EL MUNDO › DURO CRUCE ENTRE EL PRESIDENTE FRANCES Y SU ANTECESOR
Sarkozy declaró la guerra al gobierno francés, acusándolo de actuar como la Stasi, la policía secreta de Alemania del Este. Por su parte, Hollande le contestó que era “intolerable” comparar a Francia con Alemania del Este.
› Por John Lichfield *
Desde París
El ex presidente Nicolas Sarkozy declaró la guerra al gobierno francés ayer, acusándolo de actuar como la Stasi, la policía secreta de Alemania del Este, por conspirar con los magistrados para intervenir sus teléfonos. En su primera declaración pública desde que fue derrotado en las elecciones presidenciales de mayo 2012, Sarkozy escribió un apasionado y virulento artículo de dos páginas en el diario Le Figaro acusando al gobierno socialista de actuar como una “dictadura” y de “pisotear los derechos humanos”.
El artículo contiene explosivas revelaciones para los medios de comunicación franceses de que los jueces independientes, que investigan presuntas irregularidades financieras cometidas por Sarkozy, habían intervenido varios de sus teléfonos desde julio del año pasado. Las escuchas revelaron un supuesto intento del ex presidente de desbaratar investigaciones en su contra, que abarcan, entre otras cosas, una acusación de que él aceptó dinero del ex dictador de Libia, Muammar Khadafi.
Su público contraataque de ayer provocó respuestas igualmente virulentas del presidente François Hollande y miembros de su gobierno. Hollande dijo que era “intolerable” comparar a Francia con Alemania del Este. El ministro del Interior, Manuel Valls, dijo que Sarkozy estaba tratando de protegerse detrás de una pantalla de “rabia”. Otros políticos socialistas hablaban de la “berlusconización” de Sarkozy.
En el sistema judicial de Francia, los jueces de instrucción son independientes del gobierno. No hay evidencia de que los doce jueces de instrucción, incluyendo los dos que escuchaban al ex presidente, estuvieran bajo la influencia del gobierno. Sarkozy y sus partidarios insisten en que las escuchas sólo pueden haber sido inspiradas por la administración Hollande como parte de una “persecución política”.
En una carta de 2000 palabras al pueblo francés, que publicó ayer Le Figaro, pro Sarkozy, el ex presidente dijo: “Sé por la prensa que todos mis teléfonos han sido intervenidos durante ocho meses. La policía tiene todos los detalles de mis conversaciones íntimas con mi esposa, mis hijos y amigos. ¡Es fácil imaginar quién está leyendo las transcripciones! Esto no es un extracto de esa maravillosa película La vida de los otros en la Alemania del Este y las actividades de la Stasi. Esta no es la acción de un dictador en algún lugar en contra de su oposición política. Esto es Francia”.
Los ministros negaron que hubieran aprobado, ni que conocían, la intervención de los teléfonos de Sarkozy, pero han generado desconfianza por hacer declaraciones torpes y contradictorias. Sarkozy desestimó estas negativas ayer. “¿A quién creen que están engañando?”, se preguntó.
Una transcripción de varias de las llamadas intervenidas que se filtró esta semana pareció confirmar los informes anteriores de que Sarkozy intentó el mes pasado influenciar y obtener información secreta sobre el funcionamiento interno del más alto tribunal de apelaciones de Francia, el Tribunal de Casación. A cambio, Sarkozy se comprometió a obtener un puesto con una privilegiada jubilación en Mónaco para uno de los jueces de más alto rango en la corte.
Como resultado, ahora se enfrenta a un posible enjuiciamiento por “tráfico de influencias” e interferencia en el sistema judicial. Sarkozy dijo que las transcripciones filtradas se habían editado deliberadamente para dar la impresión de obrar mal cuando no era así.
Sobre la acusación de que el presidente Muammar Khadafi financió su exitosa campaña presidencial de 2007, dijo Sarkozy, “la guerra que libramos en Libia (en 2011) duró diez meses”, dijo. “Si Khadafi tenía la menor evidencia documental en mi contra, ¿por qué no usarla?”
En un pasaje fascinante, Sarkozy parece ofrecer un acuerdo informal con el gobierno desconvocar a los jueces y no presentarse nuevamente en 2017.
“Para todos los que temen mi regreso”, dijo Sarkozy en las últimas líneas de su artículo, “permítanme asegurarles que la mejor manera de evitarlo es dejarme vivir mi vida, simplemente, en silencio, al igual que cualquier ciudadano normal.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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