EL MUNDO › DECLARO QUE FILTRO SECRETOS PORQUE SUS SUPERIORES IGNORARON SUS ADVERTENCIAS
Mientras el ex espía busca defender su imagen pública, el secretario de Estado Kerry recordó a los estadounidenses la opinión del gobierno de que Snowden no es sólo un traidor, sino que sus acciones han tenido consecuencias graves.
› Por David Usborne *
Un año después de que Edward Snowden filtrara documentos secretos exponiendo el aparato de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA), el debate sobre la forma en que debe ser considerado –traidor venal o denunciante patriótico– ha tomado un feroz nuevo giro, con cada lado acusando al otro de decir verdades a medias.
Es una batalla de propaganda muy inusual que se reavivó la semana pasada con una entrevista que Snowden dio a NBC News. Afirmó que trabajó como espía para la NSA y no como un analista y, más importante, que decidió entregar los materiales secretos sólo después de que intentó transmitir su preocupación sobre las prácticas de espionaje a sus superiores, pero que fue en vano.
Si bien no llamándolo mentiroso exactamente, la NSA dijo que había encontrado un solo correo electrónico de Snowden antes de que se fugara y que se limitaba a una pregunta a la oficina legal de la agencia acerca de la comprensión de órdenes ejecutivas presidenciales versus la ley establecida. “El email no formulaba acusaciones o inquietudes acerca de infracciones o abusos”, dijo la NSA rotundamente en un comunicado.
Así, la cuestión se está convirtiendo rápidamente en un callejón sin salida de “él dice, ella dice”, que es improbable que aclare nada. En otra declaración publicada ayer por el diario The Washington Post, Snowden, de 30 años, sugirió que la presentación de la NSA de los registros era “incompleta” o “hecha a medida”, implicando que la agencia está reteniendo otros correos electrónicos o misivas que él dirigió hacia sus jefes o que no hizo lo suficiente para encontrarlos.
Esta fue la primera vez que la NSA consideró necesario hacer públicas las comunicaciones internas que tuvo con Snowden antes que huyera el 20 de mayo del año pasado a Hong Kong. Pero mientras que el resultado de esta lucha claramente le importa a la agencia, lo que está en juego para Snowden es mucho mayor, si alguna vez espera poder emerger de su escondite en Rusia y buscar una reivindicación, en lugar de la prisión, en Estados Unidos.
Mientras que a Snowden le preocupa su imagen pública, también se deberían preocupar los periodistas que de él recibieron los materiales y los pusieron en la esfera pública. Ellos se han visto recompensados con un premio Pulitzer compartido. Pero Glenn Greenwald, ex integrante de The Guardian, fue blanco del oprobio en una crítica literaria de The New York Times, la semana pasada, de su libro recién publicado de las filtraciones, No Place to Hide (Ningún lugar para ocultarse).
Escrito por el veterano comentarista Michael Kinsley, la crítica no sólo acusó a Greenwald de aparentar ser “desagradable”, también le recriminó por asignar a los periodistas el derecho de publicar los secretos del gobierno sin importar las consecuencias. “No puedo ver cómo podemos tener una política que autoriza a periódicos y periodistas a perseguir y publicar los fallos de seguridad nacional que pueden encontrar”, escribió Kinsley. “Esto no es Pascua y éstos no son los huevos. Alguien va a decidir qué se puede publicar y ese alguien no puede ser Glenn Greenwald.”
Así se desató una subtrama del drama más amplio con otras voces defendiendo a Greenwald, incluyendo la propia defensora del lector de The New York Times, Margaret Sullivan. “Hay mucho acerca de esta pieza que es indigna de los altos estándares de la crítica de libros”, dijo. “El tono burlón sobre Greenwald, por ejemplo; se lo llama un ‘intermediario’ en lugar de un periodista y se lo describe como un ‘aguafiestas santurrón’”.
Para el gobierno de Estados Unidos, el trabajo de contrarrestar las afirmaciones de Snowden la semana pasada cayó primero sobre John Kerry, el secretario de Estado, quien no le dio ningún margen. “El debería portarse como un hombre y regresar a Estados Unidos si tiene una queja sobre lo que le pasa a la vigilancia de Estados Unidos”, le dijo a CBS News. “¡Vuelve aquí y defiende nuestro sistema de justicia!”
Y Kerry trató de recordarles a los estadounidenses la opinión del gobierno de que Snowden no es sólo un traidor, sino que sus acciones han tenido consecuencias graves. “La verdad es que ha dañado a su país muy significativamente, en muchas, muchas formas”, dijo. “Le ha hecho daño a la seguridad operacional. Les dijo a los terroristas lo que ahora pueden hacer para poder evitar la detención, y me parece triste y vergonzoso.”
La prioridad para Snowden seguramente seguirá demostrando que efectivamente levantó banderas rojas con sus superiores sobre las prácticas de vigilancia en Internet y de escuchas telefónicas de la NSA –sus revelaciones más adelante provocarían un debate nacional e internacional sobre el alcance adecuado de las escuchas telefónicas a los ciudadanos por los gobiernos y para desencadenar las reformas importantes de la propia NSA– y que se encontró con una pared de ladrillo. Sólo de esa manera puede virar de traidor a topo.
“Si la Casa Blanca está interesada en toda la verdad, en lugar de la filtración a medida e incompleta de la NSA hoy como una ventaja política, se requerirá que la NSA les pregunte a mis ex colegas, a la gerencia y al equipo de liderazgo de alto nivel sobre si yo, en algún momento, planteé las dudas acerca de las actividades de vigilancia inconstitucionales impropias de la NSA”, le dijo al Post. “No tomará mucho tiempo recibir una respuesta.”
“La verdad es que hablé de tales preocupaciones, tanto verbalmente como por escrito, y en varias ocasiones, como lo hice siempre, y como lo negó siempre la NSA.” En su comunicado, la NSA sugiere que de hecho ha buscado cualquier comunicación de Snowden en aquel momento y que no encontró nada. “Hay numerosas vías que Snowden podría haber utilizado para plantear otras inquietudes de denunciantes. Hemos buscado indicaciones adicionales de él en esas áreas y hasta la fecha no hemos descubierto ningún compromiso relacionado con sus afirmaciones”, dijo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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