembocará “el castigo” a Siria. Pero las líneas ya están trazadas y los protagonistas asumen su papel. Alemania terminó con la ambigüedad y aclaró: “No contemplamos participar en una acción en Siria”. La OTAN mira hacia otro lado, Italia se opuso desde el principio, al igual que la gran mayoría de los países europeos. El montaje militar previsto apunta esencialmente a destruir blancos militares específicos como depósitos de municiones, sistemas de comunicación, aeropuertos, bases militares.

Es muy probable que después de ese breve “castigo” la guerra interna continúe con su inagotable flujo de atrocidades cometidas por ambas partes, éxodo de la población y matanzas indiscriminadas. En términos de política internacional, en nombre del “castigo a una monstruosa violación de derechos humanos” (François Hollande), el mandatario francés forjó una nueva alianza con Estados Unidos. En la misma estrategia deben entrar gestos tan condenables como el bloqueo del espacio aéreo para impedir que el avión del presidente boliviano Evo Morales sobrevolara el territorio con la excusa de que en la nave presidencial viajaba el ex agente de la CIA y la NSA Edward Snowden. ¿Quién será la próxima víctima?

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