Dos atacantes suicidas hicieron detonar sus chalecos cargados con explosivos cuando una misa finalizaba en una de las principales iglesias cristianas en Pakistán. El estallido dejó al menos 78 muertos y más de 130 heridos, según manifestaron fuentes policiales. Cuando el encuentro religioso culminó, más de 600 creyentes salieron corriendo de la histórica Iglesia de Todos los Santos de Pe-shawar, ubicada en la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa, en el noroeste del país.

Los dos hombres primero abrieron fuego contra los guardias de seguridad que vigilaban la iglesia, matando a uno e hiriendo a otro. Luego, uno de los agresores se enfrascó en una pelea con uno de los miembros de la congregación. Con la policía en el lugar, uno de los hombres detonó los explosivos que llevaba adosados a su cuerpo. Enseguida, su compañero hizo estallar su chaleco en la entrada de la iglesia y un grupo de feligreses había alcanzado la puerta en su huida, informó el jefe de Policía, Mohammad Ali Babakhel, consultado por la prensa local.

En un comunicado, el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, se mostró conmocionado por el ataque, afirmó que los terroristas no tienen religión y que atacar a gente inocente va contra las enseñanzas del Islam y de cualquier fe. El Estado paquistaní tiene una relación ambivalente con estos movimientos extremistas y armados. Por un lado, Islamabad los fomentó y apoyó de forma clandestina para desestabilizar al vecino gobierno indio en la región de Cachemira, que ambos países se disputan hace décadas. Permitió también que la zona tribal sirviera de plataforma para desestabilizar a otro vecino, Afganistán. Pero, por otro lado, al anotarse victorias en los campos de batalla, estos grupos islamistas paquistaníes empezaron a cuestionar a las autoridades de su propio país y a demandar una mayor islamización del Estado y la sociedad. Por eso, pese a ser enemigos declarados del Estado paquistaní, las milicias islamistas y los grupos radicales ganaron poder en su país en las últimas décadas.

Después del atentado de ayer, personalidades como la ex ministra de Información y ex embajadora en Washington, Sherry Rehman, instaron al premier a abandonar la idea de negociar con los islamistas.