EL MUNDO
› TRES BAJAS TRAS UN ATAQUE CONTRA UN CONVOY EN EL SUR DE IRAK
La poli británica cayó emboscada
Las muertes de los tres británicos llegan en un momento delicado para las fuerzas ocupantes, tras el atentado a la ONU.
Tres soldados británicos murieron ayer y otro fue herido en un ataque en Basora, al sur de Irak, a días de que el primer ministro británico, Tony Blair, declarara ante un juez por la muerte del científico David Kelly, que supuestamente acusó a su gobierno de haber exagerado el argumento para justificar la participación de Gran Bretaña en la guerra. Las bajas por “fuego enemigo” toman una nueva significación tras el atentado del martes contra la sede de la ONU en Bagdad.
Según un portavoz militar, los soldados atacados integraban un convoy que patrullaba la ciudad cuando se vieron atrapados en una emboscada tendida por un grupo de hombres armados que iba a bordo de otro vehículo.
El efectivo herido fue trasladado a un hospital militar, y el ejército británico inició una investigación sobre el incidente, que constituye el peor ataque contra sus fuerzas en Irak desde junio pasado, en que otros seis soldados británicos murieron en la otra ciudad cercana a Basora. Los tres uniformados pertenecían a la policía militar, según informó el Ministerio de Defensa británico.
Testigos iraquíes aseguraron que el conductor británico resultó alcanzado y perdió el control del vehículo, con el que atropelló e hirió a una mujer iraquí y a dos niños para después chocar contra un edificio.
Paralelamente a este ataque, un funcionario de la Cancillería británica reveló que la embajada del Reino Unido en Bagdad fue evacuada el miércoles pasado por una amenaza de bomba, un día después de que un coche bomba volara la sede de la ONU en la capital iraquí y matara a 23 personas, entre ellas el enviado especial de la ONU Sergio Vieira de Mello. Naciones Unidas redujo sensiblemente su personal en la capital iraquí tras el ataque, pero sus empleados remanentes, unos 200, reanudaron ayer sus tareas en el mismo hotel Canal de Bagdad semidestruido por el atentado.
Desde la caída de Bagdad e incluso desde que se declarara el fin de la guerra en Irak, atentados y ataques contra las fuerzas de ocupación angloestadounidenses y otros objetivos políticos y hasta civiles están a la orden del día. Al menos 65 soldados norteamericanos murieron en ataques desde que el presidente George W. Bush anunció el fin de las principales operaciones militares en Irak, el 1º de mayo pasado, así como 10 efectivos militares británicos.
Pero las muertes de los tres soldados británicos llegan en un momento sumamente delicado para el gobierno de Tony Blair, que debe comparecer el jueves ante el juez lord Hutton que investiga el supuesto suicidio del microbiólogo David Kelly, experto en armas de destrucción masiva iraquíes y ex asesor gubernamental.
A todo esto, el administrador civil de Irak, el estadounidense Paul Bremer, reconoció que Estados Unidos ha sido incapaz, hasta el momento, de reconstruir las infraestructuras en el país y proporcionar los servicios mínimos a la población iraquí. “Los ataques diarios contra las tropas norteamericanas se concentran en la zona entre Bagdad y la ciudad norteña de Tikrit, cuna del partido Baas, y no se han extendido a otras zonas, a excepción de una emboscada contra militares británicos en Basora que se cobró hoy la vida de tres británicos”, añadió. “La mayor dificultad a la que se enfrentan las tropas es la porosidad de las fronteras de Irak debido a su longitud y problemas topográficos”, explicó.