EL MUNDO › ENTREVISTA A ALBERT PONT SERRANO, PRESIDENTE DEL CIRCULO CATALAN DE NEGOCIOS
Lamenta que el Partido Socialista Obrero Español y algunos partidos pequeños hayan votado esta semana con los conservadores del Partido Popular para impedir el referéndum soberanista, previsto para el 9 de noviembre.
› Por Mercedes López San Miguel
El reclamo independentista de Cataluña viene sumando apoyos, como el del empresariado pequeño y mediano de esa región. Desde el Casal de Catalunya de la calle Chacabuco en Buenos Aires, Albert Pont Serrano, empresario y presidente del Cercle Català de Negocis (Círculo Catalán de Negocios), afirma con énfasis en diálogo con Página/12 que la consulta se hará pactada o no con España. “Nos estamos independizando de la oligarquía que gobierna España, de un modelo económico del que somos opositores.” Lamenta que el Partido Socialista Obrero Español y algunos partidos pequeños hayan votado esta semana con los conservadores del Partido Popular –del jefe de gobierno español, Mariano Rajoy– para impedir que se realice el referéndum soberanista, previsto para el 9 de noviembre.
Pont Serrano vino a la Argentina para dar charlas en el país sobre el asunto catalán desde la óptica de alguien que meticulosamente hace cálculos. “La independencia nos da la oportunidad al empresariado de, por primera vez en la historia, ser críticos de nosotros mismos y analizar qué conseguimos y qué nos falta. En cierta ocasión un diplomático español quiso menospreciar la industria textil catalana y dijo que ‘esa industria que hace paños de cocina’, y yo le dije que tenía razón. ¿Cómo puede ser que en el siglo XVIII Cataluña tenía fábricas de tejido de las Indias y superaba la industria textil inglesa, ya que la catalana estaba fundamentada en el algodón y la inglesa en la lana, y en el siglo XX hacemos trapos de cocina? El gran problema de la industria catalana es que ha estado centrada en un mercado muy pequeño –el español–, con una renta per cápita baja, de 18 mil dólares al año, siendo que Cataluña tiene al lado a Francia, con un renta per cápita de 40 mil dólares anuales. Nos equivocamos al pensar que España es el mercado natural de nuestros productos. Tenemos toda Francia, Bélgica, parte de Suiza, Italia a la misma distancia de cualquier punto de España.”
¿Qué sucede con grandes empresas como Repsol? Pont Serrano señala sin pestañear que las empresas no tienen ideología. “Repsol tiene la sede en Cataluña, pero la nacionalidad de la empresa es la de los accionistas y el director general. Los accionistas son de todo el mundo. Las empresas van a procurar que la sucesión sea pacífica y nos les afecte. En cambio, la pequeña y mediana empresa decimos que necesitamos cambiar el modelo económico, que no podemos estar pendientes de la economía especulativa, que tenemos que quitarnos de encima el culto a la desmesura. España construye aeropuertos y líneas de alta velocidad de ferrocarril por donde no pasa nadie, son inviables económicamente. Es que el negocio no está en que se usen, sino en construirlos, porque lo hacen construir a empresas amigas del gobierno. La actual crisis se debe también al tipo de modelo económico, del cual nosotros somos opositores. Nos estamos independizando de la oligarquía que gobierna España, de esas 20 o 30 empresas oligárquicas que viven de las subvenciones públicas, de las obras públicas, y aun cuando el negocio no va bien el Estado las rescata.”
El presidente regional, Artur Mas, de Convergència i Unió (CiU), es un político pragmático, un catalanista moderado; sin embargo, pareciera que no va a dar marcha atrás e instalará las urnas en noviembre. Tras el rechazo en el Parlamento español del martes pasado, Mas aseguró que a partir de este “no” doloroso, las instituciones catalanas buscarán la construcción de marcos legales para poder llevar adelante la consulta. Pont Serrano apoya su postura. “A finales de septiembre, el presidente Mas firmará la convocatoria del referéndum el mismo día que el Parlamento catalán apruebe una ley de consultas populares. Y sobre esa legalidad, Mas firmará el acta de convocatoria. El Tribunal Constitucional va a recurrir esa ley, pero el recurso no puede tener efecto retroactivo. La idea es hacer una consulta en conformidad con la legislación catalana. A mí no me preocupa el día 9, me preocupa más qué sucederá entre septiembre y noviembre. Se pretende poner a España entre la espada y la pared. Se pretende sacar el monstruo fascista que tiene dentro. En el momento en que España saque ese monstruo, pensamos que la comunidad internacional nos acompañará.”
Se podría acusar a Cataluña de ser insolidaria con otras regiones, al querer separarse en este momento crítico. Pero el empresario de traje mueve la cabeza a uno y otro lado. “Es un recurso muy fácil que usa el gobierno de Rajoy. Cataluña es la región que más ha aportado impuestos al gobierno español. De hecho, últimamente el déficit fiscal se sitúa en 16 mil millones. El problema es que el dinero que se recaudaba iba destinado a hacer infraestructuras inútiles. No es el hecho de que hayamos tenido que pagar más, es lo que se ha hecho con lo recaudado por nosotros. Con este dinero España perpetúa un sistema desigual; es decir, pagamos desigualdades sociales de carácter medieval. No podemos hacerle frente a los cuatro millones de pobres de Cataluña (en 2008 eran un millón y medio) porque ese dinero va a otras regiones, cuando los ricos de esas regiones están exentos de pagar los impuestos que sí pagamos nosotros. El Estado español es el Titanic que se está hundiendo.”
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