Por segunda vez en una semana, las autoridades de Colombia informaron que frustraron un atentado de presuntos guerrilleros contra el presidente Alvaro Uribe. El mandatario reveló que ayer iba a ser atacado en el municipio de Puerto Asís, en el sureño departamento de Putumayo. Al iniciar un consejo comunal en esa localidad, a 700 kilómetros al suroeste de Bogotá, Uribe sorprendió a la concurrencia denunciando el complot para asesinarlo “por órdenes de la guerrilla desde la selva”.
“A todos estos milicianos de Putumayo, a los que estaban pensando hacer un atentado esta mañana, como oportunamente lo supimos, por órdenes de la guerrilla desde la selva, los invitamos a que desistan, a que se desmovilicen”, dijo el presidente de línea dura con la insurrección. Al señalar que se dirigía a esos rebeldes urbanos, Uribe sentenció que “el terrorismo nunca triunfa” y les advirtió que debían entregarse a las autoridades y someterse a un proceso de desmovilización o, “de lo contrario, tarde o temprano van a caer presos”. El mandatario tuvo que retrasar su llegada a esa aldea por informaciones que tenían las autoridades sobre la presencia de milicianos de grupos armados ilegales.
Uribe aseguró que “todas esas amenazas” descubiertas en trabajos de inteligencia militar lo obligaron a tomar medidas adicionales de seguridad que retrasaron el inicio del consejo comunal en Puerto Asís. Aunque no mencionó a qué grupo rebelde atribuía el complot para asesinarlo, en Putumayo, región fronteriza con Ecuador y Perú, tienen una fuerte presencia las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal guerrilla colombiana. Putumayo es una de las regiones más conflictivas de Colombia, con presencia de las principales organizaciones ilegales armadas y del narcotráfico, que “tomaron” esa región para la siembra de cultivos de hoja de coca.
Hace una semana exactamente, supuestos rebeldes de las FARC dispararon contra un grupo de helicópteros, uno de los cuales trasladaba al presidente a la población de Granada (noroeste), obligándolo a regresar a una base militar. Sin embargo, Uribe, al igual que ayer en Puerto Asís, no desistió de su visita a Granada –semidestruida en diciembre de 2000 por un ataque de las FARC– y desde allí, cuando regresó, en un tono desafiante, calificó el hecho como “un nuevo acto de desespero” de esa guerrilla.
El mandatario reiteró que su decisión es “acabar” con el terrorismo y la violencia en este país. Cuando se celebraba el primer aniversario del gobierno de Uribe, el pasado 7 de agosto, el ejército reveló que un plan para atentar contra el presidente fue discutido en una reunión de líderes de las FARC celebrada recientemente en un lugar entre de los departamentos de Boyacá (centro) y Casanare (este).
No obstante el peligro que, según las autoridades, suponen los desplazamientos del mandatario por el interior del país, éste ha dicho que seguirá adelante con sus consejos comunales, que preside cada semana y que a la fecha suman una treintena.