EL MUNDO
› QUE ES Y COMO SIGUE AL-QAIDA TRAS LA CAMPAÑA INTERNACIONAL EN SU CONTRA
Atención, que Bin Laden sigue llamando
La organización Al-Qaida de Osama bin Laden fue golpeada por la guerra de Afganistán y la reacción occidental ante el 11 de septiembre, pero dista de haber sido desarticulada, según esta investigación de Página/12 y expertos antiterroristas.
› Por Eduardo Febbro
Página/12
en Francia
Desde París
Vivo o muerto y a pesar del desmantelamiento de sus bases militares erradicadas durante la guerra en Afganistán, Osama bin Laden y su red Al- Qaida siguen presentes. El miércoles pasado, un grupo que se proclama integrante de Al-Qaida atacó en Bagdad a una patrulla de militares norteamericanos. Los panfletos encontrados en el lugar del ataque fueron lanzados por los ocupantes del vehículo. Aunque este tipo de informaciones hay que tomarlas con pinzas luego de las manipulaciones de Washington, la Casa Blanca reveló la semana pasada que un responsable de Al-Qaida, actualmente arrestado, reconoció que la organización terrorista de Bin Laden recibió ayuda del régimen de Saddam Hussein con vistas a un “entrenamiento” con armas químicas y biológicas. El texto de Washington asegura que se trata de un importante miembro de Al-Qaida que fue responsable de los campos de entrenamiento de Bin Laden en Afganistán. El documento norteamericano, de 25 páginas, argumenta que Bin Laden y el jefe militar de Al-Qaida, Mohammed Atif, pensaban que los laboratorios de la red en Afganistán no serían capaces de producir armas químicas o biológicas y que, por consiguiente, era necesario recurrir a Irak.
Nada permite asegurar que no se trate de una nueva mistificación de Estados Unidos. Sin embargo, un hecho parece al menos demostrar la persistencia activa de la organización de Bin Laden: el atentado cometido el pasado 5 de agosto en Yakarta contra el Hotel Marriott, que dejó 14 muertos y 150 heridos, lleva la firma de la Jamaa Islamiya, la sucursal local de Al-Qaida en Asia. Los especialistas locales y europeos señalan que todos los recursos empleados contra el Hotel Marriott tienen “puntos de coincidencia constantes” con el atentado cometido en Bali en octubre del 2002 que dejó un saldo de 202 muertos. Los componentes de la bomba eran similares, es decir, una mezcla de pólvora negra y clorato de potasio agregada a una fuerte dosis de TNT. Otro de los elementos que sustentan los lazos radica en el hecho de que, según la policía indonesia, el Hotel Marriott se encontraba en una zona citada como “blanco potencial” en las notas encontradas en los domicilios de nueve miembros de la Jamaa Islamiya. Asimismo, la metodología es un calco de la de Bali: la bomba fue activada mediante un teléfono celular. Erwin Mappasent, uno de los responsables de la investigación, aseguró que “esta forma de proceder es similar a la de los atentados de Bali y al cometido contra la residencia del embajador de Filipinas”. El atentado de Yakarta fue reivindicado telefónicamente por un individuo que lo calificó como “una advertencia sangrienta” contra la presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, y los jueces que juzgan precisamente a los presuntos responsables del atentado de Bali, entre ellos el jeque Abu Bakar Baachir, jefe espiritual de la Jamaa Islamiya.
Según Rohan Gunaratna, investigador en el Centro de Estudios sobre el Terrorismo y la Violencia Política en la Universidad Saint Andrews de Escocia y uno de los grandes especialistas mundiales de Al-Qaida, “la Jamaa Islamiya es el único grupo que cuenta con las intenciones y las capacidades para perpetrar un atentado de gran envergadura en Indonesia. Ya lo hizo en cuatro oportunidades. Se trata ahora de un ataque en represalia con un objetivo muy claro: hacer saber que el grupo sigue con vida y que permanece activo”. A pesar de las severas amputaciones sufridas desde los atentados del 11 de septiembre con el arresto de decenas de sus miembros en Singapur, Malasia, Indonesia, Tailandia y Camboya, la Jamaa Islamiya probó una vez más que tiene los medios de actuar y golpear objetivos norteamericanos. Administrado por el grupo Marriott pero propiedad de un hombre de negocios indonesio, el hotel era el símbolo del incremento de los intercambios entre Indonesia y el resto del mundo.
Los servicios secretos occidentales afirman que la dirección del grupo, cuya ambición consiste en reunir los 250 millones de musulmanes del Sudeste Asiático en un amplio Estado islamista, se radicalizó aún más. Washington pareció estimar que el atentado de Yakarta no estaba dirigido “específicamente” contra los Estados Unidos. Interrogado por el vespertino Le Monde, Peter Brookers, especialista en Indonesia y miembro de la Heritage Foundation, estimó que el acto terrorista “está dirigido contra el gobierno indonesio. Una operación de este tipo puede afectar no sólo al turismo sino también las inversiones extranjeras con las consecuencias que ello puede acarrear en la economía. ¿Y Bin Laden? ¿Qué relación concreta existe entre este atentado y las amenazas que Al-Qaida lanzó contra Estados Unidos? En este sentido, Brookers considera que el atentado de Yakarta “no tiene relación alguna con las amenazas de Al-Qaida”. Según el experto norteamericano citado por Le Monde, la organización islamista indonesia “tiene relaciones” con la red Al-Qaida pero “no la obedece”. Brookers insiste en recalcar que la operación de Yakarta es como las organizadas en Ryad o Casablanca, es decir, “producto de conflictos políticos internos” antes que la consecuencia de una “estrategia terrorista” cuyo blanco sería Estados Unidos. Sin embargo, Rohan Gunaratna ofrece un punto de vista más matizado. El especialista de la universidad escocesa reconoce que “la Jamaa Islamiya tiene lazos cercanos con Al-Qaida, tanto en el plano ideológico como operacional. Desde 1991 la JI recibe fondos y muchos de sus miembros fueron entrenados en Afganistán por los hombres de Al-Qaida. En la actualidad, la organización de Bin Laden dispone de una pequeña presencia en el Sudeste Asiático, en Indonesia, el sur de Tailandia y el sur de Filipinas. Esas células de Al-Qaida colaboran estrechamente con la Jamaa Islamiya, la cual está igualmente presente en todas estas regiones. El jefe operacional de la JI, Hambali, detenido esta semana, cumplía dos funciones: comandante operacional de la Jamaa y miembro del comité militar de Al-Qaida. No caben dudas de que la red de Bin Laden estaba al corriente del atentado de Yakarta”.
La Jamaa Islamiya consta de poco más de 400 miembros. Sus principales fuentes de reclutamiento están en Indonesia, en los círculos de musulmanes jóvenes (de 16 a 30 años) de las villas miseria, las universidades y las escuelas coránicas. Pese a que todos los expertos señalan que la JI recibió abundantes fondos de Al-Qaida desde el atentado de Bali, el grupo fundamentalista indonesio dispone de sus propios recursos, que provienen de las donaciones y de las empresas que controla. La operación terrorista contra el Marriott de Yakarta viene a probar que el terrorismo de origen islámico se instaló en el paisaje mundial. Con 11 grandes ataques en el 2002, y cinco desde el pasado mes de enero, la estrategia decidida por Washington con el fin de “aplastar en el nido” a los cerebros y los financistas del terrorismo islamista enfrenta claros límites. Lo que parece también perder vigencia es el mito de una suerte de núcleo mundial del terror únicamente controlado por Al-Qaida. La bomba contra el hotel Marriott demuestra que existen redes locales que trabajan con independencia, que viven con sus propios medios, que deciden solas cuándo y cómo atacan y cuyos ejércitos se alimentan con las insatisfacciones locales, las frustraciones y la desigualdades sobre las que responsabilizan no sólo a Estados Unidos sino al conjunto del mundo occidental.
En suma, todo lo que generó el 11 de septiembre no ha perdido su vigencia. La diferencia radica ahora en que si los países de Occidente pueden defenderse medianamente de las amenazas terroristas, las acciones han ampliado su radio de acción. Rohan Gunaratna, autor del sobresaliente ensayo Al-Qaida, en el corazón de la primera red terrorista mundial, reconoce que la “organización de Bin Laden está muy debilitada. En octubre del año 2001 disponía de 4000 miembros y ahora no le quedan más que 800. Con todo, aún conserva la intención y las capacidades de organizar operaciones terroristas. Aunque todavía no lo logró, Al-Qaida busca atacar nuevamente a Estados Unidos y a Europa Occidental. Hasta que no lo logre concentrará sus acciones contra blancos norteamericanos y europeos –occidentales en general– situados en regiones como Asia, Medio Oriente y el Cáucaso. Los blancos probables son ahora centros económicos y lugares donde se concentran muchas personas. Esas redes no pueden atacar blancos militares y diplomáticos”.
Pakistán, Tailandia, Indonesia, Filipinas, Bangladesh, Kashmir, Yemen, Africa Oriental, Cáucaso, los elementos de “la base” fundada por Bin Laden están dispersos pero activos. Las condiciones que “desencadenaron” la venganza del millonario saudita no cambiaron. El terror se trasladó ahora a esas regiones del mundo donde los símbolos locales de la riqueza generada por los intercambios con Occidente conviven con los emblemas de la más profunda de las miserias.
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