La visita del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a Caracas tuvo de telón de fondo el tema del referéndum revocatorio del mandatario Hugo Chávez. Lula tomó distancia y dijo que era “un asunto interno” venezolano. Luego, un poco ambivalente, abogó por “la institucionalidad” en Venezuela. Lula, bajo cuya iniciativa se creó el grupo de países que buscaron una solución pacífica a la crisis política de Venezuela, señaló que “la Constitución venezolana ha previsto, pasada la mitad del mandato, un referendo revocatorio. Y un tribunal que lo vaya a reglamentar”, señaló.
“Antes que se iniciase mi mandato presidencial, nos dispusimos a cooperar con Venezuela, para que el país venciese las dificultades que enfrentaba. Dimos nuestra colaboración material y buscamos concertar acciones políticas internacionales que lograsen la concordia entre los venezolanos, evitando inmiscuirnos en asuntos internos”, expresó Lula.
Insistió que “esos criterios orientaron nuestra iniciativa, en acuerdo con su gobierno, de proponer el Grupo de Amigos de Venezuela (Brasil, Chile, Estados Unidos, México, España y Portugal)”. El presidente de Brasil se congratuló de que se disiparan los fantasmas golpistas.
Ante la puja de la oposición venezolana que afirma que Chávez busca eludir un referendo revocatorio previsto constitucionalmente, el mandatario brasileño dijo que las firmas opositoras que pueden hacerlo posible (20 por ciento de un universo de casi 12 millones de votantes) “deben normarse con reglas claras, para que cada persona que vaya a firmar un libro sepa qué va a firmar”. La oposición venezolana presentó el pasado miércoles más de tres millones de firmas a favor de la consulta, recogidas el último febrero, que ahora deberán ser validadas por el nuevo, Consejo Nacional Electoral.