Mar 21.01.2014

EL MUNDO  › EE.UU. Y LA NEGATIVA DE IRáN A ACEPTAR PRECONDICIONES, EL PAíS PERSA NO IRá A LA CUMBRE SOBRE SIRIA

La ONU hizo una fallida invitación a Teherán

La reunión Ginebra II, que comienza mañana, es una oportunidad para detener la escalada del conflicto en Siria. La intransigencia de la ONU con Irán hace prever que los términos de la cumbre sean menos ambiguos de lo que se creía.

› Por Patrick Cockburn *

La reunión Ginebra II, que comienza mañana, es una rara oportunidad para detener la escalada del conflicto en Siria. Una invitación sorpresa de la ONU a Irán a asistir a la conferencia de paz generó un caos diplomático y la amenaza de boicot de la oposición siria. Estados Unidos también exigió que se retirara tal ofrecimiento. A última hora de ayer, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dio marcha atrás a la invitación, aduciendo que estaba “profundamente desilusionado” con la postura de Teherán de no aceptar las precondiciones establecidas en Ginebra I. La cumbre, arreglada con el fuerte apoyo de Estados Unidos y Rusia, es la única oportunidad disponible para detener la escalada o ponerle fin a la guerra civil en Siria.

Irán es el que más apoya al presidente Bashar al Assad y le ha suministrado armas, dinero y asesores militares durante los tres años del conflicto. Los críticos sostienen que mantener una conferencia de paz con algunos de los principales actores, como Arabia Saudita, pero no con otros, como Irán, no es realista y limitaría las oportunidades de lograr la paz.

Ban Ki-moon había dicho anteriormente que una conferencia exitosa “necesita de todos los actores en la mesa”, y señaló que el canciller iraní, Javad Zarif, le había asegurado que su país aceptaba que “el objetivo de las negociaciones es establecer por mutuo consentimiento un gobierno de transición con plenos poderes ejecutivos”.

La Coalición de Oposición Siria (SOC), el grupo político de oposición en el exilio que decidió por escaso margen durante el fin de semana asistir a las conversaciones, expresó su asombro por la invitación a Teherán. El brazo político de los rebeldes, que es la única parte de la oposición que planea ir a Suiza, amenazó con retirarse del encuentro si Irán asistía.

El Departamento de Estado de EE.UU. insistió anoche en que Ban retirara la invitación a Irán si los líderes de ese país no aceptaban primero ciertas condiciones, como la renuncia de Al Assad. La ONU anunció más tarde que había discusiones urgentes para asegurar que las conversaciones siguieran adelante. Sorprende que un diplomático tan prudente como Ban Ki-moon no haya hecho su oferta a Irán ante la presencia de funcionarios estadounidenses de alto nivel.

Sin embargo, no todos pensaban igual. Rusia dijo que no tendría sentido llevar a cabo una conferencia sin la presencia de Irán. El canciller ruso Sergei Lavrov afirmó que “no asegurarse de que todos aquellos que están directamente influenciados por la situación estén presentes, sería un error imperdonable”.

La intransigencia con Teherán supone que los términos bajo los cuales se llevará a cabo la conferencia de paz son menos ambiguos de lo que se pensaba. Estados Unidos y Rusia siempre han estado en desacuerdo desde la primera reunión en Ginebra en junio de 2012 sobre si la salida de Al Assad era un objetivo inmediato o una aspiración a largo plazo.

En la práctica, desde que controla casi todas la ciudades sirias y sus fuerzas están avanzando, aunque lentamente, es improbable que Al Assad acepte renunciar o compartir el poder con la oposición. Esto fue subrayado cuando el gobernante dijo en una entrevista ayer que podría buscar la reelección más adelante este año.

Al insistir en que la conferencia tenga lugar, Estados Unidos y Rusia han demostrado una determinación de terminar la guerra que no era evidente antes. El nuevo estado de ánimo de cooperación entre los dos países surge de su éxito conjunto en la eliminación pacífica de las armas químicas de Siria después que Estados Unidos y Gran Bretaña casi llegaran a lanzar ataques aéreos en septiembre pasado, en represalia por los ataques de gas venenoso en Damasco. La guerra civil involucra a muchos otros actores externos, especialmente a Arabia Saudita e Irán, que han estado confrontados desde el derrocamiento del sha de Irán en 1979.

Siria también se ha convertido en un campo de batalla de una profunda guerra religiosa entre sunnitas y chiítas que se está desparramando en Irak y el Líbano. Arabia Saudita y Qatar están más determinados en ver el fin de la guerra civil con la derrota de Al Assad que lo que están Estados Unidos y Europa Occidental, que temen cada vez más la expansión del islamismo jihadista y la creciente fuerza de los movimientos tipo Al Qaida en Siria e Irak. Los estadounidenses estuvieron particularmente sorprendidos cuando vieron al Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS) tomar control una vez más de Faluja, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad, de donde fueron sacados en una batalla por los marines de Estados Unidos en 2004.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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