EL MUNDO › DECLARAN “ZONA PELIGROSA” BARRIOS DE HAMBURGO
Buena parte de Hamburgo (norte de Alemania) se encuentra sitiada por las fuerzas de seguridad luego de las protestas que se desencadenaron por el desalojo de un centro cultural. Los barrios de Altona, St. Pauli y Sternschanze, ubicados en el casco urbano de la ciudad y con una población de al menos cien mil personas, fueron declarados zona peligrosa por las autoridades para permitir a la policía actuar con discrecionalidad y darles potestad para parar, registrar y pedir documentación a cualquier persona que resulte sospechosa. En los últimos dos días se realizaron 400 allanamientos donde se incautaron objetos contundentes y pasamontañas y se efectuaron casi cincuenta detenciones, indicaron ayer fuentes policiales.
Esta medida fue adoptada después de los disturbios que tuvieron lugar luego de una manifestación organizada el 21 de diciembre en favor del mantenimiento del centro cultural Rote Flora, que iba a ser cerrado porque su contrato de alquiler había vencido. Cientos de jóvenes se enfrentaron a los agentes de policía en una batalla campal. Los disturbios fueron acompañados, en los días sucesivos, por varios ataques contra comisarías y vehículos de las fuerzas de seguridad.
Las autoridades hamburguesas reaccionaron dictando el domingo una suerte de estado de excepción en la zona donde se dieron los choques, lo que posibilita registros indiscriminados a cualquier persona. De este modo, la policía pretende impedir la defensa de militantes de izquierda de su centro cultural y que todo acabe en disturbios como los que se dieron, en la década del ’80, en varios edificios ocupados por jóvenes junto al Rote Flora.
La declaración de zona peligrosa precipitó las convocatorias en las redes sociales de “paseos” colectivos hacia las inmediaciones del centro cultural, en protesta por las acciones policiales. Las autoridades de Hamburgo, por su parte, no aclararon por cuánto tiempo piensan mantener este estado de excepción, pero señalaron que se tomarán las decisiones oportunas en función de la situación de seguridad.
“No le encuentro sentido a esta ‘zona de peligro’. Me parece que la policía sólo quiere que la gente tenga miedo. Lo único que da miedo en esa zona es la policía, no los manifestantes”, señaló Insa Holl, una vecina del barrio de St. Pauli, en diálogo con el enviado en Berlín del diario Público de España. Holl fue más allá y dio un ejemplo concreto para argumentar su posición: “Ayer se dio una situación con una mujer que no quería ser registrada por la policía, y la respuesta de los agentes me resultó muy violenta. La mujer acabó en el suelo y, al final, bajo custodia. Fueron unos treinta policías para una simple mujer. Me pareció exagerado”.
Los ocupantes del Rote Flora denunciaron, luego del desalojo del centro cultural, que tuvieron una gran cantidad de heridos entre sus compañeros por el uso indiscriminado de bastones, gas pimienta e hidrantes. La policía, por su parte, anunció que 16 policías tuvieron que ser hospitalizados debido a lo que calificaron como “los peores disturbios en años”. En las protestas también estuvo presente el rechazo al trato que las autoridades alemanas tienen para los refugiados. En este grupo, el más destacado es el de 300 subsaharianos procedentes de Libia, que sobreviven en la ciudad desde 2011 sin trabajo ni lugar de residencia. “Sentimos que mucha gente nos apoya, pero los políticos no quieren ofrecernos ningún tipo de solución”, señaló el ghanés Anane Kofi Mark. “En Italia nos dieron 500 euros para que nos fuéramos de allí, y ahora en Alemania nadie quiere hacerse cargo de nosotros. Desde entonces estamos durmiendo en la calle”, agregó.
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