EL MUNDO › LA VISITA DEL PAPA SERA ESENCIALMENTE RELIGIOSA
Serán tres días de mayo en los que Francisco evocará el reencuentro de católicos y ortodoxos y será ecuánime con los palestinos e israelíes. “El Papa subrayó expresamente el sentido religioso, de peregrinación y de plegaria de este viaje”, dijo Jean-Louis de La Vaissière.
› Por Elena Llorente
Desde Roma
Será un viaje esencialmente religioso, una peregrinación, insisten en subrayar en el Vaticano. La visita que del 24 al 26 de mayo realizará a Tierra Santa el papa Francisco, para recordar los 50 años de un encuentro que cambió las relaciones entre dos iglesias hermanas que durante diez siglos habían tenido pocos contactos y muy difíciles, será equilibrada y al parecer equidistante de todas las opciones políticas. Francisco estará sólo tres días en Tierra Santa. Uno en Aman, la capital de Jordania, donde según el cristianismo fue bautizado Jesús; otro en Belén, donde se supone que nació Jesús y que hoy está bajo el control de la Autoridad Palestina, y finalmente Jerusalén, capital histórica de Israel y donde Cristo vivió un tiempo predicando y por eso fue condenado por el gobernador romano Poncio Pilatos, crucificado y sepultado.
“En una atmósfera de alegría típica de estos tiempos navideños quiero anunciar que realizaré un viaje de peregrinaje a Tierra Santa desde el 24 al 26 de mayo, si Dios quiere”, dijo Francisco durante el rezo del Angelus, en la plaza San Pedro de Roma, a principios de enero. “El objetivo principal es conmemorar el histórico encuentro entre el papa Paulo VI y el patriarca Atenagora, que tuvo lugar exactamente el 5 de enero, como hoy, hace 50 años”, agregó.
Francisco será el cuarto papa que visita Tierra Santa después de Benedicto XVI en 2009, Juan Pablo II en 2000 y sobre todo de aquella primera visita histórica de Paulo VI en 1964, que Francisco quiere conmemorar porque significó el reencuentro de católicos y ortodoxos, que hasta ese momento se habían condenado mutuamente a la excomunión. Al principio del pontificado del papa Francisco, en marzo pasado, la máxima autoridad ortodoxa de la región, el patriarca Bartolomeo de Constantinopolis, lo había invitado a Tierra Santa cuando vino a Roma para saludarlo el día de su asunción. Pero el tema también salió a relucir en las conversaciones que Francisco mantuvo con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuando lo recibió en audiencia privada en el Vaticano a principios de diciembre.
“El Papa y el Vaticano han subrayado expresamente el sentido religioso, de peregrinación y de plegaria, de este viaje”, dijo a Página/12 un experto vaticanista francés, Jean-Louis de La Vaissière, que acaba de publicar el libro De Benoit a François, une revolution tranquille (De Benedicto a Francisco, una revolución tranquila, Ed Le Passeur). “De todas maneras, en Aman recibirá a un grupo de refugiados sirios y cenará con ellos, y no se descarta que pueda lanzar un nuevo llamado por la paz en ese país”, agregó De La Vaissière, que es también corresponsal de la Agence France Presse (AFP).
Francisco sigue muy preocupado por la situación en Siria, país al que dedicó en septiembre una jornada de plegaria por la paz, en la plaza San Pedro y en las iglesias de todo el mundo. “La paz se construye con la paz”, subrayó el Papa en ese momento. Y muchos creen que esa jornada y los pedidos del Papa influyeron en los acuerdos a los que luego llegaron Estados Unidos y Rusia para no invadir Siria y desencadenar más guerras, sino mandar expertos de la ONU para destruir su armamento químico.
Pese a que el canciller israelí Yigal Palmore dijo que el Papa será “muy bien recibido en Israel y tendrá la misma bienvenida cálida que recibieron sus predecesores”, otras fuentes hablan de un cierto desconcierto en el gobierno israelí por el hecho de que el Papa estará sólo un día en Jerusalén y no visitará ninguno de los centros o museos que recuerdan el Holocausto. En realidad, en Jerusalén el Papa principalmente se dedicará a una celebración ecuménica, con todas las iglesias cristianas de la ciudad y el Patriarca Bartolomeo de Constantinopolis, en la basílica del Santo Sepulcro, el lugar donde se recuerda la resurrección de Jesús. “Para mí el ecumenismo es prioritario”, había dicho Francisco en una entrevista con el diario italiano La Stampa.
“Es un viaje muy ecuánime, que respeta el equilibrio entre Palestina e Israel”, añadió De La Vaissière, recordando las palabras que el pontífice dijo sobre este asunto en su mensaje de Navidad. “Bendice (Jesús) la tierra donde elegiste venir al mundo y concede un resultado favorable a las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos”, dijo el Papa. En Belén, territorio bajo el control de la Autoridad Palestina, Francisco celebrará una misa y no se descarta que tenga conversaciones con sus autoridades. El presidente palestino Mahmud Abbas, según la agencia palestina Wafa, dio la bienvenida a la visita papal y expresó confianza en que “contribuya a aliviar el sufrimiento del pueblo palestino que aspira a la libertad, la justicia y la independencia”.
“Seguramente ustedes han entendido que mi viaje no ha sido sólo un hecho singular y espiritual sino que se ha transformado en un evento que puede tener una gran importancia histórica, el punto de partida de nuevos y grandes advenimientos que pueden beneficiar a la Iglesia y a la humanidad”, dijo Paulo VI a los fieles al retornar de Tierra Santa. Algunos creen que algo parecido podría suceder con el viaje de Francisco.
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