EL MUNDO › DE PROTECTOR A TRAIDOR DEL DICTADOR NORCOREANO
› Por David McNeill *
Era un miembro clave de la primera familia de Corea del Norte, un hombre considerado un regente del líder Kim Jong-un, pero en un giro dramático, digno de la serie de crímenes The Sopranos, entre los instigadores de la ejecución de Jang Song-thaek puede haber estado la mujer de Kim Jong-un. La decisión final de ejecutar a Jang, visto públicamente la última vez marchando custodiado por guardias armados durante una sesión especial del partido la semana pasada, probablemente fue hecha por Kim, su sobrino, y Kim Kyong-hui, su mujer, según varias fuentes.
La noticia de la ejecución de Jang fue acompañada por una serie extraordinaria de insultos, llamándolo “el traidor de todos los tiempos” y una “despreciable escoria humana” que era “peor que un perro”. Un informe de los medios del Estado, de 2700 palabras, de su juicio en un tribunal militar especial, el jueves, decía que había admitido planear la insurrección y una sarta de otros crímenes. “Permitió que entrara en nuestra sociedad el decadente estilo de vida capitalista al distribuir toda clase de imágenes pornográficas entre sus confidentes desde 2009.” El informe dijo que Jang llevaba una “vida depravada y había gastado al menos 4,6 millones de euros de los cofres del Estado en apuestas. La muerte de Jang es la purga de más alto nivel desde que Kim Jong-un heredara el poder de su padre Kim Jong-il en 2011 y ha dejado dividida la opinión sobre lo que significa. Muchos expertos dicen que Kim no tenía otra alternativa que remover a su poderoso, pero corrupto tío, si quería graduarse de joven pretendiente a dictador. “Tenía que irse”, dice el veterano de Pyongyang, Andrei Lankov. “Para comenzar a gobernar el país realmente, Kim tiene que sacarse de encima a la vieja guardia. Son tanto más viejos, tienen sesenta y setenta años, y él está en los treinta.”
Pero aun si la remoción de Jang fue una operación lógica, la violencia de su humillación pública y la forma de deshacerse de él fue muy inusual, acepta Lankov. “Una posibilidad es que se quisiera aterrorizar a todos, para mostrar que es joven pero alguien a quien temer, para mostrar que nadie es inmune”, dice. “También podría reflejar su animosidad personal hacia Jang. No le gustaba el hombre, que probablemente lo mandoneaba.”
Como con la mayoría de la elite de Corea del Norte, la información sobre Jang es incompleta. Bradley K. Martin, autor de Bajo el cuidado amoroso del líder paternal dijo, “tal como fue acusado, era un mujeriego y un abusador, acostumbrado a ser invitado a cenar y beber”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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