Quinientos jóvenes detenidos en cárceles de los Estados Unidos, condenados a prisión perpetua cuando eran menores de edad y sin posibilidades de acceder a la libertad condicional, le escribieron cartas al papa Francisco, quien se declaró “profundamente” conmovido por los relatos. Bergoglio pidió que recen por él así como él lo hará por ellos. La situación de los menores condenados a perpetua en ese país dio pie a numerosos reclamos de organismos internacionales de derechos humanos.

Los quinientos jóvenes, en su mayoría de origen hispano, escribieron cartas en las que relatan sus vidas, según publicó el periódico de los jesuitas American Magazine, en una nota que fue citada por la agencia ANSA. Las cartas fueron reunidas por el capellán penitenciario y director ejecutivo del Jesuit Restorative Justice Initiative, Michael Kennedy.

“Leí las cartas que usted me hizo llegar gentilmente de cada ángulo de Estados Unidos, de parte de centenares de muchachos condenados en tan joven edad a cadena perpetua sin la condicional”, respondió el Papa, en su respuesta al capellán. Y agregó que “sus historias y el pedido de éstos de que esta forma de sentencia sea revisada a la luz de la justicia y de la posibilidad de una reforma y rehabilitación me conmovieron profundamente”.

La condena a cadena perpetua a menores de edad por delitos diferentes del homicidio es denunciada por distintas organizaciones de derechos humanos, que señalan que Estados Unidos es el único país del mundo que aplica semejante pena en esos casos. Debido a las reiteradas denuncias sobre esta situación, en los últimos años algunos estados, como California, eliminaron las condenas a prisión perpetua a menores.

“Me conmoví mucho al leer las cartas de los jóvenes, por favor dígales que rezo por ellos al Señor Jesús, que ama a cada uno de ellos con todo su corazón”, escribió el pasado 12 de abril el papa Francisco al capellán de una cárcel juvenil de Los Angeles, donde los reclusos cumplen penas a prisión perpetua, según publicó el diario español ABC.

Varios de los jóvenes condenados a prisión de por vida, en su mayoría hispanos, escribieron cartas al Papa al enterarse de que el día 28 de marzo iría a celebrar los oficios de Jueves Santo y a lavar los pies a doce reclusos y reclusas de la cárcel juvenil de Roma.

Los jóvenes presos norteamericanos de la cárcel Barry J. Nidorf, en Sylmar, al norte de Los Angeles, recibieron ese mismo Jueves Santo la visita de doce novicios jesuitas que lavaron los pies a doce detenidos.

Uno de los jóvenes, según el diario, escribió: “Querido papa Francisco, creo que eres un hombre humilde. Cuando leas esta carta habrás lavado los pies de otros chicos como yo. Te escribo esta carta porque me das esperanza”.

En su carta al padre Kennedy, el Papa pide a los jóvenes que le escribieron que recen por él y concluye enviándoles su bendición “con gratitud y cariño”.