EL MUNDO › LOS REBELDES PRORRUSOS CONTROLAN EDIFICIOS OFICIALES EN VARIOS SITIOS DE UCRANIA
Horlivka es la última urbe en la que las instituciones del Estado han pasado a manos de los manifestantes. Los ultimátum de Kiev fueron ignorados y el gobierno ucraniano pidió apoyo militar de la ONU.
› Por Kim Sengupta *
El oficial Nicolai Kochergin se quedó mirando el teléfono durante unos segundos antes de contestarlo. “Se trata de un accidente –se encogió de hombros, poniendo la mano sobre el micrófono–, no todo el mundo sabe lo que está pasando aquí.” Luego se sentó y comenzó a tomar nota de los detalles de la persona que llamaba.
En un pasillo corto, la zona de recepción de la comisaría estaba cubierta de vidrios rotos. Los archivos estaban esparcidos por el suelo, una computadora estaba tirada en el piso rodeada de piedras que habían destrozado todas las ventanas, delanteras y traseras. Un montón de hombres con pasamontañas estaban planeando una marcha hacia la oficina del alcalde; unos seis oficiales de uniforme azul parecían agotados, algunos tirados en sillas, otros apoyados contra la pared.
Esta era la escena en Horlivka, la última ciudad de una decena en la que las instituciones del Estado han pasado a manos de los separatistas prorrusos; como dominós cayendo en la parte este de Ucrania, con un gobierno aparentemente impotente en Kiev emitiendo ultimátum tras ultimátum ignorados por los hombres armados, que ahora pasan por una buena racha.
El presidente interino del país, Oleksandr Turchynov, acusó ayer a los agentes de policía de la región de ser “lamentablemente incapaces de proteger a los ciudadanos de Ucrania y de combatir las manifestaciones de terrorismo y el separatismo”. Esto, según él, era porque habían sido reclutados por Viktor Yanukovich, el presidente derrocado en el levantamiento que comenzó en el Maidan. Mykola Velichkovych, el viceministro del Interior, se hizo eco: “En el Este ya hemos visto numerosos actos de sabotaje cometidos por la policía, nos han defraudado”. Sin embargo, el gobierno de Kiev sigue hablando agresivamente, como lo hizo mientras perdía Crimea –territorio que se anexó a Rusia en marzo–: varios ministros han anunciado que una “operación antiterrorista” estaba en marcha. No se vio ningún signo evidente de eso, sino que, uno supone, ésa es la naturaleza de algunas de estas misiones.
Hubo informes de que un convoy de la Guardia Nacional, la fuerza formada con un núcleo de manifestantes del Maidan, el centro de la revuelta que llevó al gobierno de Kiev al poder, estaban en camino desde la capital. No queda claro, sin embargo, cuánta fe tiene Turchynov en sus tropas. Según su sitio web oficial, el presidente ucraniano telefoneó al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para pedir que el cuerpo de paz de la ONU mantenga “operaciones antiterroristas conjuntas” con sus fuerzas. Uno puede suponer que Turchynov no tiene mucha idea de lo que los pacificadores de la ONU hacen exactamente. En todo caso, el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad echaría por tierra cualquier misión que no le guste al Kremlin.
Moscú también estaba considerando una apelación. Provenía de los separatistas que se habían apoderado de la estación de policía de Slovyansk. Ellos buscaban la protección de las fuerzas armadas de Ucrania. La protesta en la ciudad todavía tiene que enfrentar cualquier ataque de Kiev, que puede llegar. La única muerte hasta el momento había sido de un oficial de las fuerzas especiales de Ucrania, al que el domingo le dispararon separatistas armados, en lo que fue el primer enfrentamiento armado de la confrontación.
A pesar de las críticas de Turchynov sobre la policía heredada de Yanukovich, los oficiales en Horlivka resistieron durante mucho tiempo contra una multitud con varios cientos de hombres enmascarados en la vanguardia. El jefe de la estación, Andrei Krischenko, estuvo personalmente involucrado en una pelea con un joven que intentaba levantar la bandera rusa en un balcón. El manifestante cayó al suelo, según sus amigos, con el cuello roto.
El comandante Krischenko también se lesionó (sufrió cortes en la cabeza) y fue llevado en una ambulancia. “Permitimos que eso sucediera, él no estaría herido”, dijo más tarde Andrei, uno de los líderes separatistas dentro de la estación. “Somos hombres disciplinados, pero la multitud afuera estaba muy enojada, realmente no se podía culparlos después de lo ocurrido: lo habrían ahorcado si lo atrapaban.”
Al jefe se le había pedido varias veces en las últimas 24 horas que cambiara de bando con sus hombres o entregara la estación, pero se negó a hacer cualquiera de las dos cosas. ¿Era corrupto o ineficiente, poco popular con los residentes? “El jefe anterior, Panaichik, era realmente corrupto, pero este hombre sólo ha estado aquí dos semanas, enviado por Kiev”, dijo Andrei. ¿Era considerado un agente de la nueva administración? “No tenemos ninguna prueba de ello. Al final, le pedimos que se uniera a la gente o simplemente que se fuera, y él se negó. Así que tuvimos que tomar acción directa.”
Los manifestantes pro Moscú afirmaron que varios policías ya se han unido a ellos. Los que estaban adentro no se veían muy entusiasmados, pero negaban firmemente que hubieran sido coaccionados. La elección del oficial Kochergin era bastante simple: “Yo soy parte de un equipo que coordina en la zona; estamos aquí para atender las llamadas, cualquiera sea la situación política. Las personas dependen de nosotros, no podemos defraudarlas. Voy a seguir trabajando mientras me lo permitan”.
¿Qué les depara el futuro a él y a sus compañeros de trabajo? “Realmente no lo sé, no tenemos idea de lo que pasa en Kiev...” En ese momento, un hombre vestido de civil informal entró y le dio instrucciones de no decir nada más. El hombre me dijo, muy educadamente, que el oficial tenía que seguir con sus tareas, “hay mucho trabajo por hacer”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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